Antes de leer alguna entrada de "Cierto personaje acusado de alta traición":

31 de agosto de 2010

De amor y paranoias [IX]

Caminé a paso ligero sobre las calles, empuñé mis manos alrededor de los cascabeles que cuelgan de mi mochila porque quería escuchar los pasos del muchachito que a ratos caminaba más cerca ¿quién de los dos escapaba? ¿a qué lugar?. Había pétalos de rosa en mi camino, recogí uno y lo llevé cuidadosamente entre mis dedos, lo acaricié hasta que ya no lo sentí como algo ajeno a mi cuerpo. Las estatuas jamás me habían parecido solitarias, solo en aquel momento que cada una de ellas me dedicaba una mirada melancólica; todas observaban también al muchachito de mirada decidida, esas bellas mujeres le regalaban su bendición. En una calle solitaria y medio iluminada me detuve a recuperar el aliento, inspiré profundamente y el muchachito se sentó a mi lado, le regalé el pétalo. Me quité las zapatillas y seguí caminando, no quería seguir a su lado porque acabaría por golpearlo. Caminé tan rápido como me lo permitían mis pies descalzos, subí por el camino de los cantos nocturnos y temí haber perdido al muchachito en alguna calle cuadras atrás. Casi decidí terminar mi loca carrera sola, pero me detuve, lo esperé y tomé su mano; seguimos juntos colina arriba.

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