Antes de leer alguna entrada de "Cierto personaje acusado de alta traición":

8 de septiembre de 2012

Sobreviví al disturbio [Parte V]

Gran parte de la borrachera se me pasó en el camino, estaba lúcida para memorizar el camino -teniendo en cuenta que era bastante largo. Al llegar me sirvieron vino, sin preguntarme antes, sin mediar ninguna palabra. Fingí que bebía, dije cosas que quizás no debí; creo que es tarde para retratarme, sin embargo, lo escribo (soy idiota). Me dolía la cabeza, creo que era el mismo dolor que tenía cuando llegué a Santiago, esa lejana madrugada, el día anterior; era el cansancio pateando el lado izquierdo de mi cabeza, rogando que durmiera o, por último, que descansara sentada. Fumaba como carretonero, creo que fumaba para no dejar que mi cerebro se durmiera estando yo de pie. Detrás de mí, en un sillón bastante amplio dormían mis acompañantes -digo, mis acompañantes serenenses- se veía que a todos nos hacía falta esa siesta perfecta. Me agarré a indirectas con una muchacha (creo que al día siguiente alguien me dijo que era la novia de uno de nuestros anfitriones), le dije que los fideos se le pasarían, ella dijo que acababa de verlos y estaban duros -el suave tacto de un fideo retorcido con su mano me dio la razón. No quería comer, en serio, no era por los fideos o porque ella los hubiese preparado, era porque tenía el estómago lleno de alcohol y humo, no tolero comer mientras bebo. Mi cabeza reía, la muchacha se sintió bastante ofendida, creo que le debo una disculpa "de las buenas", algún día, cuando la vea y podamos conversar de mujer a mujer (aunque no buscaré esa conversación).

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