Antes de leer alguna entrada de "Cierto personaje acusado de alta traición":

6 de septiembre de 2012

Sobreviví al disturbio [Parte IV]

Había marihuana -quizás para algunos no sea tan obvio-, algunos se quedaron atrás, algunos intentaban liar pitos, uno lo logró, a los demás no les interesó. Ahí perdí el incómodo rastro de aquella mujer de negro, ahí recién sentí que podía ser yo misma, reír por cosas estúpidas, maldecir porque me daba la gana, fumar como se debe (no estoy bromeando). Ey ¿cómo se supone que tres extranjeros viajan sobre el transporte público en Santiago?, diciendo permiso y evitando contacto visual -creo que es el mejor consejo "extraliterario" que me han dado-. Me golpeé por los constantes frenazos del conductor, creí merecer ese viaje largo y tortuoso, incluso creí que me dolería al rato, sin embargo no lo recordé hasta horas después. Bajé junto a unas siete personas que habían subido diciendo "permiso", me sentí un poco culpable, no por escaquearme el pago, sino por desaprovechar mi primer viaje en el nunca bien ponderado TranSantiago (un momento ¿se escribe así?). Comí papas que alguien pagó con lo que sobró del "copete", me confiaron una cajetilla de cigarros Hilton grises, caminé fijándome en cada calle por la que caminamos, no quería verme totalmente perdida en un lugar que jamás había pisado. Llegamos a la casa de un amigo un tanto hiperactivo y pude, al fin, bajar un poco la guardia.

No hay comentarios: