Antes de leer alguna entrada de "Cierto personaje acusado de alta traición":

19 de septiembre de 2008

No se aprende si sigues metiendo la pata.

-Aún me da mucha rabia pensar en "la rubia", ya sé que no es motivo para escribirle de vez en cuando, pero no tengo otro tema por el momento.
-¿Que acaso no eran amigas? si, pero hay algo extraño en todo eso.

El asunto es que soñé con ella, regresaba a su vida de estudiante. Yo la divisaba a lo lejos, ella también me vió. Pasamos muy cerca, nos vimos y nos ignoramos. ¿Qué quiere decir eso?. Recuerdo haberme sentido nerviosa en el sueño, como un sentimiento molesto.

Ya que muy poca gente se pasea por aquí, esto lo escribo pensando en que nunca lo leerá la destinataria:
Rubia, a pesar del tiempo y todo, todavía te extraño (no siempre, pero a menudo me acuerdo de ti). Aunque nunca contestes mi último mail, no quiero que pienses que es una especie de acoso o algo por el estilo, eres mi amiga (te guste o no) y, en serio, es preocupación. Me resulta confuso que de un día a otro todo se transforme, te confiaba mis "idas de olla" y ahora no tengo mucha gente con quien expresarme abiertamente. Resulta que en vez de desahogarme, me ahogo.
Por ahora te odio, pero sigues siendo alguien especial para mi.

14 de septiembre de 2008

¿Segunda parte?.

Me hubiera gustado ser una persona buena, que se desvive por alguna causa justa, que lucha por lo que quiere y que responde a "muchacha linda". Nooo, se equivocaron en algún punto de mi existencia y me tienen de "aspirante a escritora", eternamente frustrada e inventando la continuación de mi vida en el cuerpo de Saturno.
¡¡¡Hasta la próxima volada bloguera!!!.

Sacrificando la pobre visión de la realidad.

Uhhh, Saturno no debe representarse a si mismo en el teatro de la vida.
Apenas pasados unos minutos del día viernes me tenías levantando un par de vasos plásticos con cerveza, se me fue la mano (como siempre), se me pasó sin mayores sobresaltos (como siempre) y me siento solo (como siempre).

9 de septiembre de 2008

Me siento extraña y la cabeza no para de doler...

Al llegar a casa, sentí que el peso de la conversación me había aplastado.
Me duele la cabeza, no sé bien si es por la falta de sueño (que ya es algo común) o si de verdad me afecta que el Sr. Suso ande en problemas.
Me deja molesta el saber que siente culpa y le afecta bastante, me siento rara por haber escuchado su "asunto" (hace mucho tiempo que nadie era así de sincero conmigo).
Otra cosa extraña fue hablarle en tono neutro y regalarle una mini-charla-ultra-objetiva sobre lo que yo pienso acerca de su "asunto".
Me encanta decir "te lo dije", hace que me sienta segura de ir por el buen camino. Aunque esta vez quedé con cierta desazón, no tengo la respuesta a esta mezcla de ¿sentimientos?, el dolorcillo no me deja pensar muy bien y deseo dormir más que nada en el mundo.
Uhhhh, para el Sr. Suso (yo sé que ni en un millón de años va a leer esto), sabes que para bien o para mal, para escuchar o beber, voy a estar ahí.