Antes de leer alguna entrada de "Cierto personaje acusado de alta traición":

21 de febrero de 2008

Despertares veraniegos en medio de la vorágine nocturna.

[Advertencia: texto escrito en mal momento, no se recomienda su lectura].

Hace poco me dijeron que es difícil “atinarle” a mi estado de ánimo con solo mirarme, me dijeron que se me nota al hablar. En dos días he pasado de reír como loca [sobre un autito chocador] a estar a punto de llorar desconsoladamente, de hecho unas lágrimas asomaron [típicas conversaciones con mi padre]. Deseo más que cualquier cosa en el mundo mostrarme fuerte frente a él, pero todo lo que he conseguido en cuatro años es aparentar ser una persona fuerte. Tengo una actitud neutral frente a situaciones en las que el género hace la diferencia, trato de expresar mi opinión de modo claro y me esfuerzo en elegir las palabras adecuadas, cuando alguien necesita una consejo o apoyo, trato de serle útil en lo que puedo, creo que eso es ser una persona adulta, pero no me hace fuerte. Con una facilidad que impresiona, paso de la felicidad al llanto, de sentir que el corazón se me destroza a sentir mi corazón lleno de amor. He tenido encuentros con gente extraña [para mi al menos] y no puedo hacerles frente más que con llanto, eso es ser una persona frágil y cobarde. ¿Qué debo hacer para dejar de ser controlada por mis sentimientos? ¿cómo detengo el fluir de esas emociones intensas que me embargan en momentos de tensión?. Hay gente que se impresiona cuando me ve llorar desconsoladamente y es porque me esfuerzo en parecer inmune a lo que me rodea, pero toda esa pared de apariencias se me cae demasiado seguido. Rompo a llorar con facilidad. Me molesta que nadie pueda consolar la pena que siento, evito llorar en público, me encierro y dejo que el sueño me despeje la cabeza, al otro día, al levantarme siento ganas de estrellarme contra un auto en movimiento, lo haría si tuviera la seguridad de que un golpe de esa magnitud solucionaría mi extraño problema. Quizás tenga que recurrir a que me “aturdan” un poco para olvidar una parte de mi misma, para olvidar que nunca voy a ser una persona fuerte, para olvidarme de escribir y ser parte del famoso “letargo de las masas”. Olvidar que alguna vez una persona muy importante para mi me dijo que no le importaba si me mataba ... ¡Cosas de la vida!.

1 comentario:

Miguel Grammont dijo...

Si le sierve de consuelo, la fortaleza es una ilusión creada. Las peronas que se dicen fuertes son los mejores actores del mundo y saben que detrás de esa inmunidad cínica hay una masa blanda y débil, como cualquier tortugas bajo su caparazón.

Querido Saturno: Sigue así, escóndete, haz pausas, llorra, grita, golpea a escondidas. Pero frente al mundo mantente firme e implacable.

Desde joven manejé la analogía de la armadura, que cubre las viejas heridas y previene las nuevas. No es una manera auténtica de vivir, pero es perfecta para esta etapa.

Y no dejes de escribir. Que nos dejarás sin lecturas.

Saludos.

(Me debe una conversación [y otras cosillas más])