Antes de leer alguna entrada de "Cierto personaje acusado de alta traición":

29 de octubre de 2019

La funa va o va.

Hay algo que quizás nadie imaginó cuando, ingenuamente, se hizo una cuenta en alguna plataforma de "redes sociales"; la facultad que le brindabas a TODO EL MUNDO de hablar lo que quieran de ti. La falta de privacidad (aunque tú no publiques cosas tuyas, ya habrá alguien que gustoso lo hará por ti), el cuidado superficial de una imagen que dista mucho de la real (todos mentimos: todos escogemos esa foto que nos favorece, ese mensaje que representa lo que creemos ser, esa frase alentadora que es la fiel definición de lo que creemos estar pensando en un momento, ese chiste que a todos hace gracia) y la maravillosa exposición pública. Hace muchos años, antes de que existiera siquiera el internet, la "funa" era un modo de denunciar un hecho particular y ahí quedaba: los que te conocían te apoyaban o no, a los que funabas podían defenderse o no; todo se basaba en que tenías que conocer a la persona que funaba y/o a la que era funada ¡y se acabó! La principal motivación de la funa en un mundo hiperconectado (en donde no se puede enviar un mensaje a las 3:00 am porque todos tienen el puto celular prendido y conectado a internet), es que todo el mundo se entere; del mismo modo en que se entera uno de que acaban de meter preso a alguien, de que otra acaba de parir, de que alguien se cercenó un dedo, de que decenas cumplen años e hicieron carretes, de que otra amamanta a un niño de cinco años, de que alguno se casó o divorció, de que el perro de alguien tiene diarrea, de que el hijo de alguno se graduó con honores... Entérate y apoya virtualmente (porque un apoyo presencial cuando a cada minuto pasan cientos de cosas, es imposible) algo que te parezca digno de apoyo, alguna causa o la denuncia de una amiga. Condena con todo tu arsenal de malas palabras cuando no te guste, cuando odies lo que escriben o no te parece la opinión. Nada, no pasa nada. ¿Entonces por qué estoy hablando de las funas? ¿pasa algo además de la funa?

A propósito de toda esta oleada de funas -en particular las funas a hombres que han perpetrado algún tipo de violencia-, me ha tocado conversar mucho con mis pares (más hombres que mujeres) sobre temas que, hasta hace poco, me eran ajenos; digamos que no nos habíamos visto en la necesidad de hablar de esto más allá que en tono anecdótico. En un primer momento, a finales del año pasado, sentí empatía con el miedo que sienten mis pares hombres sobre el hablar de x cosa, comportarse de x manera, reclamar x cosa: un amigo gay me decía que le daba un poco de miedo decirle algo a una escolar en una micro, otro que es hetero me contaba que no podía hablar como siempre lo hace porque unas chicas lo miraban muy feo en un bar, otro hizo referencia a una posible funa en su contra -hecho contra el cual no podía hacer mucho, ya que nadie quiso decirle quién lo funaba, tampoco pudo tener acceso al testimonio de esta chica-.

Primer acercamiento: empatía.
Ahora, cuando han pasado meses y ya la conversación se desvía de nosotros (lo que sentimos en nuestras vida diaria): leí el testimonio en donde se denunciaba a un escritor joven -muy bien valorado en el mundo literario y editorial chileno- de violación y recordamos a otro escritor bastante famoso que fue acusado de abuso sexual infantil y que fue condenado por eso (a modo de dato, ahora es difícil encontrar notas de prensa sobre este hecho, me dijeron que estaban borrando la información).

Segundo acercamiento: alerta.
Luego comencé a recordar mis experiencias al respecto, dándole una "vuelta" reflexiva a experiencias que viví hace años, dejando de lado el carácter anecdótico y poniendo énfasis en las decisiones que tomé cuando esto me pasó: dejar de frecuentar lugares en donde podía encontrarme a estas personas, dejar de relacionarme con esas personas con las cuales tuve experiencias desagradables y evitar incluso cruzarme en eventos con esas personas.

Tercer acercamiento: definición.
Hace algunos meses, alguien comenzó a hablarme del tipo acusado de violación: se llama Francisco Ide (el libro más conocido de él es "Yakuza"). Yo leí el libro y lo encontré genial, me gustó; eso fue antes de enterarme de la acusación de violación; el libro, para mí, continúa siendo bueno, pero no me gustaría conocer en persona al autor. Un sujeto -que consideraba un amigo hasta esa conversación- me dijo que invitaría a Francisco Ide a la Feria del Libro del próximo año. Yo, muy en mi volá, me puse a levantar los brazos y decir en voz alta "¡funa, funa, funa!". El sujeto con quien conversaba me dedicó una profunda mirada de desaprobación y comenzó la avalancha de basura acostumbrada (una avalancha de basura que me cae encima cada vez que nuestras ideas no concuerdan).

Cuarto acercamiento: recuerdos.
Mucho después de terminada la conversación, recordé que hacía harto tiempo que este sujeto quería invitar a Francisco Ide a La Serena. Ahora mismo me parecía imposible retomar la idea de invitarlo, todo le va en contra: lo funaron maratónicamente en facebook, le cancelaron contratos editoriales, asumo que muchas personas que lo conocían se alejaron, dejó de ser un personaje público "limpio"; evidentemente no quería venir a La Serena.
El sujeto retomó la conversación después de mi manifestación de "¡funa, funa, funa!". No recuerdo si me preguntó algo con respecto a la funa al escritor, pero recuerdo bien que me preguntó dos cosas que no he olvidado y eso que pasaron hace mucho. "¿Qué pasaría si yo te funara por morderme el dedo?" "¿Y si yo te funara por abuso sexual a un menor en una casa de Las Compañías?". Wooooooo. Me esperaba lo del dedo, pero no las palabras "abuso sexual a un menor", ese episodio tuve que desempolvarlo para recordarlo en detalle. Le respondí que en caso de que él me funara por el dedo, yo no tendría nada que hacer al respecto, excepto aceptar mi culpa de modo público: yo trabajo con muchas personas y algunas de ellas dependen de mí (en el sentido editorial), por lo tanto la reacción esperada sería postear una declaración pública aceptando mi culpa en todo este asunto. La condena, los insultos, los bloqueos, las malas palabras y, por otro lado, el apoyo, las buenas palabras, los mensajes privados y las opiniones de personas que no conozco es algo que se espera, pues para eso está la funa: para condenar pública y virtualmente a alguien. Es una marca que quedará en tu rostro para siempre.
Cuando sucedió este incidente con el dedo, yo estaba completamente dispuesta a asumir las consecuencias -fueran las que fueran-. Si me denunciaba por violencia ante carabineros y me citaban, yo iría. Si le había quebrado el dedo, yo correría con los gastos médicos. Si me pedía dinero o una disculpa pública, yo le daría dinero o me disculparía públicamente. Si me funaba por redes sociales, yo tendría que escribir una declaración pública asumiendo mi culpa: por mi parte, esto jamás estuvo en duda. Aprendí de mi familia que cuando uno hace algo reprochable, debes asumir las consecuencias sean las que sean y siempre estuve y estaré dispuesta a asumir lo que sea.
Como no sucedió el incidente con el "abuso sexual a un menor", mi respuesta fue la siguiente: no puedo aceptar o replicar con respecto a un incidente que no sucedió; sin embargo, si quisieras hacerme daño funándome por algo que es mentira, lograrías tu cometido.

Quinto acercamiento: poner la cara.
Si deseas funar a alguien, sea verdad o mentira lo que declaras, el daño será más profundo y duradero si lo haces por redes sociales: del mismo modo en que no puedes controlar lo que las personas postean habitualmente sobre ti, tampoco podrás controlar hacia dónde se dirige la vorágine de personas que creen o discuten sobre lo que dicen de ti. Las consecuencias son incluso, más profundas que en la "vida real": si te condenan por un delito, es fácil borrar u ocultar la información al respecto, aunque sea una acusación verdadera, falsa o salgas bien parado de la condena -independiente de si eres culpable o no-.

Sexto acercamiento: Actuar.
El objetivo de una funa es hacer daño público y nada más. Pregunté en alguna oportunidad a un amigo abogado qué pensaba al respecto, él me dijo que no le gustaba comentar (en las redes) nada al respecto y que recomendaba que las personas que deciden funar por redes sociales lo hagan después de haber denunciado formalmente lo que acusan públicamente, o sea, acompañar la funa con un documento que certifique que han puesto una denuncia en la entidad correspondiente.   
 

Ay, esto da para largo.


*Esta entrada la escribí hace bastante rato, el año pasado al parecer. Ha estado aquí guardada y como ya poco importa, pues va -aunque, al parecer, las reflexiones quedaron a medias-; a estas alturas ya poco importa.