Antes de leer alguna entrada de "Cierto personaje acusado de alta traición":

22 de noviembre de 2011

Notas a pie de página X


De “Puteo Lírico” en Música de cañerías:

“El problema de una lectura de poesía -cuando se llega a las once de la mañana y la lectura es a las ocho de la tarde- es que a veces reduce a un hombre a tal estado que quienes le hacen subir al escenario para mirarle, burlarse de él y machacarle, no esperan de él iluminación alguna sino pura diversión.”

No creo que llegar unas cuantas horas antes a un evento sea perjudicial, en especial cuando eres el protagonista. El problema es que el público siempre -llegues tarde o temprano- espera que les diviertas, ellos no desean pensar en lo que leas, ellos quieren estremecerse de emoción. Todo el espectáculo en la lectura poética es necesario para la permanencia de la audiencia, es bastante simple si lo piensas.

21 de noviembre de 2011

Notas a pie de página IX

De Mujeres:

“-Tú tienes mejor aspecto que en las fotos. Creo que no eres del todo feo.
-Gracias.
-Oh, no quiero decir que seas guapo, no tal como entiende la gente la belleza. Tu rostro es atrayente. Y tus ojos… son hermosos. Son salvajes, enloquecidos, como los de un animal escapando de un bosque incendiado. Hostia, algo así. No soy muy buena con las palabras.
-Yo creo que eres hermosa -dije yo-, y muy simpática. Me siento bien junto a ti. Creo que es bueno que estemos juntos. Bebe. Necesitamos otro más. Eres igual que tus cartas.”

Gente que me encuentro me dice que mis ojos son lindos, que el color es “bacán” y cosas por el estilo, yo creo que es lo único lindo que tengo. Es gracioso pensar que para el resto del mundo soy una loca silenciosa de ojos lindos. Mi familia se encargó de construirme y el resto del mundo se encarga de recordármelo. Lamentablemente a menudo tengo conversaciones en las cuales me transmiten que lo único atractivo en mi son mis ojos, me lo dicen a cada momento, pero a nadie se le ha ocurrido conocerme mejor y ver más allá de mis ojos.

20 de noviembre de 2011

Notas a pie de página VIII

De Hollywood:

“En general no había otra cosa que hacer en esas pensiones y apartamentos baratos cuando se estaba arruinado, muerto de hambre y a punto de terminar la última botella. No había otra cosa que hacer más que escuchar aquellas discusiones salvajes. Eso te hacía darte cuenta de que uno no era el único que estaba absolutamente desencantado del mundo, que uno no era el único que se encaminaba hacia la locura”.

Muchas veces me quedé sola en la habitación que arrendaba con mi compañera de carrera. Sin ningún peso no hay muchas cosas que hacer, me dedicaba a dormir hasta tarde y a esperar que llegara el lunes para asistir a clases. Escuchar el ruido de la gente, el movimiento del resto de arrendatarios y sus discusiones era una actividad que no elegí, pero que me distraía de la situación y me centraba en los asuntos reales que debía solucionar cuando regresara mi compañera. Experimenté la soledad como una especie de viaje psicodélico, el tiempo perdía su significado, el día y la noche se mezclaban, no dejaban espacio para diferenciarlas. Me sentía perdida, loca, ausente, desgraciada.

19 de noviembre de 2011

Notas a pie de página VII

De La senda del perdedor:

“Me miré en el espejo. Era fantástico. Tenía la cabeza completamente vendada. Absolutamente blanca. No se distinguía nada salvo mis ojos, la boca y las orejas, y algún que otro mechón de pelo en lo alto de mi cabeza. Me sentía oculto. Era maravilloso.”

Cuando me siento triste o deprimida, me escondo, acomodo mi cabello para que oculte mis ojos. Sentir que la gente no me está mirando o que no existo para el resto el planeta, es maravilloso. En el colegio me quedaba horas en la biblioteca, sola. Mis “cimarras” las hacía en la biblioteca, en los aniversarios y fiestas me escapaba de las actividades porque deseaba ocultarme de toda esa gente que murmuraba a mis espaldas. En más de alguna oportunidad quise desaparecer.

18 de noviembre de 2011

Notas a pie de página VI

De La senda del perdedor:

“-Henry Chinaski- anunció el director por el micrófono, y yo anduve hacia delante. Nadie aplaudió. Entonces un alma bendita entre los espectadores dio dos o tres palmadas. Había varias filas de asientos dispuestos sobre el escenario para los alumnos recién graduados. Nos sentamos allí y esperamos. El director pronunció su discurso sobre el tema de la oportunidad y el éxito en América. Al poco todo había acabado.”

Mi graduación fue el término de los peores meses de mi vida, con el discurso del director se acababan los conflictos con mis compañeros y profesores. Cuando dijeron mi nombre, se oyeron los aplausos de mi familia, cuando estaba sobre el escenario me sentía demasiado incómoda, mareada, enferma. No tengo imágenes claras de ese día, a mi madre se le ocurrió que debía sacarme los lentes para la ocasión. No sé cuánto duró, pero agradecí cuando todo acabó. No me gusta la gente y estar sentada en medio de los integrantes de cinco cursos, sus padres y familiares, profesores y niños de cursos inferiores, me dejó deprimida. En mucho tiempo no volví a hablar de eso.

16 de noviembre de 2011

Notas a pie de página V

De La senda del perdedor:

“Fuimos hasta el bulevar y entramos en un almacén que vendía chicle. Compramos varios paquetes y nos lo metimos en la boca. A él le preocupaba que su madre lo descubriera. A mí no me preocupaba nada. Nos sentamos en un banco del parque mascando chicle, y yo pensé, bueno, ahora sí que he encontrado algo, algo que me va a ayudar en los días venideros”.

Henry se refiere al alcohol, él lo probó muy joven y no lo dejó en toda su vida. Apenas dejé de vivir con mis padres, el alcohol fue un modo fácil de evadir mis problemas y la soledad, no puedo decir que bebiera demasiado, pero prefería “tomar” antes de juntarme con alguien a conversar. No es un asunto que me guste contar, pero de hecho nunca lo negué o traté de ocultarlo. Tal como a Henry, no me importaba ser descubierta, nunca intentaba tapar el olor ni parecer particularmente preocupada por las consecuencias de mi actuar. En primera instancia solucionó mis problemas, pero a medida que corrían los meses mi ánimo fue decayendo y como no, pues el alcohol brinda ayuda momentánea, pero te la cobra de modos extraños. Henry nunca dejó de beber, nunca se arrepintió y muchos de sus relatos están íntimamente relacionados con sus borracheras, yo dejé de beber sola y muchos de mis relatos están basados en madrugadas acompañadas de alcohol.

14 de noviembre de 2011

Notas a pie de página IV

De La senda del perdedor:

“Así que eso era lo que querían: mentiras. Mentiras maravillosas. Eso era todo lo que necesitaban. La gente era tonta. La cosa iba a ser fácil.”

En séptimo básico contesté algunas preguntas en base a experiencias personales, cada respuesta fue sincera y detallada. Algunas semanas después, mi profesora habló con mis padres y les explicó que tenía una autoestima baja, mis padres se enfadaron conmigo y desde ese entonces decidí mentir.
Para mi tranquilidad, las personas creían mis mentiras, de hecho les fascinaba cuando les contaba alguna historia, pude salir bien parada de muchos problemas por mentir descaradamente. Hace un par de años me hice consciente del asunto, mentía a cada momento, incluso sin obtener beneficios a cambio. Decidí expresarme sinceramente o guardar silencio, ahora cuando deseo mentir, escribo relatos sobre cualquier tema, la gente que lee mis historias me felicita por escribir mentiras.

13 de noviembre de 2011

Notas a pie de página III

De La senda del perdedor:

“Mi padre había empezado a no gustarme. Siempre estaba furioso por algo. Allá adonde fuéramos, siempre se metía en discusiones con alguien. Pero a la mayoría de la gente no parecía asustarla. A menudo simplemente se le quedaban mirando con calma, y él se ponía más furioso.”

Mi padre es, a los ojos del mundo, una persona bastante violenta. En muchas oportunidades se ha involucrado en peleas, aunque nunca sin provocación de por medio. Quiero aclarar que nunca ha sido violento con nosotros -la familia-, pero con las personas del exterior es capaz de reaccionar mal cuando le provocan. A medida que fui creciendo, me di cuenta de las diferencias entre nuestra familia y el resto. En mis años de adolescencia mi parecido con mi padre me trajo problemas y comencé a disgustarme con él. Ahora que está más viejo, se enfada con frecuencia, incluso porque no sonrío cuando me invita a pasear o porque peleo con mi hermano. Henry albergaba mucho odio en contra de su padre, principalmente porque lo golpeaba y nunca cumplió con su rol de padre, yo siento una amalgama de sentimientos hacia mi papá, él me ha dado la fuerza suficiente para afrontar cualquier desafío que me ha presentado la vida, pero constantemente tengo conflictos fuertes cuando tengo que pasar largo tiempo en su compañía. Hoy prefiero evitar las temporadas con mi padre.

2 de noviembre de 2011

Notas a pie de página II

Ordenando y conectando [esas cosas del proceso creativo].

[1/Abril/2010]

Y pocas veces tengo ganas de hacer, abandonarme algunos minutos en alguna escena construida a ciegas. “Snip snap” desde la cámara fotográfica encierran nuestra imagen para el bien de otros. Desde el papel aparece un mar de ideas entrelazadas de mal modo. Un salto, otro y otro. Pisadas que parecen negar el peso que sostienen, pasan minutos y esos cuerpos necios regresan a su posición original. 

Notas a pie de página I

Lo improbable de un “para siempre”.

[30/Marzo/2010]

Apaga las luces y los rostros desaparecen.
Caminaban con pasos inseguros, esos pies intentan guiar un cuerpo, esos dedos calientes que se encuentran con pedazos de un ser extraviado en la oscuridad. Un haz de luz amarilla permite ver sombras voluminosas, todos caminan, un paso al lado de otro, te mueves de un extremo a otro intentando sentir la duda de otros seis cuerpos.
Detente, del suelo al cielo y sin tener conciencia de ello, eres pieza única de una escultura viva, escena tras escena, una continuación de la otra, rostros juntos y la impresionante sensación de pertenecer a un universo que respira, transpira y siente.