Antes de leer alguna entrada de "Cierto personaje acusado de alta traición":

17 de marzo de 2021

Pasa pa ca´ mi cajita de alimentos

Desde hace mucho he tenido la noción de que mi familia no puede pedir ninguna clase de ayuda, esa idea se terminó extiendo a mí: digamos ayuda gubernamental, municipal, institucional, bancaria, laboral, incluso personal. Cuando yo vivía en la casa familiar, muchas veces se habló (no a mí, pero yo estaba escuchando) de que alguien de "x lugar, ese familiar x" necesitaba o pedía ayuda a mi padre y se le auxiliaba -por decir algo amplio y no especificar el favor-; de vuelta, jamás lo oí pidiendo ayuda a alguien. Por un lado entendía que quien tiene cosas, comodidad, espacio, bienes, dinero y es ordenado, no puede pedir porque nadie le dará algo a alguien que posee aquello que mencioné arriba, por otro lado no debe pedir porque siempre hay personas que están en una peor situación y esas personas son las destinadas a recibir esa ayuda. Siento que en ese aspecto soy igual: me cuesta pedir ayuda porque pienso mientras pueda hacerlo por mí misma, conseguirlo de alguna manera o hacerlo aunque cueste es más que suficiente, complementando con siempre hay alguien en peor situación que yo y esa persona merece ayuda. Cuando se trata de bienes (objetos, comida) es relativamente fácil, manejo de buen modo los recursos y creo que es suficiente. Cuando se trata de algo más "grande" -igual en tanto a objetos y cosas materiales- pues mi padre es quien salta de inmediato y pocas veces le he pedido algo directamente, por lo general "descubren" alguna necesidad -no cubierta- u "observan" y se adelantan por cualquier cosa -como cuando anunciaron la cuarentena o me vieron con los párpados reventados de infecciones y reacciones alérgicas-; las veces que les he pedido algo, pues me lo dan, pero apenas lo recibo y dejo de verlos -se van- rompo en llanto por la culpa (supongo que es culpa, no lo sé) y, aunque tengo que estar muy desesperada para pedirle algo a mi familia, me desagrada pedirles. No sólo me desagrada pedir ayuda a mi familia, me cuesta también pedir ayuda a alguien ajeno (aunque sea amigo); siento también que ellos tienen más necesidades que yo, por lo tanto, para qué webiarlos pidiéndoles algo.

Primera caja:
El año pasado se anunció por la tele la famosa caja de alimentos. Al tanto de las ollas comunes y un montón de iniciativas personales, particulares y de amigxs, yo me preguntaba como era posible que los esfuerzos municipales no se coordinaran con las iniciativas particulares; como siempre, la gente tiene las ganas, la necesidad, sabe lo que pasa, conoce quién tiene necesidades y qué le falta, mientras la muni tiene recursos que podrían destinarse a estas iniciativas que cubren necesidades reales (ahora mismo: no drones, no señalética, no semáforos, no embellecimiento peatonal, no realce turístico, no hipervigilancia con cáramas hd, no altavoces, no hostigamiento, etc.). Las cajitas comenzaron a repartirse con camionetas y personas que estaban tapados en logos; alúmbrense más, por fa, que puedo olvidar quién me vino a dejar una cajita que me durará -demás- los meses que tengo que estar encerrada. Acá, por estar sola la mayor parte del tiempo, cualquier estímulo distinto o poco frecuente (de lo que veo y escucho cada día y noche) me pone los pelos de punta, siento ansiedad e inquietud y hasta miedo: señales luminosas de ambulancias, bomberos y pacos, ruido de emergencias (digamos, luces, ruido y los vehículos pasando muy rápido), el maldito dron cuando está muy cerca, gente corriendo afuera, los perros -de muchas cuadras a la redonda- ladrando y vueltos locos, frenazos y piques de autos y pacos, altavoces anunciando "las cajas de alimentos se entregarán ahora, salga con su mascarilla". Ignoré harto rato el altavoz, me dio tiempo para grabarlo y todo -era inquietante por lo demás, me acordaba de esas películas de guerra en donde pasan anunciando algo por un altavoz-, al rato comencé a escuchar el golpeteo en las puertas vecinas y llegó a mi puerta; no tenía intención de abrir, en serio. Escuché traqueteo en la casa de mi vecina -mi tía- y comencé a inquietarme más. Terminé abriendo la puerta del frente, decidida a rechazar la cajita con la idea de que alguien más la necesita mucho más que yo. Me costó convencer a la señora, aunque debo decir que fue muy amable también fue muy insistente. Un tiempo después, comentando esto de la cajita con mi tía, me dijo que debía recibirla sí o sí, porque aunque no la necesitara, ya después la podía hacer llegar a quién sí la necesitara, incluso que no sintiera que "no la merecía" o que "no era justo que la recibiera"; imposible, me sentí incómoda con la idea que me transmitía, incluso me preguntaba: si nos quejamos de que la muni o el gobierno se roba todo ¿acaso no estamos haciendo nosotros lo mismo cuando recibimos algo que no necesitamos o recibimos algo para nosotros (por las nuestras) darle "un mejor destino" que nosotros decidimos? Mucho tiempo después, comenté lo mismo con mi madrecita y ella me contó que una amiga suya -que estaba encargada de repartir las cajitas- se había acordado de que mi madrecita tenía una casa en Las Compañías (casa donde vivo) y había insistido mucho acá porque se conocían; cuek. Mi madrecita me dijo que debía recibirla porque si no lo hacía yo, se las robaban o llegaban a cualquier lado menos adecuado; sí, algunas cajas que quedaron de un día para otro se extraviaron (lo oí de una fuente fiable). Por mientras Izaura -hija de una amiga mía-, profesora de sectores marginales en educación para adultos, contaba que ella usaba sus permisos personales para gestionar la entrega de alimentos a los pocos estudiantes que pudieron continuar sacando su enseñanza media, repartiendo lo que llegaba equitativamente y, luego, ir a entregarlo casa por casa: los alimentos consideraban un curioso huevito que llevaba impreso en la cáscara un pequeño "cuídate". Guise me dijo que debía recibir esa cajita porque, aunque yo considerara que no la necesitaba, era un derecho. En simultáneo, se viralizó un video -hasta salió en la tele- en donde unas personas de una junta de vecinos de Las Compañías se peleaban y gritaban por las cajitas, una corría con dos cajas apiladas una sobre otra, diciendo "en mi casa viven dos familias" y de regreso la empapelaban en chuchás; acusando, además, a la presidenta de la junta de asegurarse con muchas cajas para ella.

Intermedio entrecajas:
Pertenezco (todavía) a una agrupación de la zona, no estoy en el grupo de WhatsApp de quienes sí están participando activamente, pero igual estoy en el grupo genérico y me pillaron por ahí. Junto a algunas otras chicas -miembros también del grupo- se coordinaron para ayudar a las colegas repartiéndoles cajas con verduras (no sé bien cómo funcionaba, siento no haber puesto tanta atención a ese asunto). Alguien que no creo conocer personalmente me contactó un día -me mandó un mensaje- y me dijo que habían venido a mi casa (¡¿qué?!) a entregarme una cajita con verduras; vi el mensaje, por la tarde, a la pasada y lo respondí muy tarde -cuando regresé a casa por la noche-. Algo como: muchas gracias, pero creo que hay otras chicas que lo están pasando mal y lo necesitan más que yo; muchas gracias por considerarme, pero no es necesario que piensen en mí para estas cosas; muchas gracias, pero no se preocupen. No puedo decir que me molestara en particular la iniciativa ¿cómo podría molestarme? si alguien se acordó de mí para algo bueno, para darme algo, para pegarse un pique tremendo -supongo- y auxiliarme... nah, no me molestó, pero sí me provocó una serie de pensamientos muy nefastos. Alguien se acordó de mí (muchas gracias), no me preguntó si necesitaba ayuda (mal). Alguien pensó en que quizás necesitaba ayuda (muchas gracias), pero no habló conmigo antes de venir a mi casa (¿cómo es que llegas a la casa de alguien sin conocer a esa persona? ¿quién le dio la dirección?). Alguien asumió que necesitaba ayuda y ayudó (muchas gracias), pero no me preguntó antes y tampoco sabe nada de mí, muy poco o quizás nada (¿alguien sabe realmente cómo vivo, de qué vivo, qué necesito o qué me falta? ¿qué piensan de toda esta ayuda unidireccional? ¿alguien se habrá dado cuenta de que me cuesta un montón pedir ayuda? ¿alguien sabrá que la decisión de pedir ayuda es silenciada por el pensamiento de no debo pedir ayuda o no puedo recibir algo porque siempre alguien más lo necesita más que yo? En ese momento, respondiendo ese mensaje, pensaba en las chicas que tienen críos, las que arriendan, las que están solas y sin familia, las que viven en casas tomadas, las que fueron expulsadas de la casa familiar... mis pensamientos iban a las que hacían teatro (se me ocurría que la pasaron mal el año pasado) y a las marikas (me imaginaba que la pasaron peor el año pasado); no pensé en gente que escribe (porque los que escriben no viven de eso), no pensé en los colegas editores (porque todos nos las hemos arreglado, por años o décadas, en una labor que es terriblemente precaria), no pensé en mis amigxs más cercanos (porque igual, sé que todxs, de algún modo, se las arreglan día a día y cada unx supo cómo mantenerse a flote), no pensé en mi familia (porque en cualquier situación y todo el tiempo, mi padre ha cuidado de nosotros de un modo tan impecable, que me cuesta siquiera pensar en el concepto de "carencia" cuando estoy en la casa familiar), no pensé en mi vecina/tía y su familia (porque sé que, dentro de todo, esa familia jamás se dará por vencida). 

¿Sabes? lo único que agradezco en el 2020, es que nadie que considere amigo, amiga o amigue, cayera en total desgracia, que no murieran o se suicidaran, que no pasaran hambre o que no se perdieran de alguna manera; todxs estamos un poco trastocados, tristes, asustados, sentimos miedo (de ese miedo que paraliza) y nos hemos sentido deprimidos en algún momento, pero seguimos existiendo. 

Segunda caja:
Apenas se anunció una segunda caja, me volvió a contactar el grupo en que estoy, esta vez alguien que sí conozco en persona. Me ofreció gestionar una cajita para mí y volví a agradecerle por considerarme (por pensar en mi nombre de entre tantos otros), pero volví a rechazarla. De nuevo: hay alguien, una chica, que la necesita mucho más que yo. Las camionetas con las cajitas no volvieron a pasar por esta calle, creo; se me olvidó todo este asunto y pensé poco en la gestión que continuaron haciendo las demás personas. 

Lo que gano me alcanza para mis asuntos y mi gato, apenas si puedo darme algunos lujitos extra (que consumo con placer porque eso sí me lo merezco y no estoy dispuesta a compartirlo) y me es imposible prestar ayuda monetaria, tampoco soy capaz de unirme a iniciativas comunitarias porque pienso que sería ¿extraño? no lo sé bien, es como un campo desconocido al cual no puedo ni quiero acceder, por lo mismo, si no necesito ayuda y tampoco soy capaz de brindarla, pues ¿qué porras haría en iniciativas así? Me pregunto a veces: si de verdad no tuviera nada para comer ¿iría? ¿sería capaz de olvidarme de todo y sería capaz de pedir un plato de comida?    

Cajitas inexistentes:
Bueno, he mentido un poco también... se me hace muy muy dificil "prestar ayuda" a personas que no conozco; eso no me hace merecedora de ayuda de terceros. No puedo soportar que alguien que no quiero coma de algo que yo preparé, si alguna vez comiste algo hecho por mí pues ¡te quiero mucho! No puedo o me cuesta mucho recibir cosas (algo concreto), me siento en deuda casi eterna y me incomoda mucho como para interactuar con frecuencia a ese nivel. Me sienta fatal pedir ayuda por algo insustancial, por ejemplo, solicitar terapia psicológica; esto tiene mucho tiempo. Cuando lo he querido plantear, muchas veces me "miran a huevo" (por decir algo suave, porque me he sentido herida muchas veces por este asunto y por personas que son realmente cercanas) y, más veces de las que puedo recordar, termino tragándome esos malos pensamientos -por lo que debiera pedir ayuda o apoyo- y he podido sobrevivir* a base de cigarros, café y escritura compulsiva. ¿Escribiré algún día de esto como corresponde? ¿seré capaz de expresar lo que me hace falta, aquello por lo cual definitivamente debería pedir ayuda?

*Sobrevivir: mantenerse viva sin daño físico evidente. 

No hay comentarios: