Antes de leer alguna entrada de "Cierto personaje acusado de alta traición":

22 de noviembre de 2010

Los ojos tristes de mis compañeras de cama IV

[IV, primera parte]

Al día siguiente regresé a la casa de la muchacha, el cuadro seguía allí, pero tenía una tarjeta diferente a la que yo había dejado. Me acerqué curiosa de lo que podía decir aquella linda misiva color rosa. ¡Te pillé! -saltó desde la puerta principal gritando-, yo di unos pasos atrás, me sentí mal por algunos momentos, mareada, extraña- ¡Yo también te amo! -seguía gritando la muchacha-, la besé para que se callara de una buena vez, rápida como una gata cazando me arrastró hasta su habitación. El techo era azul, las paredes eran azules, todas las repisas estaban sobrecargadas con figuras de acción, pequeños torsos desnudos de muñequitos musculosos, hombrecitos con bigotes, hombrecitos con peinados extravagantes, hombrecitos calvos; ¿qué hacía en la habitación de una chiquilla así?. Cuando me di cuenta ella estaba desnuda, no pude evitar mirar su entrepierna y el brillante caminillo que se extendía rapidamente por el canal que formaban sus piernas juntas. Gemía mientras estaba allí parada, yo comencé a asustarme y retrocedí hasta que mis piernas se doblaron cuando se toparon con el borde de la cama. Inevitablemente acabé recostado sobre la cama de la chiquilla y se lanzó sobre mi cuerpo y tiraba de mis pantalones. -¿Eres mujer?- esas palabras salieron entrecortada de su boca pintada de rosa, luego de un largo silencio agarró unas zapatillas que tenía cerca y comenzó a golpearme ¡por qué no puede enamorarse de mí un tipo como el Capitán Murciélago o El Santo Luchador?… salí corriendo. Jamás volví a entrar en la biblioteca de la ciudad, todavía me dan miedo las figuritas de acción, más si están en la repisa de una muchacha linda.

1 comentario:

Virgilio dijo...

Este relato tiene un efecto muy extraño, a través que va narrando la historia uno se siente cómplice de los personajes, de sus motivaciones, sus “trastornos sicológicos”. ¿Por qué su habitación es azul? ¿El fetichismo es normal? Para estas dos preguntas hay que recordar las palabras de dos poetas, en la primera de Neruda y en la segunda de Bolaño. Una buena creación de este nuevo personaje, un sujeto digno de ejemplo de un libro de psiquiatría. Pero como siempre en estos relatos voy a presentar mi parte favorita. En la mayoría cosas que espero que la escritora de este blog no haya previsto. Me remonto a la parte que es:

“El techo era azul, las paredes eran azules”

Muy particular con el final de este relato en dos partes, que por cierto está muy bien dividido. La parte es que dice que jamás volvió a la biblioteca, para eso sólo hay que recordar la famosa frase de Borges:

“Siempre imaginé que el Paraíso sería algún tipo de biblioteca”

Fuente de conocimiento absoluto, que se puede comparar con el paraíso o cielo del mundo occidental, en su aspecto más puro es azul. Y compararlo con la habitación azul (el cielo) con gente muerta (los muñecos) forma un interesante efecto que puede ser muy rico en análisis de personajes. Como en la máxima obra de Bataille CIELO AZUL.