Antes de leer alguna entrada de "Cierto personaje acusado de alta traición":

31 de agosto de 2010

De amor y paranoias [IX]

Caminé a paso ligero sobre las calles, empuñé mis manos alrededor de los cascabeles que cuelgan de mi mochila porque quería escuchar los pasos del muchachito que a ratos caminaba más cerca ¿quién de los dos escapaba? ¿a qué lugar?. Había pétalos de rosa en mi camino, recogí uno y lo llevé cuidadosamente entre mis dedos, lo acaricié hasta que ya no lo sentí como algo ajeno a mi cuerpo. Las estatuas jamás me habían parecido solitarias, solo en aquel momento que cada una de ellas me dedicaba una mirada melancólica; todas observaban también al muchachito de mirada decidida, esas bellas mujeres le regalaban su bendición. En una calle solitaria y medio iluminada me detuve a recuperar el aliento, inspiré profundamente y el muchachito se sentó a mi lado, le regalé el pétalo. Me quité las zapatillas y seguí caminando, no quería seguir a su lado porque acabaría por golpearlo. Caminé tan rápido como me lo permitían mis pies descalzos, subí por el camino de los cantos nocturnos y temí haber perdido al muchachito en alguna calle cuadras atrás. Casi decidí terminar mi loca carrera sola, pero me detuve, lo esperé y tomé su mano; seguimos juntos colina arriba.

De conversaciones inconclusas [II]

Me agrada sentir con mis manos el latido del corazón de otra persona ¿hay forma más directa de saber qué está pasando dentro de un cuerpo humano?, por las noches quiero sentir el palpitar de ese cuerpo sobre mi pecho. Mi mano no es suficiente para contener el pulso que pareciera querer escapar de su cuerpo.

23 de agosto de 2010

Los zapatos de tacón de mi madre [III]

Mi madre es una mujer complaciente, agradable con todos. Tiene mil amigos y muchas otras personas a su alrededor. Su familia la quiere mucho. Es un modelo perfecto de la madre abnegada. Ha cuidado a todos sus hijos y lo seguirá haciendo.
La única influencia femenina importante que he tenido es la de mi madre y eso se nota cuando abro mi mochila para sacar comida, cuando reparo la ropa que he descosido, cuando hago peluches, me encargo de las plantas, cocino y sufro cuando alguien me hiere. A la edad de veintidós años comencé a sentir que mi cuerpo se transformaba en algo “más bonito”, y no era una mariposa de gracia inocente, ni un pajarillo de cuerpo estilizado, una flor que despierta para saludar al sol o un adorable animalito de peluche… yo me convertí en una gata. ¿Gata?, cuando me di cuenta ya tenía cascabeles colgando de todos lados, mis ojos verdes ya podían ver de frente al mundo, me movía con pasos seguros en esta tierra, un poco caprichosa, un poco malvada. ¡Soy una mujer que se identifica como tal!.

[¡Continuará!]

17 de agosto de 2010

De conversaciones inconclusas [I]

Si te pregunto es por algo, si te escribo es por algo, si espero tu respuesta es por algo ¡no importa que yo “haga lo mismo”, quiero saber por qué lo haces tú!. Quizás ya te lo dije ¡eres un estimulante adictivo!, dejé de creer que me encontraría con alguien que me provocara de esa manera, y va más allá de agradar, de considerarte alguien importante, influyente, motivador, excitante [imagíname gritando como nena en concierto]. ¿Por qué nos “topamos” ahora? ¿por qué no antes o en otras circunstancias?. Mi cabeza todavía flota por ahí, por allá, colina arriba, en el frío ¡todavía intento atrapar esa mariposa!. Mis pensamientos no son muy útiles, no sirvo más que para “dar lata”… ¿o no? -¿qué me dices tú?-. Me descubro hablando más de lo que acostumbro y cada día con cada palabra vuelvo a conocerte, con cada conversación me acerco a alguna clase de “iluminación”, la cosas que existen allá afuera me parecen amenazantes y aún un poco asustada estoy recorriendo ese camino, te escucho e imagino esas cosas que te esfuerzas en hacerme entender ¡no quiero pelear!, quiero escucharte y saber más de todo.

9 de agosto de 2010

Sauce llorón.

Cuando te dicen “sauce llorón” ¿qué es lo primero que se te viene a la mente? yo digo que a todos se les viene a la cabeza alguna cosas triste, quizás alguna tragedia o algo “malo” por el estilo. Nadie se ha equivocado, efectivamente un árbol con ese nombre no puede evocar más que pensamientos tristes, la melancolía. Las cosas melancólicas tienen algo bello, como por ejemplo un verde lustroso en sus hojas… el sauce siente cada lágrima que las personas derraman bajo su sombra ¡y no es casualidad!, por algo vas a llorar bajo un sauce llorón. Caprichoso y honesto, no tiene que aparentar ser otro árbol, él tiene un valor especial. No puedes vivir bajo un sauce llorón, pero quizás puedas vivir a su lado. Exige que lo quieras, sufre con el amor. El sauce llorón miente, el sauce siempre tiene algo que decir. ¿De qué estoy hablando?… buenas noches querido muchacho.

6 de agosto de 2010

De amor y paranoias [VIII]

No tienes motivos para escapar así, lo sabes. Yo sé cómo detenerte, pero elegí no hacerlo, si te detengo no sabré qué decirte luego ¿haz lo que desees? ¿por favor hazlo? ¿no escapes de mí? ¿qué quieres hacer? ¡vamos, sabes que no soy así!… y las preguntas se agolpan en mi mente, sigo confundida; si a ambos nos gusta ¿por qué decides detenerte y huir?. No pienses ¡hazlo!, los impulsos se presentan por algo, las cosas están allí con un motivo, los deseos se sienten porque deben ser atendidos. La sangre me hierve a veces porque decido guardar silencio viendo que caminas calle abajo a paso veloz ¡¿qué piensas mientras el viento desordena tu cabello en plena huida?!. Mi ojos perdieron la visión de tu cuerpo y mi mente se resignó a aceptar esa imagen como la última de ti ese día. Lo único que tengo de ti es ese olor que llevo en el pecho; sabes que el tacto de las caricias se borra pronto, pero el olor nunca se va ¡jamás dejará mi cuerpo! ¡jamás se borrarán las marcas!.

De amor y paranoias [VII]

Una flor amarilla y otra roja, el pasto medio húmedo -una vez más-, el sol molestando como siempre, el aire que pasa rápido acariciando la piel que queda expuesta. Mis ojos permanecen cerrados la mayor parte del tiempo, temo perderme en esa otra mirada llena de… ¿qué es lo que tiene esa mirada?. Le miro, nos devolvemos esas miradas llenas de curiosidad, observamos nuestras manos mantener una posición por demasiado tiempo, no tengo que pensarlo ¡todos aquellos gestos están grabados en mi piel!. Caricias que jamás pensé me gustarían están en cada centímetro de mi pecho, cada gota de aquel brebaje está ahora en mi boca, el olor de su cabello ¡todo aquello! ¡todo eso! ¡ahora!.

3 de agosto de 2010

Los zapatos de tacón de mi madre [II]

¿Quién me enseñará a ser mujer? ¿es mi madre un modelo a seguir?, no me lo había preguntado hasta que me identifiqué a mí misma como una mujer; en aquellos tiempos mis compañeras de curso se veían más atractivas porque sus cuerpos se estaban desarrollando y yo era un “niñito” más, tenía el cabello muy corto, no usaba aros, era gordita, descuidada y mi ropa siempre era de una talla más grande. Me vi como mujer porque, a pesar de mi apariencia, sentí en la piel la incomodidad de usar sostén y estaba lidiando con mis primeros periodos menstruales, me sentía horrible por aquellas cosas que llegan y se instalan en tu vida porque sí.
Aceptar que eres mujer y aprender a ser una, ser toda una mujer y descubrir que eres atractiva -¡me golpean los descubrimientos ultimamente!-.
Sé bien que todas estas cosas pasan, pero sentí que además de pasar, me atropellaron y me dejaron gravemente herida; nunca superé ese asuntillo con el cuerpo que tenía en ese entonces. Por ese asuntillo y varios más, acabé adoptando a mi madre como modelo. Yo era una jovencita desaliñada, mi madre era toda una mujer ¡un excelente modelo de mujer!.

[¡Continuará!]