Antes de leer alguna entrada de "Cierto personaje acusado de alta traición":

22 de agosto de 2020

Lo que llaman "hater" - Aventuras antofagastinas [Parte II]

Aún no tengo claro si fue culpa del lugar o era porque sentía más confianza en mí, quizás porque iba acompañada o porque era un lugar en dónde nada podía pasar “a más”. Antofagasta, el paraíso de las teiboleras. Antofagasta y su imposible Feria del Libro Independiente. Antofagasta y su extraña forma de invitarme, devolverme y volver a invitarme. 

                                                                              ***

No soy alguien que haga amigos fácilmente, me sale mejor cuando se me acerca gente extrovertida porque (casi que) me acosan y yo sólo recibo atención, así no tengo que parecer interesante o sacar algún tema; me rindo ante la insistencia porque aunque yo no crea ser interesante, hay algunos que sí me califican de interesante y desean conocerme o lograr entablar amistad conmigo. En la vida "normal" -digamos, la vida corriente que vivo en los lugares que más conozco- me muevo casi sin poner atención a las personas; razón por la cual muchas veces paso de largo o no saludo en la calle, voy pensando en otra cosa, voy en piloto automático. En otros lugares me pasa que estoy mucho más atenta a todo alrededor, especialmente en las ferias del libro fuera de La Serena (cuando voy las primeras veces), precisamente porque no conozco y debo poner atención porque no sabría dónde acudir en caso de que me sienta mal o me pase algo malo. Estar atenta me hace parecer seria y antipática, estar todo el tiempo alerta evita que me comporte como alguien a agradable y, muchas veces, cuando me acerco a conversar o hablar con alguien me sale forzado o poco natural, incluso algunas veces digo cosas estúpidas porque no me siento cómoda en la situación. Durante las ferias en otras ciudades, acostumbro moverme sola. Rechazo los ofrecimientos: "te espero en el terminal", "te voy a buscar en cuanto llegues" o "vámonos juntos" (ésta última en caso de que, en el mismo bus, vayan más personas que se dirigen a la misma feria). No es de "pesada" ni quiere decir que me caigan mal, simplemente me agrada moverme a mi ritmo, según mis tincadas y me detengo mucho a mirar cosas y a fumar, con frecuencia me desvío del camino o me siento un rato porque sí. Siento que pocas personas pueden acompañarme de buen modo a una feria, o sea, funcionar a ritmo de feria sin tirarse al litro desde el primer día. Sí, sé bien que es imposible que en todas las ferias pase lo mismo, pero me ha pasado harto toparme con este comportamiento y no me siento lo suficientemente segura como para carrerear o salir con gente que no conozco (o conozco poco). Hace algunos años viajaba con un compañero de labores y era grato saber que lo más importante -para ambos- era estar en la feria, atender apropiadamente y rendir al 100% para agradecer la invitación del organizador. Cuando comencé a viajar sola, comprimí todas las malas experiencias fuera de mi ciudad  para comprender las causas y, por mi bienestar y seguridad, decidí acotar al mínimo mi interacción con personas que no conozco. Acá otra historia que pasó en alguna versión de la Feria Independiente de Antofagasta.
Recuerdo este detalle por lo que pasó después, pero no recuerdo por qué me acerqué a conversar con un sujeto x (también estaba a cargo de un módulo en la feria, era de Santiago, me parece) y tampoco recuerdo tanto de la conversación, pero fue durante el día. Creo que dije algo como: "a mí no me agrada mucho la imagen que te pintan de la Mistral en La Serena, porque no abarca toda la obra ni le hace favor alguno destacando su parte más conocida, como que intentan ocultar ciertos detalles incómodos o difíciles de manejar"; digo algo así porque en serio no recuerdo bien qué le dije. Debí quedar un poco de estúpida porque tampoco supe argumentar apropiadamente y me basaba prácticamente en el show que se armó por el libro de cartas con Doris. En ese tiempo, el dichoso libro se había publicado hacía poco y me había topado con mucha gente disgustada; yo, por esos años, frecuentaba grupos literarios de gente adulta (personas sobre 50 años). Dale, pensé que si estaba diciendo algo estúpido, la persona me lo diría o agregaría algo más para completar -de algún modo- la idea. 
Algunos puntos que quiero agregar para que se entienda mejor el contexto de la historia. A la feria de  Antofagasta nos invitaban con todo (pasaje de ida y vuelta, más estadía); la mitad de las personas que iban a la feria se quedaban en una hostal y el resto, en otra. Como éramos tantos, yo prefería levantarme tipo 7:00 am, para no tener que esperar por el baño, ducharme tranquila, desayunar y demorarme todo lo que quisiera, llenar mi termo con té, escribir un rato, fumar tranquila y caminar a la feria (e incluso pasear un rato) para estar justo media hora antes de la apertura (arreglar los libros con calma, beber un café y fumar otro rato); en fin, evitar toparme con alguien en el baño y en el camino a la feria. En esos años también viajaba con este compañero de ferias, así es que nuestro camino era de la feria a la hostal y de regreso. 
Me parece que esto pasó los últimos días de feria, en la noche del penúltimo día; esa noche salimos con una amiga que vive en Antofagasta y volvimos al hostal de madrugada. En todos los lugares que me he quedado en Antofagasta, siempre hay algún techo al que puedes subir y fumar o conversar, un balcón o un espacio en donde no molestes con el humo. Como llegamos de madrugada, debió ser tipín 5:00 am, decidí no dormir porque no me creía capaz de levantarme un par de horas después. Voy a prepararme un té y subo al techo a fumar un rato; pienso que demás puedo estar dos horas ahí. Apenas me asomo sobre las últimas escaleras, el mismo sujeto x -el de la conversación que describí antes- estaba instalado y ebrio. Este sujeto continuaba bebiendo y me parece que estaba con otra persona, pero se fue al rato, dejándonos solos en el techo. Ya debían ser las 6:30 o algo así. Creo que por cansancio no percibí que el tipo andaba en modo hater, o sea, parecía que cada cosa dicha estaba envuelta con fuego. Puede que en algún momento la conversación se me hiciera insostenible o que me sintiera muy vulnerable para continuar siquiera sobre el techo, fui a ducharme y a arreglar mis cosas (era el último día de hospedaje, había que dejar la pieza antes de las 12:00 y cuando terminara la feria nos iríamos directo a tomar el bus). Me moví lo mínimo e intenté no hacer ruido, las tres personas en la habitación se habían acostado de madrugada (casi siempre nos tocaba compartir la habitación con dos personas más, afortunadamente siempre eran personas tranquilas). Mientras desayunaba, el sujeto volvió a webiarme. Torpemente estaba intentando prepararse un té o algo, se sentó frente a mí. Yo escribía una postal y debí detenerme abruptamente, terminar rápido e irme. Sentí mucha tristeza, me sentí muy mal y podía ser el trasnoche o algo más, pero me molestó mucho toda la situación. Salí con unas bolsas de tela colgando, a buscar el tren porque eso lo había planeado el día anterior; pregunté y me dijeron que el tren había pasado temprano; no lo pillé "arriba" (cerca del cerro), sino "abajo" (cerca de la estación, a metros del mar). 

Luego de escribir esto me acordé que tengo la postal que escribí para la ocasión y hay detalles que se aclaran, me entero también que esto pasó en 2014 (wow); transcribo tal cual.

[6:42] 29 / 11 / 2014 - Fin Feria del Libro de Antofagasta
Decidí esperar hora y media a que amaneciera, cometí el error de dejar pasar el rato con un par de borrachos ególatras. Cuando me aburrí bajé a ducharme, ahí me siguió uno, le pedí que bajara la voz, luego le dije que no quería conversar con él; se "chorió" porque no lo dejé hablar. Me levanté y se fue escaleras abajo "tus hijos me van a leer... si tus hijos son inteligentes" ¿por qué les da por insultarme en base a suposiciones por mi aspecto o preferencias de relación con las personas? ¿acaso callar alaridos lastimeros o no querer hablar con un borracho me hacen merecedora de insultos? -.-.-.-.- Mientras comía mi pan con manjar y té, apareció el "insultador gratuito", borracho, trasnochado y odioso. Me preparo para ir a ver el tren, ojalá pue... [interrupción muy desagradable] [7:45] Estoy en Plaza Colón, fui a ver el tren, pero pasó más temprano. Guardé las cosas en el domo, pedí un cigarrillo. Se burló cuando lo increpé "estaba tranquila escribiendo, ahora tengo que irme" -le dije-. "La poeta" -me llamó-. "Gusto de escribir postales, yo no me creo nada". Él, ese odioso, me dijo que le había gustado lo que leí y ahora insultaba parte de lo que hago. Me siento triste, pero sé que estoy susceptible por el trasnoche.


No hay comentarios: