Antes de leer alguna entrada de "Cierto personaje acusado de alta traición":

27 de marzo de 2020

Comprendí algo y lo tengo atravesado - Parte I

Nota: No puedo creer que mi entrada 300 (la entrada anterior fue la 300) fuera de algo que escribí el año pasado y que tenía guardado desde entonces, no terminado, posteado recién y que importa medio comino. Fue no más.

*Antes de leer esta entrada. Esto da para largo y puse los detalles pesados al final con numeritos: descripciones sobre el oficio de encuadernador.

El año pasado (2018) durante las tomas Feministas de la ULS, alguien (en ese rato no sabía quién) ofrecía un taller de encuadernación en Bongard. Yo muy guay decidí ir, pensé que podría conocer a otro encuadernador o proyecto editorial; me gusta probar suerte en talleres de encuadernación -especialmente cuando son gratis-, a veces conozco a gente interesante. Fui y llegué un pelín tarde (fue un cacho amarrar la bici afuera del campus en toma), cosa que cuando di con el lugar ya estaba la gente sentada y escuchando las primeras instrucciones. Comienzo diciendo que esta entrada será "aproximativa", mi memoria es pésima y algunas cosas que yo dije o que me dijeron no podrían ser exactamente las palabras que se dijeron o que dije; sin embargo, recuerdo la mayor parte de lo que sucedió. Creo que el tallerista me dijo que comenzara a doblar hojas, yo le dije que observaría ya que trabajaba todo el día con libros; sutilmente me declaré como alguien que tenía conocimientos previos. Pregunté qué tipo de encuadernación íbamos a hacer, el tipo me dice que "japonesa". Ya, ok, entonces ¿por qué porras doblamos hojas? Me pareció raro, medio me extrañé medio me puse a la expectativa ¿y si era algo que yo no conocía?1 La mayoría de las asistentes al taller eran muchachas (toma Feminista) y estaban bien emocionadas con el tema, como que a todas les hacía sentido lo que el tallerista les proponía. Desde aquí casi se me cayó el pelo y comencé a hacer caras raras; fue inevitable. Nos dijo que debíamos tener diez cuadernillos de cinco hojas cada uno (creo que es el número, pero no lo recuerdo bien). No se dio ninguna recomendación sobre el prensado de hojas antes de la encuadernación; detalle que hace que el libro tenga forma de ladrillo -ideal- o archivador-mal resultado, pero frecuente-.2 Yo me senté entre el tallerista y una chica que estaba un poco complicada, decidí ayudarla a doblar hojas. Algo que me pareció extraño fue que no dio ningún consejo para doblar las hojas para que quedaran medianamente alineadas, algo importante cuando uno hace una libreta o libro; es muy difícil cuadrar una tapa si el contenido está mal doblado o mal cosido. Con la chica a mi lado completamos los cuadernillos, yo había decidido ayudarla y no hacer el taller. La tercera cosa rara fueron las prensas chapuceras que había disponibles 3 y la alternativa a la prensa también se la pudieron ahorrar (eran estas "abrazaderas en c"), ofrecer apretadores y realmente enseñar a perforar/ranurar los cuadernillos -escribiendo esto no recuerdo si ofrecieron una sierra o un cartonero para ranurar; si fue cartonero, peor-; para un encuadernador es fundamental saber cómo perforar los cuadernillos y es algo muy útil para un principiante (lo ocuparás siempre). Hilo y aguja 4 a mano: el tallerista no recordaba si iba el hilo doble o sencillo, tampoco si debía anudarse al final. Ya, le di una mano recordándoselo. Después no recordaba como comenzar o por dónde, aquí debo hacer también una declaración: una vez me pasó que yo no alcancé a preparar un taller de encuadernación celta que tenía programado y confié en mi memoria; pésimo por mí, porque yo había aprendido y ejercitado esa encuadernación hacía más de un año y poco recordaba. Me disculpé apropiadamente con los asistentes y ellos comprendieron, creo yo porque llevábamos un par de meses reuniéndonos y jamás les fallé en cuánto conocimiento podía entregarles ("lo di todo", les dije todo cuanto sabía de lo que yo misma había aprendido trabajando en esto). Ya, igual le soplé cómo debía comenzar porque sentí un poco de empatía, aunque sólo intuía lo que quería hacer, ya que como mencioné antes, él anunció que era japonesa y eso no era ni de cerca japonesa. Ahí comencé a ver algo que no había visto hasta ese momento, pero que me he vuelto a topar: una maraña de hilos cruzados a lo loco 5. Me parece lamentable que habiendo tanto tipo de encuadernación fácil, bonita, sencilla y funcional, la gente me engañe diciéndome que esa weá es encuadernar y más encima, en este caso, me mienta diciéndome que es encuadernación japonesa. Patrañas, paparruchas. ¿Quién chucha le está haciendo tanto daño a un oficio tan sencillo? ¿con qué propósito inventarse una weá chapucera? ¿por qué los que aprendieron esa weá no corroboraron en manuales o libros su existencia o indagaron más acerca de su utilidad? ¿a nadie más le parece extraño?
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Gente: si usted, sea quien sea, quiere aprender algo (cualquier cosa) es genial tener un primer acercamiento con un taller y si, de verdad, te interesa como oficio o algo que quiere hacer siempre también indague por su cuenta, lea, aprenda por usted mismo, pruebe, equivóquese, ponga en duda y resuelva la duda, complemente su conocimiento con varias fuentes fiables y póngalo en práctica, anote sus descubrimientos y compártalo después de haber confirmado su veracidad o efectividad. Para una persona que desempeña un oficio es abominable llegar a un taller con intenciones de aprender e irte de ahí deseando no haber ido porque te están mintiendo descaradamente. Si vas a un taller porque te interesa como un modo de quemar un par de horas, sinceramente da lo mismo: si aprendes de buen manera o si te mienten da lo mismo, quizás jamás en la vida vuelvas a hacer lo que hiciste en el taller. En ninguno de los dos casos desaconsejo o desapruebo ir a los talleres, cada uno sabrá lo que quiere hacer y cuánto provecho le quiere sacar.
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Con la chica sentada a mi lado -la que decidí ayudar- hicimos una costura francesa; el resto hizo la chapuza esa del hilo y el nudo ciego. A mí me temblaba la ceja y eso no se detuvo ahí. El pegamento que había era NEOPREN. Ya reté a alguien por usar neopren y se preguntarán por qué me molesta tanto si la weá es barata y pega re bien (al parecer); la misma respuesta al amigo que había retado antes. Me interesa media raja la persona que compra un libro pegado con neopren, si lo compra no es por el neopren o por la encuadernación; te lo paga porque le interesa leer lo que estás ofreciendo y la exposición a ese componente tóxico es breve e inofensiva. Mi enfado va porque el que hace los libros, el mismo weón que compra y usa deliberadamente neopren se pega la feroz intoxicación por una exposición prolongada a un componente altamente nocivo.6 No había nada adecuado para aplicar el neopren, solo palitos y lápices, incluso los dedos; es muy probable que nadie saliera con su libreta indemne. Y vamos poniendo una tapa de cartulina que, por supuesto, quedó pésima con una costura  que ni existe. Yo estaba entre enojada y con ganas de conversar seriamente con el tallerista,decidí quedarme hasta el "final final" y lo esperé sin decir ni una palabra hasta que toda la gente se fue. Recuerdo una melcocha de cosas que dije, probablemente las mismas cosas que han escuchado mil veces cuando me encuentro con gente que hace libros, proyectos editoriales y encuadernadores. Ah! antes que todo, le aclaré que había esperado a que la gente se fuera para poder conversar con él a solas; que a mí me había pasado que se habían burlado de mí en un taller (una criaja de 16 y me sentí fatal) y que yo no lo avergonzaría con gente; que me parecía importante que nos conociéramos y colaboráramos pues éramos poquitos; que habían muchas cosas que quería aclarar con él y que tenía datos útiles para pasarle. Después comencé con el "interrogatorio". Amigo ¿de dónde sacaste que eso era encuadernación japonesa? ¿dónde lo aprendiste? -creo que comencé así-, me dijo que lo había visto en youtube, al parecer un tutorial de un mexicano. Le recomendé que no viera tutoriales y menos en youtube; lamentablemente ves a la gente hacer cosas y repitiendo las cosas que ves no aprendes, solo copias; no entiendes las bases ni el fundamento; no comprendes que algo no cuadra o que algo es sospechoso o, por último, verificar lo que ves (dudo mucho que todos los tutoriales en youtube de encuadernación sean malos, pero prefiero y recomiendo libros; yo he aprendido sólo de manuales y libros antiguos -la mayoría digitalizados-). Le recomendé en cambio que buscara manuales, específicamente el Musarra (excelente manual de encuadernación que pueden encontrar completo en pdf). Le pregunté por qué usaba neopren si era dañino y no era adecuado para encuadernar, me respondió que "eso encontraron"; le ofrecí que podía apañarlo con pegamento en otra oportunidad y le di la fórmula que yo uso para encuadernar; incluso le dije dónde podía comprarlo, el nombre y todo. Le pasé mi tarjeta, le dije que podía contactarme directamente para compartir datos y todo. Le dije que las prensas que tenía no servían para nada y que podía haberse ahorrado el material, incluso prescindir de hartas cosas que más que ayudar retrasaron el taller. Lo de prensar las hojas, nombres de tipos de encuadernación y todo lo que se me ocurrió pudiera servirle en el futuro. Quedó de contactarme y blablabla (más patrañas). Quería seguir hablando con él, pero algo me dio mala espina: una chica nos escuchaba un poco apartada de donde estábamos, pasado un rato se acercó al sujeto y le habló al oído, yo comprendí la "indirecta"; le dije que me iba y me fui de inmediato. Fui tres veces a la toma de Bongard: una para un conversatorio marika, otro para el dichoso taller que describí arriba y la última para una fiesta marika. La última vez yo estaba un poco apartada -de pie- medio apoyada en un pilar, vi al tallerista de frente y estoy segura de que me vio; yo preparaba mi mano para saludarlo (la iba a levantar y a decir "hola"), pero el tipo pasó de largo. Ok, me pasa seguido: cuando interpelo a alguien por la pega que hace -sólo libros- soy directa y me gusta preguntar de frente en vez de andar especulando weás, pelar o quedarme con la duda; y evidentemente la gente se enoja (tengo amigos que me han confesado que me odiaban apenas me conocieron, pero que han mejorado sus labores y finalmente les caigo mejor porque vieron que no los webiaba sin razón, sino que algo útil les dije, algo que les sirvió). Yo en fiesta marika me olvido de todo y me olvidé del tipo.
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Meses después contacté con una amiga feminista y bien activa en La Serena. Me comentó de un "weón x" que estaba súper funado, un loco que había tenido cáncer o alguna enfermedad catastrófica, un tipo que estaba tan funado que no lo querían en ningún lado y que impedía que otros compas se movieran cuando se invitaba al grupo, pero a él no. Yo le comenté del loco del taller, que me había llamado la atención una cicatriz bastante marcada en el cuello -sólo la vi de un lado- y que yo suponía era de un intento de suicidio. No recuerdo bien en qué orden fue la conversación, pero llegamos a la conclusión de que era el mismo "weón x" y me alivió bastante no haber entablado ninguna conversación con el sujeto; de ahí pasaron algunos meses hasta el verano.
Ese verano me instalé con algunas amigas y amigues en la Plaza de Armas de La Serena, llevaba un paño y algunas cositas para vender. Unas amigas que también odiaban a este "weón x" me dijeron que estaba en la plaza, un poco más allá; estaba instalado con una mesita en medio de las ferias oficiales. Fuimos a mirar lo que ofrecía. [De repente podría parecerte que soy una pobre weona sapa sin nada que hacer, de repente podría parecerte que estoy puro weando y que me merezco lo que me pasa; desde acá juzga por ti mismo, no pretendo ganar tu comprensión.] Con las amigas fuimos a ver los libros del "weón x", yo tomaba uno y les hacía preguntas sobre encuadernación ¿qué encuadernación es? ¿a qué huele? ¿está seca o no? ¿es este un buen resultado? y además les pedía que me dijeran por qué era mala o buena tal o cual cosa. Cuando alguien crea o hace algo, siempre se queja de que nadie lo "mira" (nadie lo pesca) o que no conoce a otras personas que hacen lo mismo que él; yo no creo en que uno deba sentarse a esperar a la gente, sino que nosotros debemos buscar a los pares y aprender juntos. Una de las mejores vías para aprender es ver lo que hacen otros e intentar adivinar o, derechamente, nombrar lo que ves; evaluar con ojo crítico el trabajo de otro; felicitar una buena pega o hacer énfasis en alguna falla, dar consejos, contribuir al desarrollo de tus pares y enriquecer tus conocimientos con lo que te pueda decir o enseñar de vuelta; yo espero retroalimentación, pero he aprendido que si a alguien no le agrado yo, mi trabajo automáticamente se transforma en una mierda. Acabamos esa breve vuelta a la plaza y hablamos mucho de lo que vimos, de esos libros que vendía el "weón x" 7. Mi conclusión: libros mal hechos a precios exagerados. Les dije a las chicas lo que debían hacer para evitar todo lo malo que vimos y ahí quedamos con eso. 
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Es probable que meses después -no recuerdo exactamente cuánto tiempo pasó-, recibí una notificación por facebook a través de un escritor local de ciencia ficción; no me invitaban a mí, simplemente vi este anuncio que convocaba a las editoriales locales para que postularan a una feria del libro que se realizaría en Las Compañías. Yo no soy una persona confiada, tampoco creo que deba involucrarme con todo aquel que haga libros o ferias de libros; me gusta ir, me gusta mirar, me gusta tocar, me gusta saber lo que la gente hace y cómo lo hace, me gusta disfrutar de lo que otras personas hacen. Como no sabía bien quién organizaba no se me pasó por la cabeza postular; busqué la dirección y ¡sorpresa! era a cinco o seis cuadras de mi casa. Le avisé a un amigo y lo invité a ir, le dije que quería ir a mirar y le pedí que me acompañara. Acercándome algo no me gustó, estaba leyendo un compadre conocido por odioso (borracho y acosador). Luego me encontré con el escritor de ciencia ficción que había posteado en facebook; él me vio y me saludó. A los segundos de saludar al escritor, el "weón x" me interpela, hay una mujer a su lado -una chica joven, bajita, de pelo teñido-. Él se mantiene a cierta distancia, me dice que soy autoritaria y amarilla, me dice que debo irme. La chica también me dice que debo irme, que nadie me quiere acá, ella se adelanta con el pecho y tiene una actitud amenazadora. No recuerdo mucho más, pero estuvieron algún rato diciéndome que me fuera. Respondí que aún no había terminado de ver las cosas y que me iría cuando terminara. Tomé una libreta (muy mal hecha) y le pregunté si la había hecho él; no me respondió y me alejé hasta la última mesa que me faltaba por ver. Ahí había un chico, estaba muy callado por lo que había pasado o era muy tímido. Vi su trabajo y era hermoso (libretas y artilugios de madera), le dije que estaba muy hermoso lo que hacía, que era un trabajo bello y prolijo; le pedí con insistencia un mail o un contacto. Noté que el chico no se sentía cómodo, yo (la estúpida que no debía estar ahí) le pedía un mail mientras todo el resto de gente estaban a punto de abuchearme en masa; alcanzaba a escuchar el murmullo, las palabras, el odio y los insultos. Saqué un lápiz y el chico justo me extendió un marcapáginas (te agradezco mucho que me dieras ese contacto); le dije a mi amigo que mejor nos íbamos. Siento mucho no haber tenido el valor de quedarme a conversar con el chico de las cosas preciosas, siento también haberlo hecho sentir incómodo. Al alejarnos sólo un poco de la feria, ya me estaban gritando: ¡ándate! ¡nadie te quiere acá! ¡weona! Buscamos plata en bolsillos y mochilas, con suerte juntamos 3900 -monto mínimo para un Lucky Rojo de 20- y caminamos hasta un almacén; eran 4000 y estaba a punto de llorar, un viejito nos pasó los 100 que faltaban. Desde que el "weón x" y esta chica -que no recuerdo haber visto jamás- me hablaron, yo estuve conteniendo el llanto; me asusté, pensé que ella me golpearía, pensé que todos se me tirarían encima, sentí mucho miedo, casi terror, algo incómodamente cerca del pánico. Cuando le pedí el contacto al muchacho, yo no podía ni hablar bien, temblaba y poco podía contener las lágrimas; tuve que agacharme un poco e intentar controlarme. Ya de salida de la feria, iba con la cara congestionada y con un dolor intenso en el pecho: miedo, pánico, temor, asco, rabia, pena; todo a medio contener y a medio soltar; todo sin poder ni prender un jodido cigarro porque ninguno tenía en los bolsillos y apenas logramos reunir 3900.

***PAUSA***
[Estoy llorando ahora mismo. Lo recuerdo y siento mucha tristeza.]
***PAUSA***     

Ya con el cigarro prendido en la boca y caminando a casa, no podía dejar de llorar. Continué llorando hasta que pude contarle a mi amigo todo lo que acabas de leer hasta antes de ir a la feria. Él me pidió permiso para abrazarme, sabe que no me gusta que me abracen y a él tampoco le gusta que lo abracen. No pude calmarme, pero dejé de llorar al cabo de un rato. Durante las semanas que siguieron le conté esto a algunas amigas y me sentía mal al contarlo. La última vez que lo conté fue en el verano del 2020, en la feria del libro de La Serena. Espero jamás volver a encontrarme con este "weón x" en la vida. 

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Cualquier tipo de encuadernación japonesa (hay dos familias: plegadas y cosidas) por ningún motivo llevan cuadernillos -varias hojas dobladas por la mitad, dobladas de cinco o más constituye un cuadernillo-, me explico y justifico mi sentencia. En Japón el papel utilizado en el comienzo de la historia del libro en ese país es el papel de arroz (piensa en la textura y delicadeza de un papelillo para enrolar cigarros); ese tipo de papel se puede usar por un solo lado para escritura por lo delgado y frágil, además no se puede coser en cuadernillos porque se raja (las encuadernaciones occidentales fueron creadas para trabajar con papel a base de trapo, por lo tanto más resistente, grueso y es bastante más fácil el trabajo con cuadernillos; todas las costuras con cuadernillos son occidentales, la mayoría europeas). Así en las encuadernaciones japonesas plegadas, se pega una hoja con otra -y tienen nombre según dónde se peguen las hojas- y las cosidas juntan hojas separadas para coserlas en el lomo, por encima de la tapa.

Aunque me hace y me hacía sentido porque cualquier encuadernación con cuadernillos y costura en el lomo -insisto que eso no era "encuadernación japonesa"- se nota con un volumen así, con menos cuadernillos no vale la pena hacerlo (ni para aprender).

Para coser cuadernillos, cada cuadernillo debe tener agujeros y todos los cuadernillos deben tener los agujeros en el mismo lugar (de este modo se facilita una labor impecable aunque no tengas experiencia previa). Hay muchas formas de hacer estos agujeros y no hay necesidad de complicarse la vida, especialmente con un taller que duró ¿dos horas quizás? Vas descritas las alternativas y justifico mi sentencia nuevamente.
1.- Prensa y sierra: si la tienes, filete; aunque es un cacho tener una para un taller de muchas personas (entre poner un cuadernillo y enseñarle a alguien como ranurar, se te va el tiempo).
2.- Prensa y cartonero: no me gusta el resultado, lo he visto y me parece que queda extraño e incómodo para coser, además cuesta perforar todos los cuadernillos con la hoja de un cartonero (por dentro queda un agujero mínimo, pero por fuera tienes que lidiar con un tajo perpendicular al lomo que tiende a arruinar la costura, el hilo se desplaza a un lado u otro del tajo).
3.- Un "apretador" y una sierra: ideal para un taller de muchas personas. Se pone todo al borde de la mesa, basta apretar los cuadernillos por un lado con el "apretador" y la mano menos diestra por el otro, aserrando con tu mano más diestra.
4.- Una media prensa: un par de palos planos y de más de diez centímetros de ancho, con pernos uniéndolos y tuercas mariposa. Bien si tienes que ranurar algo voluminoso y un solo ejemplar. Si está bien hecha, es genial.
Esta opción escogieron y la media prensa que tenían era un aparato estúpido e inútil: palos gruesos y cortos -creo que cortados poniéndole la pata encima a un palo cualquiera-; el agujero por donde debían pasar lo pernos eran más pequeños que los pernos, por lo tanto apenas se abrían para introducir el cuadernillo; y para qué mencionar los pernos mariposa que, como todo estaba mal hecho, debías girar con fuerza para que un palo se juntara con el otro y ese rechinar no se me va olvidar. El conjunto era un despropósito. Fue un obstáculo más que una herramienta y evidentemente se pudieron haber ahorrado todo el show de hacerlos para que sirvieran de nada.
5.- Con un punzón: los agujeros pueden quedar chuecos si no pones atención, pues debes agujerear cada cuadernillo por separado. Con punzón los agujeros quedan grandes a veces y no tiene buena terminación.
6.- Con un punzón y una cunita: la cunita es una caja larga rectangular que tiene una figura triangular dentro, así colocas los cuadernillos abiertos dentro y los agujereas con más precisión, según las medidas que asignaste. Igual puede quedarte un poco grande el agujero, pero en conjunto todos los agujeros quedan mejor alineados sin tanto esfuerzo.
7.- A la mala con aguja: pucha que cuesta perforar cinco hojas con aguja, te dañas los dedos y tus manos son las herramientas más valiosas que tienes; es una opción, pero no se recomienda.

Para una encuadernación de buen aspecto no sólo hay que practicarlo mucho, también ayuda bastante saber escoger los materiales ideales para hacerlo y ahí entra la experiencia. Se recomienda evaluar el agujero que has hecho a los cuadernillos, la aguja y el hilo: los tres en conjunto. Si el agujero es grande se recomienda un hilo grueso y una aguja que no agrande más el agujero, pero que permita al hilo pasar sin dificultad y te permita coser sin forzar tu mano ni el material con que trabajas. Si el agujero es pequeño, usar hilo delgado y aguja apropiada. Si estás encuadernando algo "grande" no conviene usar hilo delgado ni hacer agujeros pequeños; si estás encuadernando algo "pequeño", hazlo con hilo delgado y aguja delgada. Un buen aspecto exterior e interior se consigue también evaluando la armonía de los materiales usados, es como combinar bien los colores en tu vestuario.

"Hilos cruzados a lo loco" es tal como suena: cosen a lo largo de cada cuadernillo zurciendo (adentro y afuera hasta el final) y pasan al otro sin encadenar con el anterior cuando salen de cada agujero, al finalizar le hacen un nudo ciego a todos los hilos y lo dejan así. El cosido de cuadernillos es algo imprescindible, es el comienzo de un libro o libreta, es lo que mantendrá -en primera instancia- unidas las partes del libro, lo visible, lo que determina si una libreta o libro durará más o menos tiempo, la labor que le da forma al contenido, el que le brinda una forma determinada al lomo. Una buena costura es difícil de obtener sin experiencia, sin embargo, una costura básica bien ejecutada sirve perfectamente al propósito de enseñar, crear y obtener un buen resultado. Esa maraña de hilos cruzados a lo loco no aporta a la rigidez que debe tener un libro o libreta, ni una capa brutal de pegamento puede reemplazar u ocultar una mala costura. Eso que vi alguien se lo inventó para joder, no se me ocurre otra explicación.

6 Eviten usar pegamento con algún componente volátil, especialmente si es tóxico; el daño neurológico no se les va a curar vendiendo libros. Si desea una alternativa probada y guay: una mezcla uniforme compuesta de una parte de cola fría de madera (tapa roja) y una parte de S-600 en proporción de 50/50. Preparar en pocas cantidades (un tarrito de crema) y usar toda antes de rellenar el tarrito. La S-600 sale $2.500 el litro y la cola fría de madera sale alrededor de $3.500 el litro: yo me demoro meses en gastarme ambas. El neopren además de ser altamente nocivo, es un pegamento de mierda para encuadernar: no puede aplicarse de modo uniforme por la consistencia gomosa, se demora un montón en secar, el color arruina cualquier terminación, es muy fácil mancharse y manchar lo que haces, apesta, te mareas y, créeme, no vale la pena.

7 A ver...
-Se notaba que seguía "usando" la encuadernación chapucera que enseñó en su taller, una tontera mal aprendida y mal ejecutada.
-No puedes hacerte llamar editorial si agarras un pdf y lo imprimes sin la hoja de "créditos"; lo que haces es un servicio de impresión. No estás editando, no estás transcribiendo, no estás diagramando, no estás corrigiendo, no estás ampliando, no estás traduciendo, no estás diseñando el libro; estás imprimiendo un pdf, nada más.
-Si haces el libro en la noche y lo vendes sin que se haya secado el pegamento, estás vendiendo un libro a medio hacer; estás vendiendo rápido algo que necesita tiempo y cuidado en su confección.
-¿Siete lucas por un libro que descargaste, imprimiste en hoja blanca corriente, mal encuadernaste y más encima no se ha pegado completamente? ¿en serio? *Un libro así de mal hecho no sale más de tres lucas (yo le daría dos quinientos y no más). Jamás compres un libro que no esté bien pegado o húmedo, te ahorrarás un mal rato.
-Sinceramente me importa medio pepino el asunto de la Propiedad Intelectual de autores muertos ¿quiere sacar libros sin pedir permiso a nadie? dele no más. Lo que me jode es el "weón x" desconozca el trabajo de las personas que salen individualizadas en la hojita que arranca (sacando esa hojita está diciendo "yo hice todo esto que ves en este libro" y es una jodida mentira)... pienso que está siendo totalmente consciente de que se roba un trabajo intelectual, pero también pienso que podría no entender lo que hace. ¿Entiendes por qué es un weón chanta y mentiroso? ¿entiendes que el precio que cobra por libro es exagerado para lo que entrega?