Antes de leer alguna entrada de "Cierto personaje acusado de alta traición":

19 de febrero de 2011

II. Café azucarado con cabellos canos

Un segundo encuentro fascinante -esta vez con una mujer medio hippie- me hizo recordar que en el momento que menos lo esperas las agradables sorpresas del sexo femenino te hacen estallar de emoción. Tenía un vaso blanco en la mano izquierda, se acercó lentamente a saludarme, nos besamos las mejillas y ella tenía la punta de algunos de sus cabellos humedecidos con café, lo vi y de inmediato le dije que su cabello estaba sucio, quité el café con los dedos de la mano izquierda, arrastrando la espuma del café hasta las puntas de su cabello castaño cobrizo. Ella miró a otro lado y yo me fui a un lugar solitario a oler mis dedos, a lamerlos, a disfrutar del café azucarado de aquella mujer medio hippie.

11 de febrero de 2011

I. Escuchar, sorprenderse y besar

Al levantarme de la silla sentí la necesidad de besar a esa mujer de voz extraña, lo hice y luego me despedí de un par de personas sentadas a mi derecha. Aunque todo aquello sucedió en unos segundos, pude perderme en ese beso sonoro, casi de niños, mis labios demasiado cerca de su mejilla pudieron sentir el calor que la cubría, ahí besé a mi madre, a mi hermana, a mi tía, a una fumadora, a una bebedora; miles de mujeres concentradas en aquel trozo de piel que quizás jamás pueda tocar con mis manos. Es curioso que me llame la atención una persona como ella, espero poder escucharla más seguido.