Mientras hablaba por teléfono
celular, me encontré mirando un montón de ropa desperdigada por la acera y el
borde de la calle; me emocioné tanto que le dije a mi interlocutor lo que
había encontrado. Me acerqué curiosa, había muchos calcetines hermanados hechos
bola, bufandas, pañuelos, pantalones, blusas, vestidos ¡oh! maravillosas cosas
perdidas. Me quedé embelesada mirando, seleccionando, manoseando todo lo que
llamaba mi atención. ¿Por qué estaba todo así? parecía que un automóvil había
chocado haciendo estallar los sacos con ropa, dejándola esparcida en un perímetro
circular. ¿Alguien había puesto una bomba de aire dentro del saco? ¿estalló
desde dentro dejando todo tirado? Mis pensamientos se interrumpieron por
un par de mujeres con demasiado maquillaje, ellas iban a beber, estoy segura.
Pasaron, me vieron, se burlaron “¿te parece si vemos si algo nos sirve?” se
fueron riendo. A mí no me dio vergüenza, no me sentía mal; siempre me detengo
con curiosidad frente a las cosas que alguien más ha olvidado.
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