Pensaba en la felicidad del gato que se
lame el culo, en mi próxima vida, seré
un gato con botas de grandes
aspiraciones.
Me levanté del sillón sobre el cual dormí un rato, medio dolorido y con el cuello en una posición chistosa. Caminé hacia la calle, me entraron ganas de retozar con el viento ¿por qué no?, después de todo no se veía ningún alma a los alrededores y no le hacía mal a nadie si era feliz por algunos minutos.
Jamás pensé que aquello se transformaría en una experiencia feliz, no me sentía así desde la lluvia de pescado del 94.
Encontré miles de figuras agradables mirando al cielo, un par de mariposas llamaron mi atención, no tardé en perseguirlas.
No había notado lo ágil que me había vuelto, quizás tengo que salir más seguido. Saltaba y la brisa acariciaba mi rostro.
Ningún otro ser puede alcanzarme, mi cuerpo se mueve veloz a través de la planicie, estiro cada dedo y me siento muy bien.
Imagino que el resto del mundo debe estar muy lejos. Me gusta cortar el viento y sonreir, me gusta que mi respiración corte el silencio.
Fácil me ha resultado deshacerme de las culpas, adoro el sol, a las plantas, la brisa, el mar, amo mi vida sonriendo.
Encontré algunos árboles, las enormes sombras me protegerán mientras duermo otro poquito. ¡Hasta más tarde!.
Recuerdo cada sonrisa que me regaló esa muchachita que tanto me gusta.
Mi cabeza se siente liviana, libre de toda preocupación. La muchachita que me gusta acaricia mi panza, luego mi cabeza, se siente muy rico. Intento tocarla con mis manos, pero no puedo estirar muchos mis dedos, abro mis ojos y veo que mis manos son pequeñas, peludas y tengo unas uñas bastante afiladas. Por fin soy un gato ¡me saqué la loteria!.
Suena cada vez más fuerte Valse Romantique,
parece que es el jodido despertador ¡maldita sea!
¿cuando será el día en que mi sueño no sea un sueño?,
me gustaría que esa muchachita que
me gusta tanto acaricie mi cabeza.
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