Se avecina el gran fin de todo. Anhelamos que algo externo nos solucione la vida, es que estamos tan mal que queremos el fin del mundo para que todo caiga a cero, aunque con el “fin del mundo” se acabe la vida humana. No sirve de nada que las personas se refugien en las iglesias, todo caerá a cero. No importa si decides "convertirte" en el último segundo, no hay dios que pueda rescatar a tanto malnacido arrepentido. No te molestes en hacer tus últimos años maravillosos, dedícate al sexo desenfrenado. ¡Haz tu voluntad una religión!.
Date cuenta, nuestra generación creció viendo Plaza Sésamo y estamos jodidos; imagina lo que le espera a las generaciones que crecerán con el internet.
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