Antes de leer alguna entrada de "Cierto personaje acusado de alta traición":

13 de junio de 2021

Dilemas

Hace dos semanas no tenía nada -más- que hacer, nada que entregar, ninguna actividad pendiente, ningún pedido, ningún libro desarmado. Pedí una plata por ahí para poder dedicarme a escribir, sólo deseaba hacer eso. Mi solicitud de dinero no fue respondida durante esa semana ni la siguiente, ahora mismo tengo un libro a medio reparar, un pedido de treinta ejemplares de una reedición, tarjetas que sacar y un libro de doscientas y tantas páginas que revisar. No puedo dedicarme a escribir con tanta pega pendiente, aunque quiero escribir. A diferencia de los textos de este blog, cuando escribo con el propósito de publicar me tomo mucho tiempo para hacerlo bien -o "mejor"-, o sea, integrar todo lo aprendido entre publicación y publicación, tener más cuidado con la historia a contar, intentar no cometer los errores (u horrores) que ya he cometido antes, planificar mejor el desarrollo, mapear y tomar apuntes sobre todo lo que se me ocurre para la historia, pasar más tiempo corrigiendo que avanzando y echar mano de personas que pueden emitir juicios certeros (honestos, sin suavizarlos ni maquillar las opiniones) sobre lo que escribí. 

Estas entradas, estos textos, los escribo relativamente rápido (claro, estas entradas también son más breves que un cuento u otro tipo de proyecto) y te habrás dado cuenta de que, muchas veces, carecen de coherencia o cohesión entre elementos, tienen errores ortográficos o de tipeo, muchas pitiás en la redacción; eso es lo que no quisiera que apareciera en los textos que publico como libro. En este blog las entradas, al principio, solían ser vías de escape o maneras de expresar asuntos que tenía "atravesados", asuntos que no tenía a quién contarle o a quién pedir ayuda, desahogarme o reclamar): recuerdo bien que escribía cuando me tocaba ir a Ovalle por la u (en un computador de la biblioteca), después de haberme pasado de tragos en algún carrete (en algún ciber del centro), después de que alguien rompiera mi corazoncito (en un computador propio), después de alguna emoción fuerte, algún fracaso o algún pequeño logro (cuando ya vivía sola). En este blog, por lo menos, hay una entrada por año; ahí, cuando comencé a escribir (un día x, en un mes x), quizás estaba pasando por algún problema de ánimo... nah, no es "quizás", es cierto que andaba en algo triste o sucio

Si bien no he podido sentarme a escribir lo que yo quiero escribir, sí he pensado mucho en eso: los baches y vacíos existen, algunos agujeros en la trama continúan ahí, no he podido decidir algunos puntos fundamentales y tampoco la voz apropiada para narrar. Me pregunto si debo intentarlo de todos modos (aunque me es difícil si tengo pega esperando) o esperar un par de semanas (puede que afine detalles y sea más fácil al momento de escribirlo; no me consta). Esto -el blog- me cuesta menos porque es un ejercicio que considero muy familiar, como escribir cartas, escribir en mi diario o en el diario de intercambio; escribir para publicar también me es familiar, pero cada vez es menos grato y satisfactorio porque me cuesta avanzar y hacer algo mejor -algo que supere lo último publicado-. Desde que comencé con esos plaquettes tan re-básicos en 2014, me prometí publicar algo, a lo menos, una vez al año, como acá y de igual modo: "por lo menos una entrada al año". El año pasado no publiqué -en papel-, no pude hacerlo; en el otro blog hay una lista de todas las publicaciones que tengo y el 2020 no aparece; quedará -para siempre- como un recordatorio de que fallé. En algún rato mutilé también algo que representaba mi compromiso o promesa de escribir (me hice daño, pero no dolió de modo físico), pensando en que no volvería a escribir; lo pensé en serio y lo hice en serio... cercenar, me gusta esa palabra, es la palabra correcta para lo que hice (aprendí esa palabra antes de salir del colegio, mientras escribía en mi primer blog -que ya no existe-, en el computador de la bibliotecaria, en alguna oportunidad que no entré a clases o al pre y se me permitió quedarme ahí usando el computador). Volviendo a lo de "cercenar"... lo pensé mucho y muchas veces llegué a conclusiones contradictorias, que sí o que no, que ahora o que después; no recuerdo bien cuánto tiempo estuve pensándolo, pero fue harto tiempo. Por casualidad había luna llena (o casi), no creo en nada de -o con los- astros, pero ahí estaba de pie, mirando hacia arriba y viendo todo nítido alrededor porque todo estaba muy iluminado. ¿Hasta dónde me fallé? ¿le fallé a la escritura o al gusto por escribir?

Hay mucho que decir cuando hablas de promesas, las importantes y las que se olvidan, las que haces por otros y las que haces por ti y para ti. Creo (o "me creo") que todas las cosas que hago las hago por mí, digamos para evitar conflictos internos, pero cuando comienzo a indagar hay mucho que hice por otrxs y, con el tiempo, ya no me gustó lo que hice y mucho menos cuando pienso en que no fue para mí (o que no obtuve nada a cambio, o -en alguna oportunidad, ni los agradecimientos correspondientes); en algún momento me movía impulsada por otro tipo de estímulos... a veces el amor, a veces la ansiedad, a veces las ganas de ver a la otra persona feliz, a veces bajo amenaza, a veces porque sí -por tincazo o capricho-... muchas veces no sabía responder cuando me preguntaban por qué había hecho tal o cual cosa y era porque en realidad no había una razón, sino un tincazo o un sencillo capricho y eso me pasa (y sigue pasando) con chicas y chicos que considero lindxs -sin tener yo ningún interés sexual o emocional, por si te lo preguntas- y soy muy débil con eso. Cuando me preguntan por algo así, me pregunto de vuelta las razones de desear saber mis razones, como que no alcanzo a vislumbrar la respuesta, pero ya estoy preguntándome para qué o por qué querría alguien saber sobre las razones que me llevaron a tomar algunas decisiones, ayudar a alguna persona o hacerles favores. Las promesas son importantes, porque las personas confían en los confidentes y uno mismo debiera poder confiar en el silencio de otrxs; del mismo modo debieras poder cumplir con algo que te prometiste porque fuiste honestx contigo y sabes tus limitaciones, sabes hasta dónde te puedes cumplir... ¿o no? ¿qué sacarías con mentirte para luego fallarte? No pude haber escrito antes sobre este tema porque jamás pensé que podría traicionar una promesa que me hice, no pensé en eso hasta finales de 2019. Todo lo demás no ha cambiado en todo caso, las demás promesas que me he hecho siguen en pie. 

Me costó un pelín concluir esta entrada y, aunque creo que no está bien terminada, la dejo hasta acá.
*La entrada anterior es un temazo. Ah! si pueden, vean The Men Who Stare at Goats.

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