[30/Marzo/2010]
Apaga las luces y los rostros desaparecen.
Caminaban con pasos inseguros, esos pies intentan
guiar un cuerpo, esos dedos calientes que se encuentran con pedazos de un ser
extraviado en la oscuridad. Un haz de luz amarilla permite ver sombras
voluminosas, todos caminan, un paso al lado de otro, te mueves de un extremo a
otro intentando sentir la duda de otros seis cuerpos.
Detente, del
suelo al cielo y sin tener conciencia de ello, eres pieza única de una
escultura viva, escena tras escena, una continuación de la otra, rostros juntos
y la impresionante sensación de pertenecer a un universo que respira, transpira
y siente.
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