Antes de leer alguna entrada de "Cierto personaje acusado de alta traición":

13 de octubre de 2020

Planta un árbol, ten un hijo, escribe un libro.

No me gusta el dicho y a nadie debería: vivimos la época en que todo es desechable y corto. Cada premisa en el dicho quiere promover, de modo amplio, la idea de trascendencia y estamos condenados: no hay vuelta atrás. 

Planta un árbol para que te sobreviva, para que esté sobre la tierra. Cómpralo por ahí y prueba escoger un lugar bonito, haz un agujero y jódete más la espalda. Cuida de él o déjalo a su suerte o en manos de otros. Ese árbol quizás hace cien años podía sobrevivir aunque nadie lo cuidara; anda ahora a plantar uno a lo loco y se muere en un tris trás. No queremos árboles longevos, queremos los que crecen rápido y provocan alergias estacionales, los que crecen en espacio absurdos en medio de aceras estrechísimas, los que se pueden arrancar fácil para reformar la ciudad. Queremos árboles para talar y procesar. Queremos árboles que no queremos visitar en la vejez porque el árbol es lo menos importante y en tu vejez se te olvidará.   

Ten un hijo para que te sobreviva, para que esté sobre la tierra. Para traerlo a romperse el lomo junto a la descendencia infeliz que le es contemporánea. Tenlo por ahí, por casualidad u, ojalá, deseado. Cuídalo para que cuide de ti y hable de ti y muestre las fotos que subiste a las rrss alrededor del 2020. Tenlos para que no te digan egoísta, tenlos para enseñarles lo que quisiste que tus padres te enseñaran. Muéstrales qué y cómo odiar, diles que el helado frito es rico y comer insectos será natural cuando sea mayor. Ruega de noche que no meta la pata y que no se dé por vencido, que no baje los brazos, que camine junto a otros y que ame. No le prohíbas, porque terminará haciéndolo "a la mala". Enséñale que el amor es importante, enséñale a vivir y luego muere para que hable de ti y de lo que le enseñaste.    

Escribe un libro para que te sobreviva, para que esté sobre la tierra. Mentira, jodida mentira. Hay libros que se olvidan incluso con el autor vivo. No tiene sentido sacarlo por sacarlo, pero tampoco tiene sentido sacarlo aunque estés convencido. El papel se bota a la basura y los libros terminan siempre en la basura, más temprano que tarde -especialmente si es de un escritor local-. No te atormentes, no vale la pena. 

Compra un árbol: eso es fácil, viene listo. Procura cuidarlo o se muere.
Ten un hijo: eso es fácil, sólo nace. Procura amarlo.
No escribas. 

¿Qué me sobrevivirá si no planto, no tengo y no escribo? 

11 de octubre de 2020

Perdón que me emocione (no, mentira).

Otra vez pensando en el encierro. Otra vez en la incertidumbre e intentando no irme en la profunda porque sé que hay otros en peor situación. 
A pesar de ser enemigo de la rutina y la disciplina, he pensado en que es necesario un orden; bajo las circunstancias es necesario asirse a algo. Lo he evitado por mucho tiempo, décadas en que he escapado de hacer actividades con horarios determinados. Como si me da hambre, duermo si siento sueño, me recreo si necesito distraerme: esa fórmula funciona en tanto esté relativamente bien, en la medida en que siento que hago algo útil y debo hacerlo porque es parte de mi trabajo. No se trata de evitarlo porque me sea difícil -pues resulta que soy buena en tareas repetitivas-, se trata de que hay tiempos en que exploto y me voy a la chucha; soy capaz de abandonar cualquier cosa cuando me pierdo y si estoy sola es más fácil explotar en paz y que la responsabilidad de ese abandono de actividades sea tomado por mí -cueste lo que cueste-. 
Después del verano exploto, cada verano después de la feria del libro y me recupero después de septiembre, quizás porque me recuerda que he estado viva otro año completo. Cansancio, mucha calle, gente y horarios: me mata todo junto y, al finalizar el verano, detenerme a tomar aliento significa morirme un buen rato. Cero actividad, cosas que hacer arrastradas desde el verano, devolver y cuadrar la vida, desaparecer un buen rato y morirme unos meses.
De repente quisiera disculparme con todas las personas que me han pasado pegas y a las cuales no he devuelto ni una llamada; estoy en eso, aunque me tomaré mucho tiempo. De repente quiero llorar o pienso en que sería una buena ocasión de hacerlo, pero no he podido llorar... ni recuerdo cuándo fue la última vez.  

Dar la espalda [Parte III]

*Final*
Si me preguntas, poco pasado tengo y aquello que sí creo propio ha desaparecido con las personas a las cuales conocí en alguna oportunidad -por casualidad o por cercanía-. Desaparecí de la vida de mis compañeros escolares, desaparecí de la vida de mis compañeros universitarios de dos carreras, desaparecí de la vida de las primeras personas que conocí y que, creía, tomaban la literatura en serio. 
No me cuesta dar la espalda cuando siento que no quiero algo, me es fácil decir "no" cuando entiendo que no soy bienvenida o cuando creo que la gente no valora quien soy o me trata como un estropajo cuando yo soy una persona. No aspiro a que la gente me tenga en alto estima o que esté dispuesta a dar todo por mí, simplemente que me traten de modo amable o me ignoren, y me basta. Espero, de quien me ame, que me escuche y me deje llorar en paz cuando lo necesito. No quiero que la gente sienta compromisos conmigo, de ningún tipo, por muy cerca que esté, aunque me ame. Dar la espalda es algo que hago y que siempre considero como opción; hay más personas con las cuales relacionarse, hay más gente con la cual puedes conversar y entablar relaciones. 
Hay constantes y hay elementos disruptivos, hay aciertos y tropiezos. Hay diarios y hay cartas para ver el pasado y recordarlo como propio, aún cuando ya no lo siento mío. Durante un tiempo he sentido que "el hacer" es equivalente a un absurdo, todo lo que hacemos terminará en la basura y no hay mucho que podamos cambiar. Quizás lo único que vale la pena es hacer "cosas" intangibles, preocuparse de conversar con las personas o de reconfortarlas, compartir emociones o sentimientos: no lo sé. Recuerdo mis libretas hechas a mano y me pregunto si alguna de ellas terminó en la basura. Recuerdo mis plaquettes y me pregunto cuántos de ellos han terminado en una caja llena de polvo o hechos trizas en una bolsa de basura; cuántos de ellos fueron desechados porque no valía la pena conservarlos o porque la gente que me los compró ahora me odia. Me llama Nury y le planteo el asunto, me dice que ese pensamiento podría esperarse de una vieja, pero no de alguien de mi edad. No lo sé, no tengo las respuestas y me inquieta estar pensando en eso (que todo es basura) antes de pensar en que creo -de "crear"- para satisfacer mis gustos (y eso que, últimamente, he estado dando un discurso más bien hedonista). No he conseguido mucho, tampoco se pude decir que poco: siento esa desazón de cuando se está en algún punto entre el origen y el final, pero tampoco sabiendo cuánto queda del camino ¡y no tengo un jodido mapa! 

Esa amiga que notó algo extraño en mí (porque ella estaba viviendo lo mismo), me miró a los ojos y me intimidó. Yo había huido al patio del casino universitario, encontré una de esas sillas blancas de plástico y me senté encima, me tiré hacia atrás y me recargué hasta quedar mirando al cielo, con las piernas abiertas y los pies lejos de la silla. "Yo sé qué te pasa". Maldita sea -pensé-, ella lo sabe, pero ¿qué sabe exactamente? Yo la miré porque sí, porque estaba pensando en algo que decirle mientras planeaba otra huida. La miré con cara de tonta porque sabía que mi cara la disuadiría o la obligaría a escupir todo lo que quisiera decir. Ella vomitó todo lo que estaba pensando, las palabras le salían de la boca en un torrente a ritmo entrecortado y yo quedé tiesa, sentí un poco de miedo. Sí, sí. De seguro regresé a por mi mochila y me largué, como siempre hacía. 
Años después, la misma chica me pilló en algún cumpleaños de alguien conocido -supongo-, no recuerdo todo con claridad. Yo estaba full borracha perdida porque había llegado tempranísimo al cumpleaños, porque era re-lejos y no habría sabido llegar sola y de tarde/noche. Desde temprano y wenaza pa chupar en ese tiempo, wenaza también para no saber mis límites y dejarme llevar por el efecto desinhibidor del alcohol; fui extremadamente estúpida y espero que nadie recuerde esa persona absurda que fui. En la misma, bajo el cielo de coquimbo, despejado y con estrellas que yo veía como asteriscos de luz, casi recostada sobre una sillita de plástico, con las piernas abiertas y los pies lejos de la silla. La vi medio borrosa y sólo sabía que era ella porque la voz era la misma, medio de lástima y medio de vengo a poner en palabras lo que estás intentando ocultar. Yo lloraba como si me hubieran hecho algo muy malo, pero sólo me pasaba rollos y sufría alcoholizada porque no era capaz de hacerlo sobria, lloraba borracha perdida porque no era capaz de llorar o siquiera aceptar que tenía problemas cuando estaba sobria. La misma, supongo, intentar agarrar mis cosas y salir corriendo, pero estaba tan borracha y tan perdida que ni me dejaron salir de esa jodida casa. 
La misma chica, esta vez en un karaoke. Intentó concluir o poner en palabras lo que ella creía que sucedía; no le atinó, tampoco tuve que pensar en agarrar mis cosas y huir. Ese día salí dando la espalda a esa persona; cuando yo quería irme, no porque me pusiera en evidencia; no con ganas de huir porque me sentía intimidada, sino porque ya había acabado mi tiempo de estar con mis amigos en el karaoke. 
Dar la espalda no siempre significa huir, más recientemente significa dejar de estar en algún lugar, con alguna persona o haciendo algo en particular.            
Hay ocasiones en las que me hubiera gustado hablar "a tiempo" ciertos asuntos, pero me cuesta hacerlo y me cuesta, también, encontrar el momento apropiado; de repente es una señal tan absurda que me siento ridícula. Espero que a quien le lleguen mis escritos más íntimos sepa entenderme.  

La ausencia de crítica.

Hablemos de editoriales.
Hay pocas editoriales en la región, son alrededor de doce; la mayoría de los editores son de La Serena. Es difícil saber con certeza cuántas son a nivel regional: no hay catastros actualizados, sabemos que "nacen" y "mueren" rápido, es difícil mantener un proyecto así, tampoco están las redes necesarias para apoyarlas o ayudar a sostenerlas en el tiempo, sabemos también que los proyectos editoriales no son prioritarios porque no son labores que recompensen monetariamente a los editores y autores. Participar en un proyecto editorial significa que te gusta la literatura, que tienes tiempo libre para hacerlo y dinero para invertir en eso; en consecuencia, el compromiso de los editores con un proyecto a largo plazo desaparece (pocas sobrepasan los cinco años de existencia). No conozco cada proyecto en la región (de algunos sólo he oído un nombre o una ciudad), sin embargo, podría apostar a que ninguna de las personas que integran estos proyectos viven y persisten sólo de los ingresos de la editorial. A grandes rasgos, las editoriales regionales no cabrían en la denominación de "microempresas", "negocios" o, incluso, "industria creativa"; apelando a que ninguna produce el dinero necesario como para sostener la editorial misma, pagar un sueldo a los miembros o recompensar justamente a los autores; en algunos casos, sólo las buenas intenciones sostienen estos proyectos. Sé de éstas doce porque es imposible no conocerlas si eres escritor o si participas de eventos relacionados a la literatura (ferias del libro, mesa del libro, lanzamientos, cafés, etc.); en algún momento te topas con alguien, adquieres un libro o vas a algún lugar y comienzas a relacionarte frecuentemente con otras personas que también escriben. Ahora, tampoco es necesario escribir o comprar libros de autores locales, las mismas editoriales y los mismos escritores son los que frecuentan todos los eventos; son pocos lugares, editoriales y personas, así es como todos se encuentran con todos

Cadenas largas y cortas.
A los largo de los años me he topado con hartos casos en que escritores/creadores desconocen que son parte de "cadenas" más largas; ignoran que son un eslabón que debe, necesariamente, relacionarse con otros. Cuando menciono "saber" o "relacionarse", me refiero a los eslabones más cercanos a tu rubro u ocupación -ojalá fuera más, pero reconozco que demanda mucho tiempo-; si eres escritor, debieras relacionarte con otros escritores, luego con grupos o agrupaciones, participar de ferias (desde asistir hasta presentar y vender o comprar libros), leer a otros autores, conocer las editoriales (como mínimo) y relacionarte con editores, traductores, encuadernadores, agentes, lectores, etc. (espero haber mencionado a todos los que están más cerca).
Acá aparece un concepto que tampoco se oye mucho entre escritores: el ecosistema del libro. No digo que si escribes es necesario que sepas de esto, simplemente te cuento que es poco frecuente y quizás sería bueno que quienes escriben, se involucren más con lo que está a su alrededor: ferias, editoriales, planes de lectura, presentaciones, lanzamientos, bibliotecas, clubes de lectura, presentaciones, promoción y difusión. 
Me topé con esto Política Nacional de la Lectura y el Libro 2015 - 2020 (en la pág. 24 está el gráfico que muestra el ecosistema del libro) cuando comencé a relacionarme con la cultura a través de propuestas gubernamentales; de repente pienso que si no hubiera participado, quizás no hubiera tenido acceso a esta información (aunque el PDF está disponible para descargar libremente y puedes leer cuanto quieras sobre estos temas). 
El famoso ecosistema del libro: por temas de espacio (el "monito" es gigante) y porque no siempre todos los elementos considerados existen en un lugar particular, la imagen se recorta o resume, digamos para simplificar o enfocarse en algún punto en particular; razón por la cual quizás no conozcas cómo se ve el ecosistema del libro y todo lo que considera. ¿Sirve de algo saber esto? cuando no sólo te dedicas a escribir, sino a producir publicaciones y cuando tienes algo que quieres publicar o deseas involucrarte con algún proyecto editorial: sí, creo que llegado cierto punto es necesario conocerlo, considerarlo y situarse. ¿Es vital para los escritores? Realmente no, podrías morir ignorando esto y nada pasa, no te preocupes. ¿Es vital para las editoriales? En este caso, sí.  

Panorama.
Durante la feria del libro me he topado con mucha gente que busca la "movida literaria" y me cuentan que les ha costado encontrarla, les respondo e intento darles muchos datos y siempre terminan sorprendidos. A mí me sorprende saber que ellos quisieran participar (o derechamente saber) de algún evento, lanzamiento o taller, saber de editoriales o de posibilidades de hacer literatura "fuera de la casa"; en muchos casos dicen que no encuentran a otros escritores, que les ha costado conocer los circuitos y que tampoco pueden seguirlos de tal manera que puedan participar la mayor parte del tiempo. 
Acá van algunos datitos y razones por las cuales es un poco difícil integrarse al circuito literario serenense.
1.- No puedo decir que la ciudad ofrezca un programa grueso, en La Serena hay tres ferias que se hacen todos los años (aunque quizás el otro año no): Feria del Libro en verano, Feria del día del Libro en abril y Boulevard del Libro en Noviembre. En Coquimbo -casi todos los años- hay feria del libro, pero que sea constante, no. 
2.- Hay poca coordinación entre las partes -no hay un programa global de actividades literarias-, lo que hace difícil que el público de eventos municipales (por ejemplo los lanzamientos en la Biblioteca Pública) sea el mismo que el de eventos universitarios (los cafés del Centro de Extensión); por poner un ejemplo y recordando que no se excluyen entre sí. 
3.- El circuito independiente (referido a escritores que se encargan de sus propios eventos) no es constante ni frecuente, por lo tanto seguir a los autores que participan en revistas autofinanciadas o proyectos editoriales incipientes, es imposible si no conoces a alguno en persona, alguien que te informe de primera mano sobre lo que hacen. 
4.- Ningún local (bares, pubs, restoranes o lugares de reunión particulares) destaca o se especializa en eventos literarios, por lo que "se hace donde se puede" y no siempre se obtiene difusión efectiva. Sin embargo, hay algunos lugares que son frecuentados por escritores, pero su elección responde al poder adquisitivo de los autores más que al ambiente literario.
5.- Curiosamente, las bibliotecas no son lugares que los escritores frecuenten comúnmente (o sea, los puedes pillar ahí, pero no van de escritores, sino como usuarios) o que sean elegidos para albergar reuniones de corte literario y tampoco es el primer lugar en donde se realizan actividades relacionadas con literatura; se prefieren los centros culturales municipales para lanzamientos, lecturas y actividades. *Dato curioso acá: de todos los talleres que se ofrecen en la Biblioteca Regional, sólo hay dos que tienen que ver con "escribir" y uno que otro club de lectura al año; la Biblioteca Pública no tiene club de lectura y, me parece, que tampoco un taller de escritura que funcione a lo largo del año. 
6.- Los escritores son difíciles de encontrar -algunos más que otros en todo caso-, pero no suelen ser personajes públicos y su actividad o participación se subordina a actividades literarias; creo que el escritor se comporta como escritor en tanto sea en un ambiente literario, todos tienen ocupaciones y trabajos que no tienen que ver directamente con literatura (hay muchos profesores, psicólogos, abogados, incluso ingenieros).
7.- Si bien hay, existe y se mantiene la movida literaria (siempre que sepas dónde encontrarla), es fundamentalmente poética; viendo un poco más allá, también hay cuentistas, ensayistas, dramaturgos, novelistas y cronistas, creo que en ese orden, referido a la cantidad de personas que se dedican a ello, de más a menos. De acá sale también algo que me contaron hace poco (aunque es obvio si lo piensas un poco), pero que aún así me impactó escucharlo, ya que lo conversé con alguien a quien tengo en alta estima: en Chile hay poetas y somos tristes para escribir (casi no se escriben textos cómicos), en Argentina hay muchos narradores y se nota; la historia literaria chilena está llena de poetas (con historias más o menos afortunadas) y en Argentina está lleno de narradores (cuentistas y novelistas). Si comienzas a pensarlo bien y cuentas los autores que conoces de cada nacionalidad, te das cuenta de que es así y puedes hacer el ejercicio aunque no leas mucho. Razones por las cuales, si no escribes poesía, te costará aún más encontrar a otros que se dediquen a lo mismo.      
En conclusión: no puedo decir que falte literatura o escritores a La Serena, pero debes saber que cuesta un poco tener una idea más o menos acertada de todo lo que pasa alrededor de la literatura local (a mí me tomó alrededor de dos años darme cuenta de todo lo anterior -que no representa el 100%- y eso que tenía harto tiempo, prácticamente asistía a todo).

No me leen ¿existo?
Lo que siempre oyes de escritores y más recientemente lees en rrss: "nadie me lee" (o "nadie lee a mujeres", "nadie lee a locales", "nadie lee a jóvenes", "nadie lee ensayos", etc.; según el contexto). ¿Es cierto? Hace un par de días, alguien me envío un artículo en donde se habla de un Tweet y una reflexión respecto a lo que escribió una autora, las respuestas y la polémica; te dejo el link y te advierto que es largo, pero vale la pena leerlo: Cómo se construye una autora: algunas ideas para una discusión incómoda. Esto no es de hoy, tampoco se remediará a corto plazo; siempre habrá alguien que alerte o denuncie que no lo leen (inserte acá la razón que sea). 
¿Qué pasa en este presente, desde el 2018 hasta hoy? la denuncia o la alerta va en tanto a género -insisto, no es la primera vez ni será la última-; las mujeres están diciendo "nadie lee a mujeres" y hay harto de lo que pueden echar mano para reforzar la idea de que pasa realmente. Ahora una pregunta: si reclamas que nadie lee a mujeres ¿lo haces tú? 
¿Las mujeres escritoras están leyendo a otras mujeres escritoras? ¿leen a contemporáneas? ¿leen a autoras muertas? ¿leen a autoras mayores o menores que ellas? ¿leen a creadoras que escriben el mismo género literario o distinto? ¿leen todo tipo de literatura o tema si lo escribe una mujer? ¿leen a escritoras chilenas o extranjeras? ¿leen ensayos escritos por mujeres o sólo poesía escrita por mujeres? 
¿Cuántas de nosotras podríamos mencionar, al hilo, el nombre de veinte mujeres escritoras? 
Hace algunos años me puse a despotricar contra una mujer que decía que no se leía a mujeres y yo me fui en la cuática y le dije "¿a cuáles mujeres? si el volumen de libros escritos por mujeres disponibles en esta misma biblioteca es mínimo". Ahora, pucha que fui weona porque ni yo sabía si estaba de acuerdo o no con la idea de que había que leer a mujeres, tampoco las razones que me impulsaron a responder de ese modo. Ahora sí puedo responder con motivos y explicarlos: ahora mismo, situándome como lectora puedo decirte que creo en lo siguiente. 
1.- Creo que la lectura no debiera preferirse por el género de quien escribe, sino por la calidad de aquello que se lee (según el criterio del lector, básicamente). 
*Aunque a propósito de lo anterior, siempre caigo en este loop de ideas y no encuentro una solución que me saque del sinsentido
a.- se lee menos a las autoras, 
b.- porque también se publican menos autoras, 
c.- porque el lector confía más en los autores masculinos, 
d.- porque también hay más hombres que escriben, 
e.- porque viene un prejuicio con el género del autor, 
f.- porque no hay el mismo volumen de libros escritos por hombres y mujeres, 
g.- porque al final tienes disponibles más libros escritos por hombres, 
h.- porque hay menos mujeres que escriben... 
...ahí se me va la vida porque siempre termino dando vueltas en lo mismo.  
*Para ver dos ejemplos de lo que digo arriba (páginas 51, 59) : La edición independiente en Chile Estudio e historia de la pequeña industria (2009-2014) El documento completo es súper interesante, ya sea que leas, escribas o tengas una editorial.
2.- Creo que no debiéramos discriminar o juzgar un libro antes de leerlo: lee y, luego, descartas o recomiendas. 
3.- Creo que podemos dividir a los lectores en dos grupos: los que "leen porque les gusta leer" y los que "leen porque quieren aprender a escribir". Ambas opciones son válidas y te conducen a distintos tipos de lecturas, ni más ni menos. 
4.- Si quieres reclamar por algo, comienza por resolverlo en casa. Lee, juzga, opina, recomienda, abre la discusión, aporta tus sugerencias. En un primer momento, todo esto puede tener un alcance mínimo, pero puedes conseguir que el "boca a boca" le permita a otrxs conocer nuevos autores o autoras. 
Me ha pasado juntándome con Los Viajeros (siempre nos recomendamos libros) que cuando me llegan recomendaciones de autoras, las leo y, a veces, son autoras que en la vida hubiera escogido leer; de repente no me gustan, de repente me gustan mucho, a veces me aburren y a veces me pego con alguna. Ojito, lo mismo me pasa con autores, con otros géneros literarios, con jóvenes, contemporáneos, viejos o muertos.   
¿Debo leer a mujeres porque soy mujer? No.
¿Debo exigir que todos lean más autoras sin dar razones? No.
Insisto: me sitúo en este punto como lectora. 

Relación sesgada.
He tenido problemas cada vez que me relaciono o escojo marginarme de tal o cual lugar, creo que los creadores están más en la disposición de apuntar con el dedo antes de preguntar sobre la causa de las decisiones; dice de ellos que no les interesa realmente lo que hagas o si es beneficioso o perjudicial para quien toma la decisión, pero sí es necesario dejar en claro que "ésta no piensa como yo, por lo tanto tomó una mala decisión". Lamentablemente no he podido trabajar de modo sostenido con ninguna persona (hago pegas de edición, corrección, diagramación, impresión y encuadernación: todo sola), me relaciono de tal modo con otros creadores que se dan dos oportunidades de hacerlo: talleres de narrativa (Viajeros del Mary Celeste) y talleres de encuadernación (Me pego un tiro). Con los que frecuentan los talleres de Los Viajeros mantengo una buena comunicación y muchos de ellos terminan publicando a través de la editorial o piden mi ayuda para que les enseñe cómo pueden hacer un plaquette. Los que asisten a los talleres de encuadernación, casi siempre lo hacen por un interés particular (un tipo de encuadernación o alguna técnica en particular) o como un pasatiempo; muy pocos de los que asisten a talleres de encuadernación participa de un proyecto editorial. Esa situación se entiende si sabes que resulta difícil vender libros hechos a mano (por el costo), de autores locales (porque la gente no los conoce, por lo tanto no los compra) y mucho menos libros que rebasen el costo de un libro corriente (acá casi nadie se dedica a hacer libros objeto y es poco frecuente que los libros publicados en La Serena luzcan distintos de un libro convencional). Por otro lado, hacer algo único o de un modo especial (los microempresarios le dicen "nicho") hace que tu proyecto destaque o sea preferido por sobre otros; cubre una necesidad y ofrece alguna propuesta distinta que es apreciada por otro tipo de consumidor.
Nota para finalizar: sé que esto suena fatal para quienes creen que la escritura y creación -por un lado- y la publicación -por el otro-, no deben hablarse en términos que los relacione con el dinero que se obtiene por hacerlo o en términos de "negocio". A mi favor puedo decir que intento cubrir lo que más puedo en relación al tema. 

Relación de amistad, te leo; relación de odio, no existes.
Ha sido mucho más grata la relación con editoriales que con autores, digamos a nivel de organización y gestión de esfuerzos: las editoriales son pocas y todos tenemos problemas similares, por lo que llegar a un acuerdo es más fácil; es complicado que los escritores se pongan de acuerdo en algo, especialmente cuando cada uno tiene sus propios "ataos" (no siempre relacionados con la escritura). Quizás tenga que ver también con cierta afinidad entre algunos de ellos, poetas con poetas, mujeres con mujeres, carreteros con carreteros... no lo sé en realidad, pero puedes fácilmente ir separando o clasificando según con quien se junten; casi siempre es la amistad la que prima por sobre lo demás. Mientras eres amigo de algún editor, te publican; si eres amigo de alguien que tiene revista, te consideran; si tu amigo o grupo se ganó un fondo, sales en la antología; si un amigo se consigue una presentación, también estarás ahí. De ahí también sale la desconfianza en las publicaciones: no hay un criterio literario para publicar, sino una garantizada cercanía personal. ¿Podría entonces decir que las antologías son representativas -de algún modo-? no, jamás lo han sido. ¿Podría llegar a conocer a los escritores locales si leo las revistas que se publican en mi ciudad? no, no todos son publicados en revistas. ¿Podría llegar a salir en alguna antología? si no eres amigo de quién está encargado de la antología, no te considerarán.
Te propongo un ejercicio con algunas condiciones (lee el ejercicio completo y luego consultas los asteriscos): asume que hablamos de alguien que puede leer todo lo que se escribe en alguna ciudad* y que lee sin filtros**: creo que este sujeto hipotético, bajo esas condiciones, podría convertirse en un crítico y los escritores podrían confiar en su opinión aunque sea desfavorable.  

*¿Por qué es imposible leer todo lo que se publica en un lugar?: En primera instancia, porque es imposible saber exactamente cuántos libros se publican en una ciudad; imagina el entuerto para siquiera enterarte. Luego viene el acceso ¿cuánto dinero tienes para adquirir estos libros? ¿los autores están dispuestos a que sus libros sean leídos "gratis"?. De ahí comienzas a hilar fino: no todas las publicaciones son promocionadas a través de una editorial: recuerda la autoedición y la autopublicación. Para ser sinceros ¿de verdad te interesa leer todo lo que se publica?, nah, nadie desea leer todo, mucho menos si es de tu ciudad o tu región.
**¿Qué significa leer "sin filtros"?: lee todos los géneros literarios, lee sin que le importe el género del autor, la edad del autor, la extensión de la publicación, lee publicaciones formales e informales, lee en cualquier formato y soporte, lee libros para cualquier edad, lee de todo y bajo cualquier circunstancia.

Es curioso también que sea difícil confiar en la opinión de otro escritor. Acá va la experiencia personal: al pasearme por círculos frecuentados por poetas, sólo intuía que mis textos no eran "de interés"; o sea, entre leer poesía y cuento, siempre se priorizaba la poesía (en ese momento no era tan obvio para mí). En algún momento me sentí muy relegada o incluso un adorno que andaban paseando y me quedé con esa mala sensación por mucho tiempo, hasta que alguien me dijo: "Pía, son poetas, les interesa la poesía y tú escribes cuentos, por eso no te consideran como tú quisieras.". ¡Oh! era muy evidente y yo tan ciega, llorando por nada. Ahí me pregunté ¿en dónde estaban mis pares? ¿en dónde estaban los cuentistas? y me quedé mirando al techo porque no conocía a ninguno. Al tiempo después y por casualidad -en un taller de encuadernación-, conocí a un muchacho y le pregunté si tenía un blog (en ese rato aún había mucha gente con blogs activos). Hablando y hablando, llegamos a que ambos compartíamos el gusto por leer cuentos y novelas, además ambos escribíamos; ese mismo año comenzamos a juntarnos porque ambos necesitábamos con quién hablar sobre lo que nos gustaba hacer. Al mes le pusimos "Los Viajeros del Mary Celeste" y ese mismo año llegaron dos cuentistas más; terminamos el año con una lectura que bautizamos como "Rave Capgras". Con el primer Viajero yo parloteaba mucho sobre mi experiencia en ambientes literarios (casi siempre mala); creo que eso ayudó mucho a definir la ruta que acabamos tomando todos. A grandes rasgos, ninguno quería estar en un mal ambiente, tampoco ser complacientes, serviles, egoístas, aduladores, hostiles o sectarios; queríamos un lugar para desarrollar y explorar aquello que nos gustaba, además de invitar a otros para compartir lo que sabíamos (después de todo, nuestro conocimiento siempre fue instintivo y nadie podría decir que se las sabía todas). Yo solté todo lo que sabía y ellos también soltaron todo; nada era irrelevante u obvio, nada sobraba o resultaba poco interesante. Algunas veces era como ir completando el buscaminas sin morir, otra veces era como aprender a usar bien una herramienta que acabas de adquirir o descubrir un mapa nuevo en un rpg.   

Es triste, pero la mayor parte de las veces serán reacios a reconocer que alguien escribe bien si no es un amigo o serán extremadamente benignos con las opiniones si desean algo de ti o si se consideran  amigos o pares. Uy, también me pasó y fue triste porque dejé de tener valor en cuanto me retiré, renuncié o dejé de asistir a ciertos lugares, incluso cuando dejé de ver a ciertas personas. Cuando escuchaba algún comentario de alguno de mi cuentos me emocionaba (¿para qué te voy a mentir?), pero después comencé a notar que los comentarios eran súper vagos: "está bien", "es bueno", "es bonito", etc. Ya ¿y qué más? ¿notaste errores, cuáles? ¿notaste incoherencias, poca coherencia o cohesión? ¿está realmente bien escrito? ¿hay errores ortográficos o algo más que decir al respecto? Nada, jamás algún comentario certero. Y ahí comienzas a preguntarte si estás perdiendo el tiempo o si estás desperdiciando tiempo porque no es bueno lo que haces y no mejora con el tiempo; mil otras tonteras que parecen ser más importantes porque, en algún momento, la amorosa opinión propia aguanta poco. Debo decir que algunas personas, fuera de Los Viajeros (porque con ellos es un ejercicio constante), han hecho una pega de análisis más profundo y en su momento lo agradecí harto, pero esas mismas personas que me leyeron con atención y dedicaron tiempo a comentarme los cuentos, dejaron de leerme en cuando me alejé; lo que escribo desapareció de su vista, al igual que yo quise que ellos desaparecieran de la mía. *Lo último es una trampa ¿adivinas en dónde está la trampa?
  
Moderadores y críticos. No te metas con mis weás.
Acá debiera aparecer la figura del moderador, de quien sea un lector abierto y que pueda emitir una opinión basada en aspectos literarios (en ningún caso tener relación personal con los autores, porque no confío en que la amistad no será un factor que determine la opinión). Digo moderador, porque la figura del crítico literario no existe en estas tierras (¿o sí? me cuentan si conocen alguno). Me referiré, en lo posible, a todos los casos probables; lo intentaré.
Los que escribimos no hablamos de lo que leemos; no leo a mujeres; no leo a hombres; no leo a jóvenes; no leo a viejos; no leo a disidentes; no leo revistas; no leo antologías; no leo a desconocidos; no leo a poetas, dramaturgos, cronistas, ensayistas, cuentistas, novelistas, etc.; no leo en papel; no leo en digital; no leo porque no tengo plata; no leo a locales. Excusas, nos encanta buscar una excusa para cuando nos preguntan, más encima nos da cosita (o sentimos culpa) cuando callamos o cuando tu respuesta es "no me interesa". Quizás es que somos poco exigentes con lo que nos llega a las manos y como nos importa tan poco, pues pasa como agua. 
Bah, paparruchas. No te metas con mis weás... ah, legal que no te interesan mis weás, dejamos de trabajar juntos o dejamos de ser amigos, legal que no te interesa nada que provenga de gente a la cual le tienes cero estima.
Qué pésima forma de terminar una entrada.

PD: Pucha, tenía la sensación de que esta entrada debía contener algo más que parloteo, pero la guardé por mucho tiempo y ahora que la retomé, pues olvidé el punto. No importa en todo caso, como que todo esto perdió volumen desde que decidí escribirlo hasta que lo terminé. Saludos. Gracias por leer. 

10 de octubre de 2020

Coartar la imaginación y cientos de posibilidades para no hacerlo.

¿Hasta dónde puedes entrometerte en la escritura de otro? 
Nunca fui muy "amiga" de los talleres literarios y no sabía bien la razón, algo no muy definido entre que me aburría y rechazaba ir porque no me parecían interesantes. Me enteraba de varios y, aún así, no me provocaba ir, pero estaba al tanto de lo que se hacía; ya fuera por amigos que asistían o porque conversaba con los talleristas o los conocía. Mi primer taller fue en el colegio y estaba enfocado en la poesía, pero no me obligaron a escribirla; me sentía buena asistiendo porque fui la única que terminó asistiendo hasta el final. En Serena fui a uno, creo que se hizo a propósito del café literario de la u; tengo un diploma y todo; ni recuerdo qué conversamos ahí. Desde ahí en más, no volví a pisar un taller hasta que un poeta del sur hizo uno acá que duró tres meses, una pasantía financiada por fondart; terminé involucrada y asistí porque estaba muy cerca del ayudante de este poeta y, bueno, casi que no tuve alternativa. La pasé bien -me entretuvo-, no puedo negar que aprendí muchas cosas -aunque no era mi tema aprender sobre poesía- y participé lo mejor que pude, pero me aburría: jamás he sido buena para estar sentada haciendo una sola cosa durante dos horas, mucho menos en algo que parecía una clase y, luego, te proponía ejercicios que debías hacer ahí mismo. Siento que le saqué más provecho que el resto porque sabía todo del taller, hasta lo que sucedía tras bambalinas y fue interesante. Ahora sé que los talleres a los que pude haber asistido ofrecían poesía y eso era lo que me disuadía de participar; la poesía es algo que me queda como poncho y no me interesa realmente, no me gusta leerla, no escribo poesía y, en general, no me provoca mucho. 
Los Viajeros -como taller- fue una casualidad que llenó un vacío y terminó siendo aquello que más anhelaba, después fue cambiando y se transformó para mejorar, pero no ha perdido importancia para mí: especialmente porque cada Viajero que llega aporta desde su experiencia y es generoso con los demás. Llevamos muchos años y no me aburre, no me cansa, no me agota, no me agobia. 
Hay una cosilla que había notado y que hace algunos años alguien lo puso en palabras, planteándolo en una sesión. "Me llama la atención que en cada taller al que he asistido, la gente sólo aplaude: nadie dice "no me gustó", nadie dice nada más del texto, nadie hace recomendaciones y siempre aplauden". Pasaba en los cafés literarios, pasaba en los talleres a los que asistían mis amigos, pasa todo el tiempo y la persona que lo dijo confirmaba lo que yo sabía: a los talleres vas a expresarte y poco más. Claro, quizás detenerse en cada texto hace que la gente termine aburriéndose, comentario tras comentario podría ser contraproducente ¿a qué hora se escribe entonces? No hay fórmulas y tampoco una manera correcta de hacerlo, deben de existir ejercicios fijos y otros que mutan con el tiempo, debe de existir cierta coincidencia entre un taller y otro, debe de existir quizás un método más formal para hacerlo.
Ya que no sabía exactamente las razones para no asistir a talleres, cuando me preguntaban por qué no iba, mi respuesta -y de paso excusa, porque también sentía la necesidad de dar una razón, aunque yo misma no supiera definir bien esa razón- era: "nah, si vas a un taller terminan metiéndote en un cuadrado, terminas escribiendo como ellos". Medio mentira, medio verdad: yo suponía que si ellos se juntaban, de algún modo eran personas que tenían cierta afinidad, por lo tanto leerían a los mismos autores y terminarían escribiendo de modo muy similar entre ellos. Era medio mentira porque no tenía pruebas. Con el tiempo me he dado cuenta que leer a ciertos autores no define el carácter de tu escritura, pero sí le confiere ciertos rasgos particulares; depende mucho también del género que escribas y de qué tan cerca o lejos estés de los autores que lees; depende también del objetivo que persigas, de las razones que tienes para escribir. 
Esto va breve porque tenía ganas de escribirlo, pero sin tener un propósito claro. Al final hay cientos de posibilidades -en solitario o en grupo- y podemos explorarlas ya que la vida es re-larga y tenemos el tiempo para detenernos en todo aquello que nos pueda resultar interesante. Procura que escribir sea "en serio", trabaja para alcanzar tus objetivos y persigue aquello que imaginas. Suerte Viajero.  

7 de octubre de 2020

Miedo para ir a dormir

Me he estado dando vueltas durante hartas semanas en varias preguntas, sé que la situación me ha empujado a ciertas conductas extrañas y a otras conductas que ya conocía -aunque la última vez que aparecieron fue hace muchos años-. Supongo que algún día terminaré escribiendo de ese algo que conozco poco de mí, algo que es preocupante y que redescubrí en los últimos meses, pues he tenido también harto tiempo para reflexionar al respecto, la misma situación de encierro me ha dado tiempo y paciencia para pensarlo; eso algún día saldrá y con es costumbre en este blog "si está escrito, está resuelto". Otra cosa es la inquietud al momento de dormir, de eso sí puedo escribir ahora. ¿Por qué me ha estado costando tomar la decisión de ir a dormir? ¿por qué alargo mucho mis horas despierta para no tener que acostarme y dormir? 
No soy alguien que somatice los problemas o estados de ánimo terribles, en general hay pocas ocasiones en la vida en que he sentido dolor físico o me he enfermado porque estoy preocupada, estresada o siento miedo de algo; creo que recuerdo todos esos episodios en que no pude explicar un padecimiento físico con una enfermedad, sino con un padecimiento mental (angustia). Recuerda también que soy ultra sana: nunca me he quebrado un hueso, tampoco he estado hospitalizada, me enfermo re poco y no padezco de ninguna enfermedad crónica. 
Una vez en mi vida tuve serios problemas con dormir, los dos primeros años en que viví sola, esos dos primeros años de u. Padecí de insomnio esos años, no podía dormir o dormía muy poco (un par de horas y de modo intermitente). Recuerdo que, cuando comenzó a pasarme, era alucinante vivir en horarios extraños; acostumbraba aprender cosas en las horas en que no podía dormir y no fue una mala experiencia. Todo se volvió "serio" (o comencé a percibirlo así) cuando comencé a olvidar cosas aleatorias y la vida diurna se vio trastocada hasta que la realidad se distorsionó; durante harto tiempo la pasé mal porque estaba consciente de que ese insomnio era serio, pero era una parte de lo que me pasaba (tampoco quiero escribir de lo otro). Aún ahora, no puedo decir con certeza qué fue antes, si el insomnio era una causa o una consecuencia. 
En el año tres y medio de u, cambié el rumbo que llevaba y mi vida mejoró bastante, ya había superado harto y el insomnio se me había pasado. Comencé a quedarme más horas despierta para conseguir objetivos importantes para mí; hasta ahí es necesario contar para esta entrada. 
Dormir es algo que acostumbro evitar cuando requiero de más tiempo para llevar a cabo mis proyectos, más por negligencia que por gusto; no me duermo hasta que lo termino. Hace algunos años podía pasarme varios días durmiendo poquísimo, más porque me caía de sueño que por considerar que necesitaba dormir para descansar, pasaba días y días arriba de la pelota funcionando bien, con mis facultades disminuidas (menos concentración, atención al medio y empatía), pero bien. Me gustaba la sensación de control que tenía sobre los periodos de sueño y hacer lo que se me ocurría con ese tiempo; recuperarme también era más fácil y rápido, dormía normal y listo, al otro día andaba high otra vez y otra vez. 
Cuando cumplí treinta me fui a la chucha y mal, me cuesta trasnochar y mucho más quedarme despierta terminando algo. Por un lado sé bien que no tengo el mismo cuerpo que antes, por otro lado he perdido el impulso que me permitía obsesionarme con alguna labor. Ahora mismo no padezco de insomnio, pero mi horario de sueño se ha distorsionado harto. He estado evitando la hora de sueño y, hasta hace poco, no sabía la razón. No tengo problemas con dormir, me gusta dormir y me gusta lo que pasa cuando duermo, no soy ordenada ni constante con los horarios, pero no había tenido problemas con eso. Ahora sé que he estado evitando dormir porque tengo sueños inquietos, de esos malos sueños que no alcanzan a despertarte -como sí lo hace una pesadilla-. Tengo vagas ideas de lo que sueño y despierto con la sensación de que son cosas feas e historias súper darks, recuerdo algunos elementos y no se  corresponden a los sueños que tengo la mayoría de las veces. 
Hace algún tiempo se metió un weón, al patio por la noche, y se robó algunas cosas, yo estuve teniendo pesadillas jodidas durante más de una semana; el miedo que sentía me empujó a perder mis preciados sueños extravagantes. Estuve una semana apaleando a este weón imaginario mientras dormía, despertaba con rabia y pena, apenas descansaba por las noches. Estuve meses saliendo al patio, a cualquier hora, con un fierro en la mano y con ganas de encontrarme a alguien; en ese rato ya había perdido el miedo y también había dejado de soñar con apalear a ese weón. Recuperé el tipo de sueño que me gustaba, espero que ahora también pueda volver a tener el tipo de sueño que me gusta tener.       

4 de octubre de 2020

Sobre los deseados y los no deseados [Parte II]


Eugenesia, teratogenia y otros monstruos con los que no nos gusta lidiar. 
Hace un par de años, compré un libro re interesante: Bulevar de los pobres. Racismo científico, higiene y eugenesia en Chile e Iberoamérica, siglos XIX y XX. Compilado y editado por: César Leyton, Cristián Palacios y Marcelo Sánchez. Publicado por OCHOLIBROS. [Acá puedes comprar el libro]. A pesar de ser un libro extenso y de carácter académico, su precio es bastante accesible, yo lo compré a ocho lucas. No recuerdo haberme topado con algo así en una feria, menos en Antofagasta; aviso, al tiro, que no es un libro "livianito" y tampoco agradable de leer. No quiero anticipar el contenido ["no spoilers"], pero sentía muchas ganas de recomendar el libro y ponerlo de ganchito para continuar con esta entrada. 

Cuando estaba en el colegio, comencé a leer mucha ciencia ficción y algunos términos científicos me son familiares por lo mismo; algunas de mis aficiones actuales vienen de esas lecturas. Me es difícil pensar que a alguien no le produzca curiosidad términos como "freak" o las anormalidades (refiriéndome a aquello que sucede durante la gestación) que pueden presentarse. Alguna vez quise escribir algo sobre este tema porque me emocionaba -y aún lo hace- todo lo raro: tengo una carpeta con fotocopias que de repente saco para documentar algunas escenas de cuentos. Hasta hace muy poco no me había puesto a pensar en que este interés me era terriblemente ajeno, como su jamás pudiera pasarme algo así o casi como si no fuera humana: jamás me embarazaría, por lo tanto jamás tendría que enfrentarme a un monstruo como un teratoma* o tampoco tendría que sufrir porque me nieguen un aborto mientras mi bebé es mutilado por bridas amnióticas*. Así de brutal fue la revelación, porque en algún momento siendo mujer tenía que enfrentar esto como mujer, con la posibilidad de que me pasara a mí o a alguien cercana; me gustara o no, quisiera o no, sintiéndome mujer (o no).  
*Antes de buscar los términos con asterisco, ten en cuenta que son temas un poco fuertes; advertidx quedas. 

Ser capaz de ver el saco gestacional (o un feto).
Tuve un librito que compré por pura curiosidad, luego me serviría como referencia y ahora mismo lo único que recuerdo con claridad es una página en que comparaba el tamaño del saco gestacional con el tamaño de algunas frutas pequeñas. Busqué el libro, pero debí regalarlo (el link está casi al final de la entrada). Si pienso en que me gusta ver fotografías y buscar información sobre todo lo que me produzca curiosidad, por supuesto que esa página de comparaciones era interesante, pero nuevamente era como leer ciencia-ficción: "algo que jamás me pasaría". Ahora que encontré el librito, recuerdo que hay otro en que también se usa la misma disposición de contenido: 1.-parte práctica y 2.-testimonios. Sobre la parte práctica, nada que decir. Sobre la parte de los testimonios, pues también me parecían fantásticos, no en un mal sentido, sino porque siempre me parecieron demasiado femeninos; me explico, no se preocupen. Sabemos que en todo el mundo el aborto es un problema, en mayor o menor proporción se necesitan esfuerzos coordinados para que todo "salga" lo mejor posible y no existe esa mínima coordinación. ¿Recuerdas el ejemplo de la situación ideal de la entrada anterior? ok, no existe la situación ideal y, por lo tanto, en cada testimonio hay tantas dudas, desconocimiento y miedo que termina siendo una experiencia negativa en la mayoría de los casos y todo eso gira a lo emocional, pasando por un estado perpetuo de culpa; muy propio de una mujer vista en perspectiva asimétrica. He pensado que esas mujeres tuvieron que armarse de valor para escribir respecto a esas experiencias, pero que no estaban en la disposición de vivir aquello como un hecho puntual ¿por qué "puntual"? porque ese momento es muy breve cuando lo colocas en tiempo (un día para hacerlo y alrededor de cuarenta para recuperarte). Las veces que había escuchado de estas experiencias me parecía que ellas lo contaban de un modo muy retorcido, razón por la cual evito estas conversaciones; no siempre evitaba escuchar, tampoco es que todo lo que oía era igual. En particular esto era la que menos me gustaba: "si hubiera nacido tendría x edad". Culpa se llama eso: decidiste hacerlo -no, no me importa el motivo-, lo hiciste -esto va cambiando con el tiempo- y, años o décadas después ¿estás pensando en qué edad tendría de haber nacido? Creo que esto es un poco retorcido porque si lo entendiéramos como algo puntual, un hecho breve en la vida, una decisión informada, algo que sólo le importa a quien lo decida y lo viviéramos sin culpa; no habrían mitos al respecto y mucho menos experiencias negativas. Estos testimonios no estarían teñidos de pena, no leeríamos el miedo, no percibiríamos la culpa y no tendríamos que leer sobre lo que se siente a través de mujeres que no conocemos. He leído todo lo que he tenido ocasión de leer al respecto y estoy muy convencida de lo que escribo, al final me sirvió de algo.    

Clínicas de aborto y mentiras jodidas
En mis indagaciones aleatorias me topé con esto, lo he visto varias veces y continúo recurriendo a este video de vez en cuando.
Esa gente, personas comunes y corrientes muy convencidas con su fe, metiéndote la culpa en el cuerpo. Sé que la libertad no existe y sé que estamos sujetos a la idea de que gozamos de cierta libertad porque esa idea nos confiere tranquilidad, aunque sea una gran mentira; algo más, esa ilusión de libertad también está circunscrita a la idea de libertad de otros; no decidimos realmente.
Si eres de Chile sabrás que se puede abortar legalmente bajo tres causales. Si quieres consultar más, está la info completa acá y una cita breve a continuación:

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Causal 1: Peligro para la vida de la mujer
Cuando la vida de la mujer embarazada se encuentre en riesgo, tiene derecho a los tratamientos médicos necesarios para preservar su vida, aún cuando su realización implique la interrupción del embarazo.
• La expresión “riesgo vital” significa que se permite la interrupción para poner fin a un embarazo que puede llevar a la muerte de la madre si no se interviene de manera oportuna.
• Debe contar con el respectivo diagnóstico médico, que certifique el riesgo vital.
• No tiene límite de edad gestacional para la interrupción.

Causal 2: Inviabilidad fetal de carácter letal
Permite que en los casos en que el embrión o feto padezca una alteración estructural congénita o genética de carácter letal, la mujer podrá decidir si interrumpe o no su embarazo.
La causal opera exclusivamente en aquellos casos en que el diagnóstico médico determina que el embrión o feto padece una alteración congénita o genética de carácter letal que lo hace incompatible con la vida fuera del útero materno.
• Se debe contar con dos diagnósticos en igual sentido de médicos especialistas. Todo diagnóstico deberá realizarse en forma previa y presentarse por escrito.
• No tiene límite de edad gestacional para la interrupción.

Causal 3: Embarazo por violación
Establece que se podrá interrumpir el embarazo cuando éste sea resultado de una violación. En estas circunstancias, se respetará la voluntad de la mujer de seguir o no adelante con el embarazo, dentro de los plazos estipulados en la ley.
· Un equipo de salud, especialmente conformado para estos efectos, confirmará la concurrencia de los hechos que lo constituyen a través del relato de la mujer y la respectiva consistencia con la edad gestacional, informando por escrito a la mujer (o a su representante legal, en caso que sea menor de edad) y al jefe del establecimiento hospitalario o clínica particular donde se solicita la interrupción, de la concurrencia o no de esta causal.
· En el caso de niñas o adolescentes menores de 18 años de edad que han sido víctimas de violación, se mantiene el deber que tiene en la actualidad el o la jefa del establecimiento de salud de denunciar este delito, según lo regulado en el Código Procesal Penal.
· Niñas menores de 14 años: la interrupción puede realizarse siempre que no hayan transcurrido más de 14 semanas.
· Mujeres mayores de 14 años La ley establece como plazo para esta causal que no hayan transcurrido más de 12 semanas de gestación.

PD: Además de todos esos requisitos y en el caso de que sí puedas, el médico puede decir que "no" y tú debes agachar la cabeza e irte a la casa: 2017.

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Hasta acá la parte formal del asunto, pero hay todo un submundo producto de la necesidad; submundo porque, a pesar de que existe la información suficiente para llegar a todo esto, aún hay que moverse con cautela. En toda Latinoamérica están proliferando estos lugares en donde su misión es convencerte de que no abortes, en 2017 una amiga me contó que había llegado a un lugar "x" -cerca del unimark de Balmaceda-: te recibían, te daban una charla, te mostraban un fetito de goma y te hablaban de los peligros del aborto. 2017 y había en La Serena uno de estos lugares. Cuando ella me contó la experiencia, inmediatamente le conté sobre el video y, al otro día, se lo mandé; era similar a lo que ella había visto. Insisto: habla de esto con tus cercanos, con tus amigas.

Existen publicaciones de todo tipo y es bueno que leas sobre esto, aunque no estés en la situación, porque puedes ayudar a otrxs. Mi pequeño aporte:
Línea Aborto Chile: El Manual ¿Cómo las mujeres pueden hacerse un aborto con pastillas?
Cuaderno de cuidados pre, durante y post aborto (con pastillas)
Recetario de aborto con plantas medicinales

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[Continuará en "Parte III y final"]

2 de octubre de 2020

Mamá: me voy a casar de "smoking".

Le regalaron una torta finolis a mis hermana y fue inevitable molestarla; terminé webiando con mi madrecita y pucha que me reí. 
Me siento feliz cuando comprendo las circunstancias, cuando puedo explicar las cosas y decir también que me siento en paz con algunas decisiones que he tomado. 

-Oye Pancha, cuidadito con agarrar las cintitas que vienen en la torta, demás que te sale un anillo.
-Ay Pía, si eso es en la torta de bodas.
-No le digas puh, que se pase rollos con la torta finolis. 
-Ay, yo quiero que se casen mi niñitas.
-La Panchita es muy chica todavía pu, demás que yo me caso... ya he tenido como tres bodas falsas.
-Ay, de blanco con vestido.
-Sí, demás que me caso, pero con una niña... de smoking sí, uno bakán.
-Ay, no me salgai con esas webás raras.
[Risitas]

Me da risa que mi madrecita no me diga mucho cuando hablo de marikas y disidencias, de mis amigues o de lxs rarxs; pero que su rostro denote horror cuando le deslizo "weás raras" que tienen que ver conmigo. *Ella aún no es capaz de leer el capítulo V de Teleidoscopio, no aguanta esos temas.