No me quejo de mi familia, de hecho me fascina cada uno de sus integrantes y no tengo conflictos insalvables con alguno de ellos. Lo que me lleva a escribir esta entrada son recuerdos que se me vinieron a la mente mientras conversaba con un amigo. Tengo bastantes recuerdos de mis comienzos en la vida universitaria, la mayoría de ellos asociados a nuevas amistades, algunas "voladas", alucinaciones varias y "esas" cosas, o jojo.
[Nota: dejé esta entrada a medias y cuando la completaba, se me olvidó. Por eso cambio el tema].
Cuek. Estoy en Calama luego de algunos días de celebración -muy de bajo perfil- de mi cumpleaños, disfrutando del libro que me regaló mi hermano, con el sabor de bocaditos de cebolla, miel y mostaza en la boca, extrañando a Birdo y a Yoshi, quiero decir que a pesar de no recibir saludos "externos", me siento feliz por alguna razón ajena a mi comprensión, me molesta de cierto modo, pero lo estoy disfrutando mucho.
Mañana será otro día y los gatos maullarán a la luna, cada estrella seguirá allá arriba y terminaré de adorar a Zaphod por ser un aliénigena de pensamientos curiosos y discontinuos.
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