Antes de leer alguna entrada de "Cierto personaje acusado de alta traición":

2 de noviembre de 2014

Nuevas aventuras en la Laguna de Pía



*Relacionado con entrevista a Claudia Hernández*

            Nos juntamos para apoyar a Geko (un dibujante autodidacta), nos reune la idea de entrevistar a Claudia, una mujer considerada por nosotros interesante. Voy con mi hermana, pienso que es importante que ella tenga la oportunidad de escuchar cómo se lleva otro tipo de vida, una ocupación independiente, poco común entre los adultos que ella conoce; Claudia es actriz, dramaturga, directora de teatro y poeta. Ya estamos ahí, nos sentamos cerca de ella mientras responde las preguntas, para mí fue interesante escucharla sin apuros, diciendo todo lo que tenía que decir. Yo iba de “apoyo”, digamos “oyente”; quedé muy satisfecha con todo, aprendí muchas cosas de esa mujer que a menudo saludo, pero que no conocía. De ahí, tomamos unas cámaras de neumáticos y fuimos a inflarlas en la bomba bencinera, caminamos mucho, un niñito en bicicleta nos regaló una tapita para que no escapara el aire de la cámara. De regreso fuimos caminando por las vías del tren que unen el camino del puente Libertador con el camino del puente Zorrilla. De ahí a la estatua de “La Flor de Gabriela”. Bajar hasta el lago. Yo me tiré de inmediato, me encantó el lugar, es hondo y está limpio, oscuro y grande. Mi hermana sabía nadar, se tiró detrás de mí. También Daniel y Geko (había escuchado que era un poco loco, pero no creí que no se tiraría), ninguno sabe nadar. Claudia se subió a la cámara pequeña y remaba con las manos, se fue flotando detrás de una isla de pastos largos en medio del lago. Decidimos seguirla empujado a Geko dentro de la cámara grande. Mi hermana se cansó al asomar de regreso, le dije que se tomara de mi cuello, se cargó tanto que comencé a hundirme. Yo fumo y mucho, a pesar de eso tengo mayor resistencia al agua que mi hermana, no me cansé en todo el rato, incluso empujé a Geko hasta el lugar donde comenzamos la aventura. Me reí mucho, en serio, me encantó compartir ese momento con personas que jamás había visto divertirse en un lugar como ese. Mi madrecita comenzó a llamar “¿ya vienen de regreso?” caminamos hasta la casa, de camino nos invitaron un completo. Llegamos cuando oscurecía, mi madrecita tenía sobre la mesa un montón de panqueques, mi padre estaba enojado. Yo no podía dejar de reír en mi interior, mis padres creen que uno es totalmente dependiente de ellos, que no podemos ir a ningún lado más interesante que al que ellos nos llevan. Comí un montón de panqueques, me gusta ir a la Laguna de Pía.