Antes de leer alguna entrada de "Cierto personaje acusado de alta traición":

28 de abril de 2008

La cabeza de la Mistral con un pajarito encima.















Como buen alumno universitario, iba tranquilamente a devolver el Lheninger a la biblioteca(un libro de cuatrocientas páginas correspondiente a la sección “alta demanda”).
Caminaba sin mucho apuro, disfrutando de la brisa nicotínica, observando atentamente el ambiente de aparente ocio en los alrededores de la institución. Crucé la calle, sin disminuir mi velocidad y sin sentirme especialmente interesado en observar si en la calle transitaba algún automóvil (no tengo mucho aprecio por mi existencia a esa hora del día). Levanto la mirada para encontrarme frente a frente con una cabeza enorme (¡¡¡qué demonios!!!). Abro los ojos y en mi mente se forma un pensamiento extraño: para ser una poeta importante, famosilla, admirada, bla bla, es bastante poco lo que me dice de ella esa enorme cabeza. Tiene una mirada que expresa dureza ¿era una persona que escribía poesía? los poetas, aún los desgraciados (que son la mayoría) no te atemorizan con la mirada ¡y no es todo! el tamaño de su cabeza en medio del pasto, sobre una estructura lisa, monocromática. No me dice algo de su vida, de su obra, de sus sentimientos.
No me gusta leer poesía, porque mientras más se lee a un autor en particular, más te influencia su modo de escribir, es simple (además no soporto los versos dedicados a la madre y a los niños).
Los escritores que son alabados por el público son aquellos que se dedican, totalmente, a lo que saben hacer, los que reciben premios o reconocimientos se lo merecen, para alegría o desgracia del resto de escritores mediocres (a la mayoría
les carcome la envidia y no se
preocupan de sus asuntos).
Aún sin leer poesía y sin haber recibido nunca ningún premio, reconozco que esta mujer hizo cosas por el mundo y no murió en el maldito anonimato (eso prueba lo buena que era), todo el planeta aprecia su obra ¿y lo único que se les ocurre para rendirle homenaje es dejar una cabeza enorme a merced del pajarito que no tiene idea sobre qué se esta posando?.

Seguí caminando, pensando en que sería adecuado dedicarle una entrada a la gran cabeza de una poeta famosa (eso le sube el “status” al blog).




16 de abril de 2008

El odio que me conduce a cometer locuras.

*Saturno de diez años, un adorable niño.

Un niño horrible lo hace enojar y el pequeño Saturno, valiéndose de un estuche, deja fluir su ira en un golpe certero en la mano del odioso niño que lo molesta. La profesora (no recuerdo su nombre, solo su rostro y sus palabras), ve todo en el climax del momento, el fuerte golpe, ella se acerca y le susurra unas palabras a Saturno: “Te quedas a hablar conmigo a la salida”. El pequeño Saturno comprende que se ha metido en apuros, en sus ojos se forma lo que podría ser una lágrima que nunca llega a caer. Pasan angustiantes minutos. Finalmente, cuando aquella clase a terminado, la profesora se queda a solas con Saturno.

-Si no te controlas, te voy a tener que controlar yo.

El pequeño Saturno nunca olvido esas palabras, aunque aún le intenta encontrar algún significado lógico.

*Saturno de once años, un muchachito solitario.

Dos grupos en el mismo patio de recreos, niñas y niños separados. Saturno practica algo con un balón, se debe aprender a tirar en la canasta, juegan baloncesto. Saturno esta parado en medio de la cancha con otra persona, de pronto se le ocurre tirar de sorpresa la pelota que mantiene firme en sus manos, dice algunas palabras justo al momento de tirar.

-¡Piensa rápido!.

Aquella persona no reacciona como debería, la pelota da un bote en medio de su rostro. Cuando el balón cae al suelo, algunas gotas de sangre caen con él. La persona va al baño con algunos testigos del accidente. Saturno se queda solo en medio del patio. La gente esta agitada, Saturno trata de parecer indiferente.
Esa niña lleva fuego en los ojos, dice palabras frías y Saturno le responde con la misma frialdad.

-La nariz no deja de sangrarle.
-Apriétale el tabique.
-Ya lo hicimos.

El grupo entero parece un panal con un núcleo colapsando. Todos nerviosos preguntando la razón del alboroto. El profesor quiere conversar a solas con el causante.
Ya a solas Saturno debe relatar todo desde el comienzo, le resulta difícil, le duele el corazón cuando recuerda que aquel balón salió de sus manos. Llega la hora de irse y hay muchas miradas sobre Saturno, todas de odio.
Al día siguiente asiste a clases normalmente. Cerca de las doce del mediodía, es sacado del aula. En medio del silencio, Saturno se retira. Ya caminando bajo el umbral de la puerta, se escucha la marcha fúnebre, la mayoría de los alumnos entona la particular tonada. Saturno llega y se sienta en un amplio sillón, frente a lo que parecen ser una psicóloga y la directora del colegio.
Esta nervioso, le piden que vuelva a relatar lo sucedido, él llora desconsoladamente, no quiere recordar aquello, pero debe hacerlo y contarlo a quien se lo pida. Antes de terminar con el relato, saca algunos chiches que lleva en la mochila, juega nerviosamente con ellos y acaba la historia casi sin poder hablar, recordar aquello le duele.
Saturno terminó suspendido un día martes, la profesora jefe le dio una tarea para que la hiciera ese día.
Saturno llama por teléfono, pide disculpas nuevamente, esta vez a la afectada.
Algunos días después, la chica del accidente va al colegio, quiere visitar a su curso. Todo el grupo la rodea, Saturno esta lejos, de pie en frente de un muchacho rubio.

-Oye, anda a pedirle disculpas.
-Ya lo hice por teléfono.

Se les acerca una muchacha de lentes.

-La nariz le quedó igual a como la tenía.

Saturno sonrió.

[Continuará].

Y una declaración de locura en éxtasis bajo el árbol gris de tu inocencia.

Observando todo aquello que sucede bajo mi nariz, extraño aquellos días en que me importaba un bledo la gente. El gran problema es del hombre como especie, un ser social desde el principio de los tiempos hasta nuestros días ¡el ser humano se relaciona con sus pares y si deja de hacerlo enloquece!. Me molesta de cierto modo cuando alguien me acompaña y se burla constantemente de mi, es como si el muy maldito utilizara mi presencia como remedio para alguna de sus dolencias a costa de mi tiempo y mi escasa tolerancia a los “chistes medio en broma”. ¿Qué demonios le impulsa a moverse a mi lado?, es que no puedo quedarme solo en el mundo, siempre hay alguien allí, tratando de llamar mi atención, apagando mis esperanzas de quedarme en silencio disfrutando del ritmo lento de mi respiración. Y el asunto no acaba allí. No me molesta si de algún modo saco algo a cambio en estas caminatas sin sentido, pero termino agotando mis energías en frases inconexas. De verdad me esfuerzo en parecer interesado de algún modo, pero desafortunadamente el planeta me quita mi vitalidad y me hace sentir miserable la mayor parte del tiempo. Aquel muchacho que me acompaña no hace más que favorecerse con mi compañía y termina satisfecho porque piensa que me hace algún bien ¡error! maldita sea. Si todo esto es “bueno” para mi, no tendría problemas con afrontar cada día de mi vida, no tendría este cansancio que me aplasta y no me molestaría en escribir. ¡Saturno ya no quiere seguir ocupando espacio en este planeta!, uno de estos días, uno de estos días, maldita sea, me voy a largar de este miserable lugar.

Sí, el árbol gris de tu inocencia ya no existe, se lo llevó otro, lejos de aquí. Hace mucho que no puedo ver tu cabellera al viento, observarte caminando despreocupada, mirar tu sonrisa algunos metros alejada de mi y sentirme enamorado con solo verte en las mañanas ¡no te atrevas a seguirme al infierno!.

9 de abril de 2008

Esa tristeza que mantiene mis ojos cerrados.

Una vez más y estaré dispuesto a abandonar definitivamente este mundo.

No creo ser lo suficientemente útil como para seguir existiendo, robando aire que es necesario para otro organismos. Uhhh, en serio que siento que estoy perdiendo valioso tiempo en existir, si consideramos que gran parte del día me siento cansado y con ánimo de muerto.
Quizás deberían existir en otro plano, a través de los anuncios y los espejos, esperando que el tiempo se detenga y quedar atrapado por siempre en el limbo de la incertidumbre.
Más que angustia o rabia, siento indiferencia. Al escribir solía sentir cierta satisfacción, una especie de placer que hacía de mis tardes algo para recordar. Hoy apenas escribo algunas lineas y siento que mis ideas se derriten entre los pliegues de mi cerebro.

Una vez más y estaré dispuesto a abandonar este maldito mundo que llamamos hogar.

8 de abril de 2008

Sin cigarrillos, sin sueño, sin memoria. [Segunda parte].

En cada trozo de piel podré capturar la esencia de aquella mujer bajo mi cuerpo. La locura me hará ver en ella el cielo impreso en su pecho, miles de mariposas adornando los miles de cabellos en su cabeza. La almohada no esta en la cama, no la necesito ¡soy capaz de sostenerla perfectamente!. Mi excitación sigue creciendo cuando descubro que ella cierra los ojos y arquéa un poco la espalda. Me fascina, no puedo resistir besar aquellos labios. Mientras la beso, ella toca todo allí abajo.
-----------------------------------------------------------
Bueno, eso debería ser un encuentro satisfactorio. No quiero estropear este perfecto final, pero no puedo dejar
de narrar lo que sucede luego. Su servidor no es tan buen amante como suponía.
-----------------------------------------------------------
Me siento ahogado, trato de respirar con normalidad, pero ella lo nota. Un minuto o algo así y ella sigue mirándome, sabe bien que me falta el aire ¡no reacciona!. Trato de moverme para atrapar algo de aire, me es difícil moverme.
Ella se hace a un lado, intenta recostarme. Termino boca arriba, mirando el techo desteñido de su habitación. Logro normalizar un poco mi repiración, solo me alcanza para mantenerme vivo. Ella sale de la habitación, no puedo decirle algo. Vuelve con un café. Me mira.

-Si quieres puedes quedarte hasta mañana.

Esa fue la gota que rebalsó el vaso. No pude decirle nada a esa loca mujer. Me sentí aliviado de quedarme allí. Ella se toma el café, deja la taza en el suelo y se acuesta a mi lado, pero no me toca. Yo sigo mirando al techo, me duermo con facilidad. Ya mañana arreglaremos cuentas.

3 de abril de 2008

Saturno no necesita del mundo.

En aquellos años, Saturno tomó ventaja de la situación. Tuvo la oportunidad de comenzar desde cero, hacer su vida según le convenía y le resultó. Por estos días es el protagonista de un blog, más de la mitad de las entradas son reflexiones de la vida (de la suya y algunas ajenas), es de algún modo universal. Punto a favor, si consideramos la corta trayectoria como bloguero en su antigua “vida”, solo escritos autoreferentes que se aplicaban a gente con determinadas características y en ciertas situaciones. La vida que se construye en un lugar lejano, en donde nadie sabe en realidad quien eres, es una oportunidad única de reivindicarte, de convertirte en la mariposa que siempre quisiste ser.
Saturno se despidió de toda aquella vida de soledad y despertó rodeado de exquisitos aromas, tersas pieles y nuevas sensaciones. La gran tarea de Saturno y su única preocupación, es definirse a si mismo. Contener a este ser se a convertido en trabajo difícil.

-En realidad Saturno viene a sacar, a este ser angustiado y solitario, del agujero en que a caído.
-Sabemos que de algún modo ha dado frutos, posiblemente la aparición de Saturno como tal halla salvado una vida, pero ¿en realidad funcionó este asunto de la creación de Saturno? ¿qué problemas resolvió su aparición?.
-El miedo desapareció, miles de sentimientos olvidados afloran a través de una piel renovada. Nuevas letras inundan la antigua letra sangrienta, con el mismo vigor, pero con un sentido distinto. Nada de lo que haga o piense Saturno va en contra del equilibrio vital, no existe, prácticamente el pensamiento “muerte” o “angustia”.
-¿Cuánto tiempo te ha tomado convertir esta mente?.
-Aproximadamente dos años y algo. Aunque debo reconocer que falta algún camino por recorrer.
-¿Aún? aquel sujeto parece totalmente listo para reintegrarse al mundo.
-Aún le falta. Es cuestión de tiempo para que por fin Saturno se libere de cualquier vida anterior. Lo último es definir los límites de este ser, el poder que puede llegar a tener y lo que puede lograr sin caer en su antiguo estilo de vida. Falta poco, es cosa de tiempo.
-Mmm ¿cuánto? ¿años?.
-Depende de la respuesta del sujeto. Por lo general lo que toma una vida, lo hice en dos años ¿qué me impide seguir transformando?.
-Tiene usted razón, no tengo mucho más que preguntar.
-Fue un placer atenderla.
-El placer es mío caballero Saturno. Lo visitaré para consultarle nuevos avances.

Saturno aprovechó aquel tiempo en que su corazón estaba quieto.
Saturno quiso mentir a la vida y rehacerla a los dieciocho años.
Saturno esta a punto de cumplir su cometido.
Saturno no necesita del mundo.