Antes de leer alguna entrada de "Cierto personaje acusado de alta traición":

30 de abril de 2014

Un comentario de nulo interés.



   Me tocó soportar a un hombre enojado, escuchar sus gritos iracundos. Yo misma estaba muy enojada por todo aquello, por lo que dijo a otras mujeres ahí sentadas; todos los presentes estábamos intentando pasar un rato agradable. ¿Por qué quise participar en este evento? pues porque sentí que debía probarme ante personas de otras regiones y ante las mujeres que conozco, aquí en mi ciudad. En eventos anteriores conversaba con personas al azar, tres de entre todos y les hacía las preguntas pertinentes. Ahora dije: me pararé delante de todas esas personas que no conozco y presentaré lo que hago, lo que escribo, lo que pienso. Evidentemente me planteé la posibilidad del fracaso total, del rechazo, de recibir pésimos comentarios al respecto. No estaba nerviosa, quién mejor sabe lo que hago soy yo, hablar de ello es fácil. Reconozco que mi ponencia no fue del todo explicativa, me salté de una idea a otra, estuve un rato dudando sobre algunos puntos [sonrisa] aún me perturba un poco hablar delante de tanta gente. Al final de todo, sentí que mis ideas fueron muy bien recibidas; ideas que para mí son de todos los días, para muchas de ellas eran nuevas, accesibles e importantes. Alguien aparecerá y dirá "te estás dando importancia que no tienes"; está bien, no soy la única que ha hecho libros en La Serena; pero puedo decir que sí soy la única editora de revista literaria que aplica nuevas ideas en la encuadernación de las ediciones (y que, por supuesto, está trabajando ahora mismo en nuevas ediciones). Volviendo al asunto del "hombre enojado": yo tenía un discurso muy estudiado si alguien llegaba a interrumpir el evento en sí, alguna ponencia o lectura... este incidente de odio se produjo mientras intentábamos compartir un vino, fuera de toda formalidad, por lo tanto mis ganas de intervenir eran nulas. Me dijeron "burradas", lo que pretendían ser insultos los oí como chistes, me hacían reír. Personalmente me dio vergüenza que aquel "hombre enojado" despotricara contra todo y todos, algunas horas después de que se aprovechara de la concurrencia al evento para difundir su trabajo con una sonrisa en la cara. Me lo imaginé mintiendo a todas las mujeres a las cuales se acercó, sonriendo mientras pensaba que todas éramos unas "weonas creídas" por participar de un evento en que nuestro género sí era muy importante, en que nuestras visiones e ideas eran bien recibidas, aceptadas y comentadas. Me parece que si alguien, quien quiera que sea, va a hablar con tanta propiedad sobre un evento, por último debe estar presente en gran parte del evento; no sólo en la inauguración (porque hay cóctel) y en el cierre (porque hay vino).