Antes de leer alguna entrada de "Cierto personaje acusado de alta traición":

4 de junio de 2021

Ni de enojarme tengo ganas

¿Sabes? aunque me gustaría decir que tengo una vida más bien "zen" (mantener la calma, ser de carácter conciliador, ayudar en lo que pueda, evitar el conflicto, blablabla, zen pu), de repente se me arrancan muchas cosas y me cuesta mantenerlas a raya; lo peor es que me pasa mucho con mi familia, con mi padre y mi madrecita -especialmente ella-. Ahora mismo ando media densa (¿es correcta la palabra en este caso?)... no, quizás no es "densa", sino agobiada y agotada, soy una bolsa muy-fea-de-cosas-muy-feas.

Dos lectores de este blog me escribieron por rrss y me comentaron que estaban preocupados; a propósito de alguna entrada reciente en este blog. Hacía mucho rato que el comentario no iba hacia ese lado, digamos manifestar preocupación o penita, quizás un poco de alerta. 

*Ay ¡me acordé que la última vez que me pasó "en la realidad" fue en la feria del libro del 2020! unos días después de la presentación de Viaje Cianótico (lectura dramatizada con música de Michel Leroy), ouch, me preguntó una autora local y, después, mi tía... uuuu sí que ha pasado tiempo.* 

Ah, el asunto es que yo debiera poner una declaración sobre las entradas y el momento en que las escribí, también aclarar a los lectores que pueden estar tranquilos (o sentirse tranquilos) con este blog y conmigo como bloguera; acá va todo en tono de anécdota, de relato autorreferente, de reflexión, de elucubración, no lo sé, escoge cualquier anterior, varias o todas. Ahora me entretiene y distrae escribir acá, aunque cuando comencé (en 2007) era porque me sentía sola y estaba sola; me imaginaba que alguien me estaba leyendo del otro lado de la pantalla y me ilusionaba pensarlo, en ese tiempo no tenía lugar donde "arrancar" y este espacio era el modo de abstraerme, de sentirme acompañada (me dio un poco de repelús pensar en ese jodido 2007).  

Ah, vale, regreso otra vez. Me siento agobiada y agotada, dos palabras pésimas para juntar porque suenan fatal y porque son dos malos asuntos. Hoy, a mi madrecita, de la nada, le dio por webiarme por una crema de verduras...
    -Ay, hago sopa porque a la Pía le gusta.
    -Mamá, no me gusta la sopa.
    -¿Cómo que no? yo te he escuchado, siempre me dices que te gusta esa crema de verduras.
    -Ay, mamá, cualquier cosa que hagas me la voy a comer, aunque no me guste, porque me encanta comer.
    -¿Cómo que no? estás como oooootros que dicen una cosa y después dicen otra -no caché a quién chucha se refería-.
    -Mamá, no me gusta la sopa porque siempre la sirven súper caliente y no me gusta la comida caliente, pero siempre me como igual la sopa, me gusta tu crema de verduras.
    -Ay, voy a anotar cada cosa que digas para que después no lo niegues después.
    -Mamá... tú haces lo mismo...
    -No, yo no soy así.
    -A la mierda -mascullé, me puse de pie y fui a comerme unas galletas con manjar a la cocina-.

Quizás si me hubiera sentido mejor de ánimo, hubiera terminado diciéndole (recordándole) en qué oportunidad dijo una weá y después dijo otra, cuando era mucho más importante que fuera sincera, cuando era terriblemente importante que dijera algo siquiera, en vez de llorar y no tener el valor de decir una weá real ¡NADA! cuando era vital que hablara con la verdad, que dijera la verdad, pero mintió y dijo otra cosa y después dice otra... no me molestes por una comida porque siempre me como toda la comida y me gusta comer. No me gusta la sopa caliente porque siempre la sirven muy caliente ¡siempre! Y comer eso a las 13:00, en el desierto, después de media jornada del asco en el colegio para volver a otra jornada del asco en el colegio, apenas tragándote la sopa caliente rápido porque tienes que volver al colegio del asco con un calor de mierda; ay, no sabes cuánto aborrezco la sopa caliente hasta hoy. Weno, en realidad me gusta poco la comida caliente: así como recién sacada del la olla o del sartén o del horno, creo que lo único que me gusta así es el pancito amasado. Normalmente le hubiera tirado todo eso o quizás le hubiera dicho algo más aleatorio como "mamá, estás peleando por una tontera, cocina lo que quieras y yo me la voy a comer igual, no importa si me gusta o no, lo que menos importa es si me gusta o no porque siempre me comí todo lo que me diste porque nunca me permitiste dejar comida, incluso me comía lo que mis hermanos dejaban a un lado ¿te acuerdas que un día me retaste por eso, por apurar a mi hermano para que me tirara la yema de su huevo frito porque él no se la comía, pero yo quería ir a ver tele y el hermanito se demoraba la vida y yo le pregunté si había terminado y tú me retaste?; soy capaz de comer weás podridas incluso, un par de veces gané apuestas con eso; apenas siento sabores corrientes o comunes y me gusta el yogurt muy ácido y sin azúcar, el arroz bien avinagrado, la mostaza con miel y el charqui de calamar; la crema de coco me encanta, pero no soporto el coco rayado". Así de aleatorio y quizás Panchita se hubiera reído porque ella entiende y sabe eso, le hace gracia que me gusten los sabores fuertes y sabe por qué siento esos sabores y me gustan. 

Nah, me siento agotada en serio, no quiero estar ahí en la mesa porque sí.           

***
Si la declaración prometida no está, pues la estoy redactando o estoy pensando dónde ponerla.

1 comentario:

Lyt dijo...

Charqui de calamar csm... Pero todo lo anterior también me gusta jeje Menos el vino dulce, puaj.