Antes de leer alguna entrada de "Cierto personaje acusado de alta traición":

19 de noviembre de 2010

Los ojos tristes de mis compañeras de cama IV

En abril comenzó a soplar ese viento frío característico del desierto, con él se reavivaron mis ganas de encontrar el amor. Si en las calles se encontraban muchachas lindas con chaquetas largas y bufandas moteadas, en los lugares cerrados podía encontrar a mis queridas nenas con mucho menos ropa. Comencé por el cine, caminé por lo cafés, recorrí las galerías y terminé por encontrar un lugar perfecto en la biblioteca de la ciudad. Una muchacha delgada y de baja estatura miraba algunos cuadros que estaban apilados en la parte baja de una estantería, sus manos acariciaban el vidrio que cubría la imagen de un soldado de rostro manchado de hollín.
La vi salir de la biblioteca y la seguí hasta su casa. Al día siguiente regresé a la biblioteca y robé el cuadro del soldado. Salí corriendo de la biblioteca, algunas encargadas gritaban. Llegué a la casa de la muchacha y dejé el cuadro en su puerta -te amo, robé esto para ti- decía la tarjeta que acompañaba el presente.

[Continuará]

1 comentario:

Virgilio dijo...

Es especial que el personaje busque el amor por el ambiente en el texto (el frío) ¿Por qué buscar el amor en la primavera o en los días soleados? ¿Es acaso que la voluntad para formar estímulos no sirve? Es que todo parece desparecer cuando el terreno esta desierto, eso es quedarse con la primera imagen del cuadro ¿Pero en donde NO esta la primera imagen? el texto dice que En los lugares cerrados, como una rama de un árbol encerrado por las hojas, ya lo decía Rainer María Von Rilke en su poema ABRIL: “Ya se veía el día entre las ramas, qué vacío estaba/ pero tras largas y lluviosas tardes/ llegan las doradas,/ horas nuevas.” Para encontrar la luz hay que también pasar por la oscuridad.
Para terminar dejare el poema THE END de Panero que lo encuentro perfecto para este tema:

"He fumado mi vida y del incendio
sorpresivo quedan
en mi memoria las ridículas colillas:
seres que no me vieron, mujeres como vaho,
humo en las bocas, y silencio
por doquier, como un sudario
para lo que no quise ser, y fue
como vapor o estela sobre las olas ociosas, niños con marinera
que en la escuela aprendieron el Error.
No había nadie en aquel pozo, estaba
vacía la cárcel, pienso cuando
abriendo al fin la puerta, y descorriendo
por fin el cerrojo que me unía
inútilmente a las águilas, y me hacía
amar las islas y adorar la nada,
descubro
banal, y sonriéndome, la luz."