Antes de leer alguna entrada de "Cierto personaje acusado de alta traición":

11 de febrero de 2021

La sangre tira

En los últimos meses me he visto en la situación desagradable de ser cuestionada por mi padre, pasa frecuentemente, pero ahora se ha hecho más y más molesto. Estas cuestiones tienen que ver con el lenguaje, con las palabras para darse a entender, con eufemismos malsonantes y groserías. 

Si me conoces, sabes que puedo expresar un registro amplio en tanto a palabras y modos de expresión, algunas veces escogida y, otras, impulsadas por las emociones; creo que es un súperpoder adquirido el poder expresarme de muchas maneras, con muchos matices y dirigiendo de modo efectivo las ideas que me interesa comunicar; claro, eso limitado a las expresiones, porque de lo que se dice "saber comunicar efectiva y eficazmente", nada, casi siempre me voy por las ramas y caigo en el sinsentido (especialmente en ideas complejas). De esto último, medio que me di cuenta y medio que me lo hicieron notar, no fue hasta que me metí en el podcast que, para mí y otros, se hizo patente. La experiencia podcast (con alrededor de 25 capítulos), me permitió expresar ideas que me eran interesantes, pero tiene poco de información y mucho de emociones; me es inevitable involucrar la ira o el amor cuando hablo de algo que me gusta, se intensifica con la memoria experiencial y ahí quedo, dándome vueltas estúpidas con esas cosas que me costó incorporar como conocimientos prácticos; aunque, en gran medida, aquellas experiencias emocionales se acaban transformando en conocimientos prácticos y son útiles en la medida que avanzo en mis labores (y pasa además, irremediablemente, el tiempo). 

Hace unos cinco años recuperé una relación cercana con mi familia, volvimos a vivir en la misma ciudad y voy con frecuencia a la casa familiar; después de cada comida, se habla (y mucho). A mí me agrada quedarme conversando, porque me ponen al tanto de lo que ha sucedido y puedo también ponerlos al tanto de lo que hago. Me gusta, en particular, ser parte de ese rito post-comida, porque -pase el tiempo que pase- esa conversación se produce de igual modo. No, no siempre es agradable, a veces son retos o estupideces, a veces son pelambres y otras son "cuentos" (digamos, temas aleatorios que olvidas apenas te levantas de la mesa); muchas otras son conversaciones intensas y responden al código único que desarrolla cada dinámica familiar; otras se producen únicamente para "alivianar" el momento; en otras se habla de lo que se cree o no, de lo que se escucha y de lo que se decidirá. Siento que, a pesar de todo, ese momento se ha convertido en un punto esencial para nosotros.
Mis padres (ambos) me han preguntado por mi modo "grosero" de expresarme, les he explicado en varias oportunidad que, cuando me da rabia, me exalto y me dejo llevar por esa rabia (soy una persona iracunda, lo sé); me exalto con facilidad si el asunto me involucra y, además, debo opinar, casi a la fuerza. Mi madre dice que ella jamás dice garabatos, que jamás los dijo mientras nos crió y es casi cierto; los dice, pero es muy poco frecuente y jamás relacionado a una mala emoción; después de todo, si una palabra se ocupa es porque -de algún modo, justificado o no- es necesario para ti usarla. Mi padre usa mis groserias e imprecisiones ("la weaíta", por ejemplo) para molestarme; bueno, he llegado a la conclusión de que es para molestarme porque no he identificado otros motivos, él no se excusa como mi madre diciendo "yo jamás uso garabatos" (y tampoco es cierto, usa muchas malas palabras todo el tiempo), tampoco dice "me molesta que hables así" o "no deberías hacerlo" (porque, claro, él también se expresa de ese modo); creo que el asunto es que no se da cuenta o pone más atención a lo que yo digo versus lo que dice él. 
Personalmente no me molesta que las personas usen muletillas (palabras que no tienen sentido o derechamente groserías), tampoco que no se expresen con precisión porque basta preguntar para aclararlo; de todos modos hay muy pocas personas que no dice malas palabras, hay que ser muy distraido para no notarlo. Además, en todo orden de cosas y personas, nadie se "salva" de usar palabras malsonantes o eufemismos, echar mano de groserías, utilizar insultos, olvidar el nombre de algo, no saber qué palabra usar o ignorar la palabra que define aquello. 
Acá el problema y la molestia es porque me expreso del mismo modo que mi padre (calcado), pero mi padre desaprueba mi modo de expresarme verbalmente -sin tener motivos claros para hacerlo-. Si bien me habían preguntado y yo había respondido (lo mismo, varias veces); desde hace algunas semanas he estado poniendo más atención a las palabras que usa mi padre, el comportamiento en las conversaciones, las muletillas y las malas palabras: son las mismas que uso yo, bajo igual contexto, con la misma frecuencia y no es lo único. Lo que me cuesta entender, es por qué molestarse y, en consecuencia, molestarme por algo en que nos parecemos mucho.

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