Antes de leer alguna entrada de "Cierto personaje acusado de alta traición":

29 de junio de 2021

Acabo de tener una epifanía, creo.

Estaba fumando, viendo la tele (la tele está dentro y yo en la puerta, en el patio, justo donde llega todo el viento desde el jardín) e intentando cubrirme un poco del frío porque acaba de dejar de llover. Estaba pensando en escribir algo sobre dejar de escribir por entender que jamás llegaré al lugar donde quisiera estar, acababa de leer un artículo sobre una narradora reconocida y con unos libros geniales, al final del posteo te recomendaban cinco libros -en los que es autora o colaboradora- y es un curriculum amplio para alguien tan joven (nacimos el mismo año).

Hace pocos meses me enteré de que algunos poetas que conozco serán publicados por una editorial local, lo conversé con algunas amigas que escriben y me produjo sentimientos muy contradictorios; en algunos casos me alegré, pero de un modo seco ("me parece genial que les ofrecieran publicar"); en otros casos me alegré mucho, incluso dejé mis apreciaciones personales ("ay, me alegro mucho, ya era hora de que se interesaran en publicarla, más si es en una editorial local, más con esa en particular, me alegro de verdad"); en un caso me pregunté si valía la pena publicar a ese autor ("nah, ese weón es re fome"). No es envidia lo que siento en primer lugar, sino sorpresa; por mucho que estoy atenta al trabajo de otros autores, evidentemente no tengo acceso a todos los escritos -en especial los de aquellas personas que son lejanas a mí-. Me siento muy feliz, en segunda instancia, porque tengo una amplia red de cuervos que me mantienen informada de modo eficiente: las noticias literarias corren como el agua y llegan a mí, llegan de algún modo, mucho antes de que sea público (o publicado, alumbrado incluso), además tengo la posibilidad de corroborar los datos con los involucrados y voilà. En última instancia, en algún momento como el de hoy, me vienen esos pensamientos que tienen que ver con la evaluación del camino que yo he decidido recorrer y ahí está la clave: revisar nuestro camino, no el ajeno.

La autora a la que se hacía referencia en el posteo, de seguro, ha invertido cada momento de su vida a escribir (no literalmente, tampoco tan fanática o fantástica). Está disfrutando un momento muy especial, es una autora reconocida a nivel nacional y tiene con qué sostener ese reconocimiento: no se trata de alguien que saltó por una obra mediocre o a quien se le ha prestado atención en los medios porque sí. Yo sé de su existencia porque varias veces me la han recomendado y hemos comentado sus textos en el taller de Los Viajeros. 

Con Guise, en muchas tardecitas de café y conversación, varias veces hemos tocado el tema del autor, la escritura, el lugar que ocupamos y el lugar que deseamos como autoras. La historia de ambas se desarrolla con 30 años de diferencia, más menos, el tiempo que yo llevo sobre la tierra es igual al que ella ha dedicado a escribir. Mi motivación tiene que ver con lo fantástico, lo extraordinario, las nuevas formas, experimentación y sorpresa; lo de ella viene desde un profundo interés en la mujer y el feminismo, lo real, brutal, crítico, anecdótico. Yo no soy capaz de publicar algo que tenga más de cincuenta páginas, ella tiene publicaciones de doscientas páginas. A mí me gustan las rrss (en especial los blogs e instagram), ella tiene whatsapp y era. Yo tengo toda la mano para (auto)publicarme y me cuesta planear, armar y terminar una publicación, ella desea que la publiquen fuera de La Serena y produce un texto de cuatro planas a la semana (tiene publicaciones de 150 planas o más, más menos una al año). Queremos distintas cosas, deseamos algo y sabemos qué, pero no ha llegado el punto en donde lo consigamos; se queda en "deseo". 

Ahora mismo, con las noticias de esos poetas que se publicarán este año, me pasó eso de desear también ser publicada por alguien que no tiene que ver conmigo (Taller Editorial Me pego un tiro). Ahora, algunos antecedentes. Pensando, leyendo, escuchando y recordando, mi historia escritural ha sido larga y constante, no tanto en cantidad de textos, sino en trayectoria -no he dejado de escribir ni publicar desde 2012, excepto ese jodido 2020-. Me he involucrado en diversas instancias literarias, propuestas desde muchas organizaciones gubernamentales, municipales, universitarias, organizaciones varias, formales, informales, autogestionadas, independientes y callejeras... no he sido prejuiciosa en ese aspecto y agradezco que muchas personas de distintos ámbitos culturales me inviten o consideren de alguna u otra manera (considerando que también tengo mis críticas en cada contexto); conozco casi todo lo que la ciudad me puede ofrecer como autora, aunque por mi participación transversal también he sido cuestionada, criticada y atacada -incluso-, pero siento que fue necesario para las personas que emitieron esos comentarios aunque, como contraparte, ni hubo una conversación de por medio. Siento que estoy bien posicionada como creadora y soy lo suficientemente conocida por lo que hago, sin embargo, me revienta un poco ser más conocida como encuadernadora que como autora (weás que pasan, mi pega con libros es más visible y frecuente). Con los años sí he sido publicada "por fuera": 1.- “Teleidoscopio”: Libro de cuentos. Publicado a través del concurso Fondo Editorial Municipal Manuel Concha. La Serena. (2014). 2.- "Fantástica. Mujeres en la Ciencia Ficción, el Terror y la Fantasía". Antología por Editorial Biblioteca de Chilenia. Santiago. (2018) y 3.- "Aguas Pesadas" –Género referencial– por Editorial Isi Cartonera. Valparaíso. (2018). No encuentro que sea poco, pero siento que debería ser más y debería ser acá... sabemos que si eres publicado afuera de la ciudad, el libro se conoce, se difunde y se comercializa poco acá. El alcance de mis textos publicados a través de Me pego un tiro tienen poco alcance -según mi experiencia editorial y comparando con lxs otrxs autores que publico-: saco 50 ejemplares que demoro alrededor de un año en vender (que está bien, considerando que son publicaciones tipo plaquette, a bajo costo y que las instancias de venta son constantes, pero escasas -ahora las instancias "reales" no existen-); el poco alcance que tiene mis publicaciones tiene que ver, también, con quién compra lo que hago: generalmente tengo un 10% de ventas a completos desconocidos -nuevos lectores-, el resto de la tirada la compran personas que conozco, me siguen, están pendientes de lo que hago o conozco de algún lugar (talleres, eventos, circuitos, amigxs, familia, etc.). Sé que es el momento de la autoficción y temas como el cuestionamientos al sistema, movimientos sociales, demandas de género, lucha; lo mío es la ficción, me gusta escribir ficción y no es algo que yo considere interesante en este contexto; entiendo que escribir es algo para mí y por mí, independiente del saber que la autoficción genera mucho más interés por leer, comprar, comentar y difundir; me tocó vivirlo con "Aguas Pesadas", me impresionó la cantidad de personas que me lo comentaron o hablaron del libro mientras que en mis otras publicaciones recibo, a lo más, un par de comentarios de personas muy cercanas. Escribo lo que me gusta, pero entiendo que aún no llego a un punto refinado o interesante, o sea, tal cuál me gustaría escribirlo (a "la altura" de mis influencias literarias, de mis héroes); con los años publico menos porque me impongo mayores exigencias con respecto al texto y cada vez es más difícil cumplir con esas exigencias; participo todas las semanas en el Taller de Los Viajeros del Mary Celeste, mantengo un ejercicio constante y consciente, escucho a otrxs y comento con interés: lo que escucho es bueno, interesante y, muchas veces, digno de ser publicado, pero la mayoría de los asistentes al taller no ha manifestado interés en publicar. Me gustan los escenarios más informales y/o marginales, siento que lo que escribo (leo, adapto y presento) cabe perfectamente en esos lugares; me sorprende que lxs asistentes se enganchen con lo que hago y me encanta esa sensación de valor que me transmiten, las invitaciones después, los agradecimientos, los comentarios favorables y críticos, las impresiones positivas y los rostros que veo; me siento muy afortunada de que valoren lo que hago y, comparando, no he podido llegar a provocar eso en las instancias formales, no he podido llegar a generar ese nivel de interés y quizás, por lo mismo, me he ido alejando del interés que podría hacer posible que se me publique fuera de Me pego un tiro. 

Ahora, ya sabiendo un poco en dónde estoy y en qué lugar me desenvuelvo, toca hablar de lo que quiero. Quizás no te des cuenta, pero cada paso y decisión (grande o insignificante) que tomas te encauza hacia algún lugar: lo que hice en el pasado me ha llevado a estar en donde estoy ahora. Como autora, se me ha hecho difícil mirarlo de un modo analítico u objetivo desde un primer momento -porque no sé cuándo me transformé en autora- hasta ahora -porque no le encuentro el punto de tomar el "ahora/presente" como un final-; por lo que me tomó tiempo pensar en la correlación estrecha que existe entre el camino que he tomado y las consecuencias a las que me ha sometido el recorrer este camino... Poner un huevo en cada canasta hace de mí alguien que aporta mínimamente en cada lugar, por lo que me consideran más como colaboradora ocasional, por lo tanto, no soy la primera que se te viene a la mente cuando piensas en autoras. No tengo un perfil (incluso una identidad) bien determinado en tanto a intereses y puede ser difícil describirme en un contexto literario temático; lo único certero es decir que soy cuentista, pero eso dice poco al momento de pensar en mí como autora. La cantidad y calidad de mis escritos aún distan mucho de algo pulido, soy inmadura como autora y eso descarta la posibilidad de generar interés para ser publicada; no acostumbro trabajar tampoco pensando en una publicación grande (un libro que cumpla lo mínimo para llamarse "libro de cuentos"), me voy por los compilados breves, me gusta algo que se pueda publicar en formato plaquette. Mi trabajo con los libros ajenos es muy frecuente y visible, razón por la cual (y para mi tormento) soy más conocida por lo libros que hago que por lo que escribo; en serio esto me revienta, pero pienso que si mi trabajo con libros es reconocido es porque sí es valorado, además, el volumen de libros con los que he trabajado no se compara con los propios (al año, saco 50 copias de algo mío, pero entrego -en promedio- 200 trabajos ajenos entre copias de publicaciones, libretas, reparaciones y copias a pedido). Si bien estoy en las ferias como encargada de Taller Editorial Me pego un tiro, en las ferias soy una vendedora encargada de difundir lo que hacemos como taller y poco me "autopromociono"; se me da natural, no acostumbro a hablar de mí como autora a menos que alguien me busque o pregunte por mis publicaciones; curiosamente, me pasa lo mismo cuando me entrevistan por el taller: "yo encuaderno, publico autores locales, reparo libros y me dedico a toda labor relacionada con libros" (y no menciono que también escribo y tengo plaquette publicados)... pésima autogestión publicitaria -risitas-. En las ferias, de repente, también me ofrecen leer: ahí prefiero darle espacio a algunxs pares -de Los Viajeros- y prefiero leer en lugares en que me siento más cómoda, con los años me ido restando de eventos formales y prefiero instancias alternativas; lo que provocará que la percepción de mi visibilidad pública disminuya con el tiempo y, algún día, desapareceré -en apariencia- de ciertos espacios, quizás ya alguien se esté preguntando si yo continúo escribiendo. Mantengo varios espacios en que muestro lo que hago, pero dividido en intereses o "pegas" (blog personal, blog de cuentos, blog del taller; rrss del taller, rrss personal) y asuntos que no muestro (diarios de vida, diarios de sueños, bitácoras, borradores, proyectos personales), generalmente mis lectores o quienes se interesan en mis textos tienen acceso selectivo a lo que escribo, haciendo difícil que me sigan como autora o que estén al tanto de mis publicaciones "en tiempo real". Al no ser consistente en las temáticas de mis cuentos y tener muchas publicaciones que no son cuentos o son difíciles de clasificar, estoy muy segura de que es improbable que alguien guste de todas mis publicaciones; en sí no tiene nada de malo, pero me gustaría más que este juicio se emitiera en tanto a la calidad de las publicaciones y no por la diversidad de las mismas. Lamentablemente el trabajo se ha comido mi tiempo de escritura, afortunadamente puedo trabajar tranquila en lo que me gusta hacer; en todo caso quisiera tener más tiempo para escribir en paz, sin tener que estar pensando en que debo reparar tal libro o imprimir éste otro, en que debo entregar esto antes del fin de semana o que debo priorizar una diagramación. Gracias por leer hasta acá. 

Creo que quiero convertirme en autora más que en cualquier otro tipo de creador.                         

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