Antes de leer alguna entrada de "Cierto personaje acusado de alta traición":

29 de diciembre de 2010

De conversaciones inconclusas [XII]

Miradas al futuro… leo y escribo, me quedo en silencio, tengo la seguridad de que todo está revuelto, todo está hecho pedazos por alguna razón. Hablo del vodka que jamás tocó mis labios tristes, hablo de huevos que no alcancé a cocinar, de las cosas que veo en el cielo y que se están cayendo, que están azotándose contra el suelo a mi alrededor. Conversación inconclusa, eternamente volviéndose sobre sí misma, devorándose ¿quién acabará todo esto?.

De amor y paranoias [XVIII]

Me senté sobre la lavadora como solía hacerlo, me embriagué sola como solía hacerlo, se solucionó mi rabia y mi pena. No estoy segura de por qué las cosas se han salido de ¿control?, quizás son predicciones que no se han cumplido y me ponen nerviosa, es como caminar sobre gelatina a medio cuajar, te hundes a veces, pero puedes salir a la superficie luchando un poco. Dices cosas y me pregunto si los columpios no extrañarán mi risa en las noches, estoy llorando en silencio y parece no importar a nadie, soy algo inútil y me caigo seguido, tengo problemas cuando quiero caminar sola.

28 de diciembre de 2010

No hables de huevos, no hables de vodka.

Comí los huevos revueltos que yo preparé, bebí vodka con tónica que yo preparé. Me hablaba de beber constantemente, de tomar y tomar, de embriagarse, reclamaba por mezclar las cosas, por despedazar sus noches de alcohol. Me hablaba de huevos revueltos de buen sabor, de pan, de comida, de perder el tiempo sobre una cama que no era suya. Me hablaban el uno del otro -todo el tiempo- a pesar de no querer saber del otro.

[Original: 2008]

12 de diciembre de 2010

De conversaciones inconclusas [XI]

La promesa de correspondencia, mirar a través de una fotografía lo que ve alguien demasiado lejos. Cielos inmensos que no se pueden fotografiar, jardines de flores marchitas por todos lados y aquí no existen los bosques de eucalipto. ¿Sobre qué hablaremos cuando me veas con el cabello más largo? ¿a qué lugar iremos si mis ojos están un poco apagados y no puedo ver las cosas que me muestras?.

De amor y paranoias [XVII]

El color gris del cielo parecía brillante y claro, tanto ayer como hoy. Las conversaciones son inútiles, son innecesarias. En mi hogar el rojo y el verde estaban por todas partes, afuera el gris, dentro de mí un blanco sucio…
Lejos del lugar en donde te sientes cómodo no se pueden hacer muchas cosas. Las últimas veces que sentí un roce cálido no estaba consciente de que sería la última vez ¿qué te dice eso? ¿qué dirá el silencio que se cuele entre mi piel y mi ropa?.

11 de diciembre de 2010

Los ojos tristes de mis compañeras de cama V

El invierno hacía estragos en el desierto, temperaturas bajo cero amenazaban con asesinar a unas cuantas aves y mi único consuelo por las noches era abrazar a una muñeca -Tamy: chica de plástico que sacaron del mercado por sus monstruosos pechos-. Viviendo en un desierto los días parecen ser iguales, trescientos sesenta y cuatro días del año despejados, tormentas de tierra y muchachas hermosas despreciándome día a día.
Me levanté y decidí dejar que las cosas siguieran su curso, yo no intervendría persiguiendo muchachas bajo el sol o robando en bibliotecas para satisfacerlas. Mi primer paso para dejar de pensar en mujeres era dejar de verlas y ¡bingo!, solamente debía dormirme en algún lugar y dejar de ver a las muchachas que caminaban sin detenerse.
El primer día me dormí y desperté unas cuantas horas después,  algo estaba respirando muy cerca de mi nariz, me levanté rapidamente y dejé a aquello durmiendo allí.
Al día siguiente me dormí en el mismo lugar y desperté con aquello mirándome fijamente, el miedo corría a través de mi cuerpo y no pude moverme, aquello se levantó y salió corriendo.
Eso sí era un ser humano, pude ver sus piernas sostenerlo y sus brazos balancearse para tomar velocidad en la huida, pero no había en eso rasgos femeninos ni masculinos, simplemente escapó de mí porque le miré con miedo.
Algunos días después, sin miedo ni motivos, regresé a dormir al mismo lugar. Al despertar no había nadie a mi lado. Ni el día siguiente, ni en los días de los meses que siguieron ¿acaso eso se convertiría en otra obsesión?.