Antes de leer alguna entrada de "Cierto personaje acusado de alta traición":

27 de septiembre de 2010

De conversaciones inconclusas [VI]

Noche de luna llena, caballo que mira al cielo recortando su sombra en el cielo despejado y un dragón que marca el punto de partida. El sendero no muy lejos, la luna no muy cerca. Los besos y la brisa del bosque. Un par de minutos mirando al infinito y regresas a éste mundo pues no puedes dejar de mirar a Cassandra -así le llamaste la última vez-. Cassandra fue una delicada amante esa noche, ella miraba al cenit, ella era un conejo asustado y apresado por el cuerpo de su caballero vagabundo.

De amor y paranoias [XII]

Toda la noche y todo el día, ¿puedes quedarte conmigo algunas noches más?, no te pregunta tu madre por las ausencias prolongadas, los rieles aún son largos y caminas sobre ellos excitándote con el sonido del tren; a mí también me emociona mi querido caminante, no sabes cuanto.

15 de septiembre de 2010

De conversaciones inconclusas [V]

Caballero vagabundo que ve a la muchacha borracha tirada sobre el pasto mojado, decide seguirla y caminar detrás de ella. Vagabundo que observa a la muchacha y se da cuenta de que ha perdido sus zapatos, no te preocupes pues están tirados en la calle junto a las otras prendas. ¿Qué hace la luna importunando a la sonrojada muchacha?. Corre en medio de la calle, la misma oscuridad de que te protege del mundo duerme a las chicas comunes que creen comprender tu naturaleza, olvida esas cosas caballero vagabundo.

De amor y paranoias [XI]

Querido caminante ¿cuántas noches han pasado ya?. Cartas, excitantes cartas que espero con ansias. Esas noches de ocio sobre la cama angosta de nuestros deseos sexuales me han enseñado a escribir manteniendo un ritmo, palabras que se escapan de mis dedos, que pujan para atravesar mi piel ¡cobran vida en mis cuadernos, en mi diario!. Muchachito ¿también escribes como si tu vida dependiera de ello?.

12 de septiembre de 2010

De amor y paranoias [X]

Mi mano seguía sosteniendo la suya, nunca lo hago con fuerza -solo lo necesario para mantener nuestras manos juntas-. Cuando la noche te permite mirar al cielo sin parpadear es hora de caminar por calles que jamás habías visto, las siluetas de los árboles cobijarán al desesperado caminante ¡te permitirán seguir adelante aunque tiembles de miedo!. Sigue mi querido caminante, no te quedes en mi cama esta noche.

De conversaciones inconclusas [IV]

El maravilloso descubrimiento de un par de proyectores viejos y abandonados, cubiertos del polvo que no podía hacer más que reposar hasta que nuestros dedos curiosos le permitieron dejar el metal frío. Después un abrazo, ese abrazo fue el detonante del latido acelerado que venía desde el fondo de nuestros cuerpos ¡qué alegría verlo caballero vagabundo!. Mujer de ojos tristes, gata de manos frías, cabellos cortos, ojos verdes que se pierden en la oscuridad de algún lugar.

2 de septiembre de 2010

De conversaciones inconclusas [III]

Llegué al punto de encuentro cuando las sombras de los árboles comenzaban a recortarse en el cielo. Algunas palabras que liberé al viento ese día fueron a dar al altar de la iglesia que nos regalaba un poco de su luz, es posible que algunos viejitos se fijaran en la presencia de tres jóvenes de aspecto inusual sentados justo al frente de la entrada del templo ¡qué trío aquel!.
Caminé sintiendo que todos los pasos que di en mi vida no habían sido en vano; con cada encuentro me siento excitaba, todas mis ideas fluyen claras, me siento liberada de todo el mal que parecía agobiarme a diario.
Besos, caricias, roces, tus palabras perdiéndose en mi cuerpo, tus pensamientos haciendo eco en los míos ¡oh la noche insomne!.
Permitiste que nos marcháramos sin ti… yo siempre estoy pensando en ambos; si decides quedarte, si decides irte, si decides acompañarme.