Antes de leer alguna entrada de "Cierto personaje acusado de alta traición":

3 de abril de 2010

El dilema del erizo

[Por el 2005]

Cuando aquel sujeto apareció sentí que mis piernas temblaban. Sentarme tres años seguidos a su lado dejó una profunda marca en mí. Pretendí acercarme, pero ya otra chiquilla tenía su atención, ella hablaba y sonreía, además guardaba celosamente el cuerpo de mi amigo entre sus brazos. En aquel momento pensé que los tres años que me senté a su lado se esfumaban en mi memoria, mi cuerpo se tensó ante esa revelación. Esas millones de horas de mutua compañía eran nada frente al abrazo de una chiquilla delgada y de insinuantes curvas, de sonrisa cálida y cautivadora, de cabellos largos y actitud cándida. Me acerqué temerosa, con el corazón latiendo fuerte ¿se acordaba de mí? ¿podriamos conversar como amigos?, las dudas se disiparon cuando escuché su voz, ¿y tú no saludas? -me dijo-, yo apun temblaba y solo atiné a levantar la mano a modo de saludo. Cuando todo aquello pasó me quedó un sabor amargo en la boca, mis ojos eran espejos turbios. Y hasta hoy me siento así, como aquella vez que no pude abrazar a un amigo que compartió conmigo tres de los cuatro años de enseñanza media.

1 comentario:

v.v dijo...

oh

esto me recuerda la historia de mi primer amor en la enseñanza básica.. ahh la prehistoria

Este era un niño, problematico, desordenado y consentido. Por algun misterioso motivo a mi se me hacía la criatura la más hermosa e incomprendida del universo. El primer latido doloroso despues que la radio reloj me despertaba en la mañana era para él. Lo más terrible de todo esto era que se sentaba en el puesto de adelante y yo me sentía invisible.
Pasó un par de años y este niñito porfiado vio pagado su actuar irreverente con una repitencia de curso. Ya no pude disfrutar de su espalda desde ese angulo privilegiado, solo que mis ojos inquisidores lo seguían en el patio, en la calle y en mis sueños.
Uno de los últimos dias de clases en ese colegio estaba la gordita matea (osea yo) eximida de los examenes aburrida en el patio esperando sola y cual sería mi cara de trasero absoluto que se me acercó un niño y me preguntó ¿te pasa algo?. Yo con todo el sueño y el aburrimiento contesté agriamente "no tengo nada . . .". Todos los años de lidiar con cabros molestosos me enseñaron a no parecer vulnerable ni delicada. No me di cuenta en ese momento que quien preguntaba era aquel niño de cabello castaño adorablemene desarreglado hacia un lado y unos ojitos azules cristalinos que necesitaban esas pestañas oscuras que le servían como viseras. Si, era mi primer amor. Fue la última conversación que tuvimos. Creo que la más larga.


Fin


jajajajjajaja

sorry!!! me inspiré! eso me causan tus entradas, me hacen recordar y me dejan ganas de replicar con lo que me haces evocar....

besos!